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Las primarias abiertas de Podemos, una "trampa" para Yolanda Díaz
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La pugna por liderar la izquierda

Las primarias abiertas de Podemos, una "trampa" para Yolanda Díaz

Desde el inicio de 2014, Pablo Iglesias ha desafiado a IU o a Mónica García a celebrar primarias conjuntas, pero nunca se han celebrado. Exdirigentes explican algunas de las artimañas usadas en estos procesos

Foto: Pablo Iglesias y Yolanda Díaz, en el traspaso de carteras. (EFE/Mariscal)
Pablo Iglesias y Yolanda Díaz, en el traspaso de carteras. (EFE/Mariscal)

Podemos reclamó a IU celebrar primarias abiertas en 2014, se las pidió a Mónica García en 2021 y hoy exige lo propio a Yolanda Díaz para concretar una candidatura común de cara a las próximas elecciones generales. "En un momento en el que es tan importante que vayamos juntos, hay que dar la palabra a la gente de verdad", reclamó el pasado domingo el exsecretario general del partido, Pablo Iglesias. "Hay muchísimas formaciones políticas que nunca se van a poner de acuerdo en lo que pesa cada una", apostilló. El jueves, la secretaria de Organización de Podemos, Lilith Verstrynge, replicó este diagnóstico: "Cuando el peso de una formación, de un líder o de un candidato está en duda, tenemos la mala costumbre de organizar primarias". La formación morada, de nuevo, trata de hacer valer su "peso" político, mientras aboga por celebrar primarias conjuntas con otras fuerzas políticas.

Lo que ambos obviaron es que, en sus 9 años de historia, el partido morado nunca ha aplicado este sistema para diseñar las listas en sus alianzas con otros partidos. Lleva pactando con IU desde 2016, pero en las sucesivas citas electorales nunca han hecho primarias conjuntas, ni siquiera de cara a las elecciones del 28-M. Cada formación celebró sus propios procesos y después pactaron los puestos en las listas, justo la fórmula de la que ahora reniegan. Si ahora quieren hacerlo, explican desde distintas formaciones llamadas a integrarse en Sumar, es porque es la única baza que les queda para copar buena parte de los puestos en las listas electorales. "Es una trampa", sostienen. La vicepresidenta segunda, que fue designada a dedo por Iglesias, no se ha opuesto a las primarias, pero el problema está en los detalles, y solo definir las reglas de juego ya se anticipa como un problema. "Las primarias las carga el diablo", afirma un exdirigente morado.

Foto: Irene Montero y Yolanda Díaz ayer durante la sesión plenaria en el Congreso de los Diputados para reformar la ley del solo sí es sí. (Europa Press/Ricardo Rubio)

Díaz no cuenta con el aparato de partido del que aún dispone Podemos (ni siquiera reconoce ser candidata), su potencial militancia no está organizada y los propios votantes de izquierdas están desmovilizados. Difícilmente correrán en masa a inscribirse para participar en primarias, pero los que son fieles al partido morado sí harán valer su fuerza. La dirección de Ione Belarra tiene herramientas para llamarles a participar y Díaz no cuenta con estructura orgánica. "Es el abrazo del oso", abundan.

Media docena de exdirigentes de peso en Podemos explican que factores como la circunscripción, el censo a emplear —también cuándo cerrarlo—, el sistema de conteo y hasta el diseño de la papeleta son claves para partir con una clara ventaja. La historia de Podemos está salpicada de batallas a cuenta de las primarias a la interna, en los procesos orgánicos o para diseñar listas. También de casos en los que la dirección de Iglesias se sirvió de todos los recursos disponibles para defender los reglamentos que ellos mismos diseñaron, a su medida, o para promocionar a sus candidatos. "No se puede ser juez y parte", critican, y esto es justo lo que se ha hecho en todos los procesos internos en Podemos, afirman. El mero hecho de denominar a una candidatura "lista de Pablo Iglesias", recuerdan, ya garantizaba un número importante de votos en una fuerza marcada por el hiperliderazgo del exsecretario general, que hoy sigue gozando de un gran predicamento.

Foto: Yolanda Díaz e Irene Montero. Al fondo, Enrique Santiago. (EFE/Kiko Huesca)

En enero, Izquierda Unida también reclamó a la vicepresidenta segunda la celebración de primarias abiertas. Es una fórmula que también han reivindicado ante Podemos desde que empezaron a concurrir juntos, sin éxito. El diagnóstico entre las filas moradas es que, si IU ha permitido este sistema, es porque salían beneficiados de ese reparto; no tiene el músculo militante de los morados, y hasta el reparto para las municipales y autonómicas se ha negociado a nivel político, puesto a puesto. "Si no ha sido posible concretar estas primarias abiertas conjuntas en anteriores citas electorales, no ha sido, desde luego, por la oposición de IU", afirman desde la dirección de la coalición de izquierdas.

Por otra parte, la sintonía entre Yolanda Díaz y la formación de Alberto Garzón es incomparable con la relación de tensión que impregna su día a día con el partido de Belarra. La disputa está con Podemos, una organización en la que hubo que celebrar primarias hasta para fijar el modelo de primarias a implementar en Vistalegre II, el segundo congreso, en el que quedó visiblemente fracturado en tres partes. La idea que sugieren los morados es que, entre tantos actores con una relación muy dispar de fuerzas, o se aplica un mecanismo de primarias o difícilmente podrán hacer valer que ellos son la fuerza que ha contado con más votos en anteriores citas electorales.

El desafío a IU y Mónica García

"En un momento en el que es tan importante que vayamos juntos, hay que dar la palabra a la gente de verdad". La frase de Iglesias en marzo de 2023, ya fuera de la secretaría general del partido, guardaba varias similitudes con otra pronunciada nueve años atrás. "Con el candidato o candidata que designara IU, si en un proceso participativo abierto a la ciudadanía esa persona tuviera más apoyos que yo, me retiraré y me pondré detrás de esa persona, a sus órdenes. Creo que en este momento, lo que toca hacer, es dar la palabra a la gente", aseguró Iglesias en enero de 2014, durante la presentación del manifiesto fundacional de Podemos.

Ni siquiera existía como partido, pero su entonces líder —al que nadie había refrendado en ningún proceso interno, porque no tenían siquiera organización—, decidió desafiar a una formación histórica como IU a competir por liderar una hipotética lista conjunta de cara a las elecciones europeas. Los mismos comicios en los que el peso de Anticapitalistas logró situar como número dos al Europarlamento, tras Iglesias, a una Teresa Rodríguez que poco después se convertiría en su némesis. Iglesias era el líder indiscutible, su cara estaba impresa en la papeleta, pero la militancia de Anticapitalistas aupó a Rodríguez. Poco después llegarían las listas plancha, un sistema por el que los militantes podían escoger a todos los candidatos de una candidatura pinchando un único botón. Un escenario que, de nuevo, permitió a Iglesias barrer a cualquier oponente. El sistema posibilitaba que, con un 51% de los votos, un candidato pudiera hacerse con todos los asientos de una dirección territorial.

Foto: Ione Belarra y Pablo Iglesias, en la clausura de la Universidad de Otoño, hace un año. (EFE/Chema Moya)

Íñigo Errejón, hoy proscrito y entonces número dos, se benefició de este sistema mientras concurría de la mano de Iglesias, hasta que en 2016 empezaron a aflorar las diferencias. Pablo Echenique, primero crítico y después integrante del núcleo duro de Iglesias, diseñó unas reglas de juego para el congreso de la ruptura, al arranque de 2017, que hubo que votar. Más de 90.000 personas participaron en una votación sobre cómo votar en primarias, y por un margen de 2.400 apoyos se impuso el modelo de Echenique (desBorda). El sistema escogido premió a pablistas y errejonistas, y permitió a Iglesias hacerse con el 59,6% de los puestos en la cúpula, garantizándose el control total, aunque logró el 50,5% de los puntos. Anticapitalistas logró un 13% de ellos, pero solo el 3% de representantes de la dirección. "Quien hizo la ley hizo la trampa", sostiene un exdirigente crítico.

Al arranque de 2021, cuando acababa de tomar el camino que desembocaría en su salida de la política, el ya entonces exvicepresidente segundo repitió el desafío de las primarias, esta vez a Mónica García, líder de Más Madrid y muy por encima en expectativas de voto. "Estoy dispuesto a ir de segundo de Mónica García. Por supuesto. Hagamos unas primarias y yo estaré encantado de ocupar el puesto que decidan los inscritos". Iglesias dejó la vicepresidencia para salvar a su grupo de la desaparición en la Asamblea, y García, hoy líder de la oposición a Ayuso, rechazó esta oferta. El reto perseguía el mismo objetivo, afirman los exdirigentes consultados, que el que hoy plantean a Díaz.

"A Yolanda le interesaría jugar a lo que jugaba Pablo"

Un veterano exdirigente ironiza que, tal y como han girado las tornas, a Díaz "le interesaría jugar a lo que jugaba Pablo" en el primer congreso morado, esto es: a aprovechar su tirón electoral para compensar su escaso poder orgánico. "Yolanda mueve voto, pero la gente está desmovilizada para militar", apuntan.

El caso de Mónica García es paradigmático; goza de foco mediático y las encuestas le auguran un buen escenario, pero no cuenta con la fuerza militante de la que aún goza Podemos. Más Madrid tiene 24 escaños, Unidas Podemos 10, pero apenas 1.700 personas refrendaron a García en sus primarias como candidata, frente a las 6.900 que respaldaron a la candidata de UP, Alejandra Jacinto. "El ciclo de la calle se ha terminado", resume un veterano exdirigente, y difícilmente aumentará la movilización entre los votantes de izquierdas en los meses que quedan hasta las generales.

Foto: Tania González, Carolina Bescansa, Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero, Íñigo Errejón y Luis Alegre. (Reuters/Juan Medina)

La pérdida de fuelle es evidente en la organización morada; de 155.000 participantes en Vistalegre II, en 2017, han pasado a 53.000 en 2021, en el Congreso que llevó a Belarra a la secretaría general. Y aun así, admite un exdiputado morado, tendrán la sartén por el mango si pueden diseñar las bases de las primarias: "Quien tenga más capacidad previa tiene más opciones de enredar".

La mitad de los votantes que optaron por Unidas Podemos en las generales de noviembre de 2019 cree que Díaz es la mejor candidata a La Moncloa. El problema, apunta un exdiputado, es que estar dispuesto a votarla no es lo mismo que tener voluntad de registrarse en un censo y participar. Los morados aprovecharán esta carta para intentar garantizarse una buena representación en las listas, mientras Díaz sigue dilatando los tiempos, y en Podemos consideran que lo hace para desgastarles.

Podemos reclamó a IU celebrar primarias abiertas en 2014, se las pidió a Mónica García en 2021 y hoy exige lo propio a Yolanda Díaz para concretar una candidatura común de cara a las próximas elecciones generales. "En un momento en el que es tan importante que vayamos juntos, hay que dar la palabra a la gente de verdad", reclamó el pasado domingo el exsecretario general del partido, Pablo Iglesias. "Hay muchísimas formaciones políticas que nunca se van a poner de acuerdo en lo que pesa cada una", apostilló. El jueves, la secretaria de Organización de Podemos, Lilith Verstrynge, replicó este diagnóstico: "Cuando el peso de una formación, de un líder o de un candidato está en duda, tenemos la mala costumbre de organizar primarias". La formación morada, de nuevo, trata de hacer valer su "peso" político, mientras aboga por celebrar primarias conjuntas con otras fuerzas políticas.

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