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Díaz exige "una amnistía en la izquierda" y promete la "bancarrota" del PP el 23-J
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Díaz exige "una amnistía en la izquierda" y promete la "bancarrota" del PP el 23-J

La candidata de Sumar, que cierra campaña en Madrid, sostiene que su partido ha venido "para quedarse". Belarra aprovecha el último acto para resucitar el legado de Irene Montero y para presumir de la "responsabilidad histórica" de Podemos

Foto: Yolanda Díaz. (EFE/Villar López)
Yolanda Díaz. (EFE/Villar López)
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Una campaña de menos a más, en las que sus llamadas al voto a Sumar han sido cada vez más insistentes, y en la que Yolanda Díaz ha sacado oxígeno del debate entre candidatos a la Moncloa. La líder de Sumar ha cerrado campaña este viernes junto a las principales dirigentes de su espacio, en Madrid. Ada Colau (comunes), Mónica García (Más Madrid), Ione Belarra (Podemos) y Sira Rego (IU), que tomaba el testigo de su coordinador federal, Alberto Garzón. Los suyos aseguran haber detectado movimientos a su favor en los últimos trackings, y pelean para convencer de que aún tienen opciones de revalidar el Gobierno. "Una semana más de campaña y la derecha pierde de forma contundente", afirman desde el núcleo duro de Sumar.

En el parque Tierno Galván de Madrid, ante más de 6.000 personas, Díaz ha prometido que la suya es la fuerza que puede lograr la "bancarrota" del PP, y ha defendido que conseguirán la "remontada". "Hemos cambiado el guion de la campaña", afirmaba. Minutos antes, la líder de Podemos resucitaba el fantasma de la pelea interna, presumía de los logros de Irene Montero, con la ley del sí es sí incluida. También de la "responsabilidad histórica" de los militantes de Podemos, toda una salva de dardos envenenados, mientras coreaba el "¡Sí se puede!", el grito de guerra del que los morados han hecho gala durante años. Se ganó varias ovaciones, haciendo evidente la tensión latente en la izquierda, que el resto de oradoras intentaban obviar. El acto iba de vender la reconciliación, de cargar contra Alberto Núñez Feijóo y de transmitir ilusión, y a eso se ceñían todas las oradoras (como el único hombre en el escenario, Pablo Bustinduy). Belarra era la única que señalaba el elefante en la habitación.

Foto: Pablo Iglesias y Yolanda Díaz. (EFE/David Fernández)

Es el escenario que Díaz quería evitar. En los últimos días, la líder de Sumar se ha anticipado a las voces que advierten de una nueva pugna a la interna si no salvan los muebles el 23-J. Han acallado las críticas y dejado en segundo plano las tensiones, pero siguen latentes, a la espera de que acabe la campaña. "La izquierda debe darse una amnistía a la izquierda", reclamó el martes, en la Cadena SER, imprimiendo un nuevo giro en sus mensajes. La precampaña arrancó marcada por su goteo de fichajes para tapar la batalla interna por las listas al Congreso de los Diputados.

El siguiente hito, justo antes de comenzar el periodo oficial de campaña, llegó con su intento por vender varias de sus propuestas, para después desembocar en la fase de guerra abierta contra Alberto Núñez Feijóo, evidente durante el pasado fin de semana, y de máxima intensidad en los últimos días. El debate a tres del miércoles sirvió para insuflar algo de esperanza en la izquierda a la izquierda del PSOE, que insiste en pregonar que lo que se elige el domingo es, bien un Gobierno con Díaz, bien un Ejecutivo con Santiago Abascal.

Belarra presume de Montero y de la "responsabilidad histórica" de Podemos ante Díaz

En esta última semana, Díaz ha abierto una nueva fase con mensajes dirigidos a su interna, adelantándose al combate que temen sus propios aliados, con Montero y Podemos como protagonistas, de no lograr un buen resultado el 23-J. "Paremos ya, pensemos un poco en la gente y hagamos la vida más fácil a la gente", reclamó Díaz el martes en Hora Veintipico, de la Cadena SER. Un par de días antes, la candidata trasladaba que Sumar "ha venido para quedarse", y que ella se mantendrá al frente del espacio.

Foto: Yolanda Díaz e Ione Belarra. (EFE/Villar López)

Un aviso para navegantes, tras un arranque con cierto clima de desánimo instalado en su espacio, mientras intentaba movilizar a la izquierda en los últimos compases una campaña que solo le ha permitido coger vuelo esta semana. Díaz reiteró sus llamamientos a votar a Sumar en el debate, casi con urgencia. Independientemente de si gobiernan o no, un buen resultado es clave para facilitar la paz en su espectro político, compuesto por 15 fuerzas con diferencias sustanciales entre sí. El adelanto electoral los obligó a forjar un pacto de mínimos a toda velocidad, pero las heridas entre los partidos que componen la coalición no han cicatrizado. Habrá duros debates a posteriori, pero el escenario será mucho más complejo si fracasan. "Hay que ganar. Luego empieza una pelea dura de ideas en todo el espacio de la izquierda. Pero, para que se pueda dar, no puede gobernar la derecha", reconocen fuentes de Podemos.

Lo que hace escasas semanas se antojaba un escenario negativo, igualar los 35 escaños alcanzados por Unidas Podemos en 2019, hoy supondría salvar los muebles. Y eso sin contar con los dos diputados de Más País y el acta que logró Joan Baldoví por Compromís: lograr 38 escaños se antoja difícil, a tenor de todas las encuestas publicadas hasta la fecha. Por eso, en sus múltiples intervenciones en medios de comunicación estos días, Díaz se ha esmerado por destacar que Sumar es un "movimiento ciudadano" que se estrena en estas elecciones, y que no pueden servir como baremo los resultados alcanzados en un contexto bien distinto.

Más allá de la primera frontera lógica del éxito, lograr reeditar la coalición, y de superar la marca de la coalición comandada por Pablo Iglesias hace casi cuatro años, Sumar insiste en sus mensajes públicos y en sus argumentarios en que cuentan con opciones de situarse como tercera fuerza, superando a Vox. La vicepresidenta segunda pone el parche antes de que haya herida, y anticipa que seguirá "trabajando", ocurra lo que ocurra en las elecciones generales. Asume un marco, el de la posible derrota, vaticinada por los sondeos, mientras intenta convencer de que cuentan con opciones de darle la vuelta a este escenario. Distintos aliados de Sumar reconocen los riesgos, pero sostienen que, si logran movilizar a la izquierda este domingo, tienen opciones de lograr suficientes apoyos para resucitar a la coalición con Pedro Sánchez.

En estas dos semanas, le han perseguido las preguntas sobre el veto a Montero, sobre la desgana o el silencio de algunas de las principales figuras de Podemos, y las ha despejado negando la mayor o saliendo por la tangente. Montero, desaparecida de foco salvo para algunos actos de su ministerio, y para dejarse querer por ERC, no ha pedido públicamente el voto para su coalición, y se mantiene a la espera de lo que ocurra el 23-J para desvelar sus próximos pasos.

Igualdad avisa a Díaz: "No retrocedamos en el feminismo"

Por lo pronto, Sumar había puesto buena parte de sus esperanzas en el debate, y los dirigentes de las fuerzas que vertebran la coalición, de Mónica García a Íñigo Errejón, pasando por la número uno de los comunes al Congreso por Barcelona, Aina Vidal, salieron a jalear el desempeño de Díaz. Ada Colau, líder de los comunes, le agradecía el jueves que defendiera a las mujeres "como nunca", y afirmaba que Díaz puso a Abascal "en su sitio, como una reina. Como Rosalía", afirmaba, en el penúltimo mitin de la vicepresidenta, en Barcelona.

Al otro lado del ring, la ministra de Igualdad rompía su silencio en redes para compartir una de sus propias intervenciones combatiendo los "bulos" contra la ley trans, que ya había publicado en su perfil de Twitter a finales de marzo. Abascal había asegurado que la ley trans tendría impacto en las normas aplicadas en instituciones penitenciarias, y Montero desmentía estas consignas en un vídeo. Díaz no respondió a este dardo del líder de Vox, al que sí confrontó en otras materias, y esto generó un evidente malestar entre los morados.

Ya el jueves, la secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez Pam, reclamaba a Díaz que no permita retrocesos en el feminismo, y le reprochaba que no combatiera las "mentiras" de Abascal. "Estas mentiras deberían haber sido desmentidas con la misma contundencia que se ha hecho con las pensiones y otros asuntos. ¿O es que mentir sobre las vidas de las personas LGTBIQ da igual? No retrocedamos en feminismo. No les regalemos esto", reclamaba la número dos de Montero en un mensaje en Twitter.

Poco después, la dirigente y coportavoz morada Isa Serra, número nueve de Sumar al Congreso y asesora en el ministerio de Montero, aprovechaba la televisión de Pablo Iglesias para rebatir los "bulos" del líder de Vox. Ya en otro de sus programas, Iglesias lanzaba un nuevo dardo tras emitir un fragmento del debate: "Por eso no hay que vetar el feminismo". Los morados dejaban ver su enfado, pero se contenían.

Lo cierto es que estos días Podemos no llega al nivel de ruido a la interna que le ha caracterizado en los últimos meses. Más allá de las cargas de profundidad de Belarra, de los gestos de desgana de algunos de sus dirigentes o de algunos golpes de Iglesias, ni ellos ni el resto de formaciones dejan aflorar públicamente su descontento. Pero nada hace pensar que las condiciones de Díaz para juzgar el desempeño de Sumar, que ha logrado una inusitada unión de 15 partidos de la izquierda, vayan a ser tenidas en cuenta si el resultado no es mínimamente contundente. Que haya "amnistía" dependerá de los resultados, y la candidata a la Moncloa y líder del espacio político lo sabe. Belarra se lo ha recordado a dos horas de que concluyese la campaña.

Una campaña de menos a más, en las que sus llamadas al voto a Sumar han sido cada vez más insistentes, y en la que Yolanda Díaz ha sacado oxígeno del debate entre candidatos a la Moncloa. La líder de Sumar ha cerrado campaña este viernes junto a las principales dirigentes de su espacio, en Madrid. Ada Colau (comunes), Mónica García (Más Madrid), Ione Belarra (Podemos) y Sira Rego (IU), que tomaba el testigo de su coordinador federal, Alberto Garzón. Los suyos aseguran haber detectado movimientos a su favor en los últimos trackings, y pelean para convencer de que aún tienen opciones de revalidar el Gobierno. "Una semana más de campaña y la derecha pierde de forma contundente", afirman desde el núcleo duro de Sumar.

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