Díaz mostró una actitud "agresiva" con Abascal y de "subordinación" con Sánchez

La comunicación no verbal de los candidatos a la presidencia del Gobierno transmite, en ocasiones, más que los propios discursos. El debate a tres entre Pedro Sánchez, Santiago Abascal y Yolanda Díaz incidió en los aspectos que tienen en común los líderes políticos frente a un debate televisado: todos estuvieron un "poco nerviosos". Expertos en comunicación no verbal, consultados por El Confidencial, han analizado los gestos y los movimientos de los aspirantes durante el debate a tres de RTVE.

La señal televisiva del ente público permitió seguir con detalle cada una de las llegadas al plató. Primero apareció Yolanda Díaz. José Luis Martín Ovejero detectó "cierta tensión" en el "rostro" de la candidata de Sumar. Emma Rodero, catedrática de Neurocomunicación, consideró, durante el posado inicial, que la líder del partido mantuvo una posición "muy estática y rígida (piernas juntas y brazos ligeramente por detrás) con un rostro serio y una cara de disgusto frente a los otros dos candidatos que tenían un semblante sonriente (especialmente Sánchez)".

Díaz, en varias ocasiones, interrumpió el discurso de Abascal y se dirigió al líder de Vox con una actitud "agresiva"

Santiago Abascal fue el segundo candidato en pisar la alfombra de Prado del Rey. Su manera de caminar fue "energética, pisaba con fuerza y determinación". Al contrario que Díaz, se mantuvo "sonriente y saludando", aseveró Vanessa Guerra. La llegada del socialista, Pedro Sánchez, fue la más esperada. La actitud, tras el cara a cara con Feijóo, no mejoró antes del debate: "Se le vio verdaderamente tenso y concentrado". Durante el posado, Sánchez orientó su cuerpo a Yolanda Díaz y mantuvo una "postura contraída, con los hombros ligeramente hacia adelante", aseguró la analista Silvia Borrajo. "Se observaron algunos levantamientos de barbilla", añade Borrajo, que "podrían sugerir cierta sensación de rechazo (...). Se pudo sentir incómodo posando". Mejoró después.

Sánchez fue de "más a menos" con el inicio del primer bloque del debate. Empezó "más seguro, confiado, con una gestualidad de manos muy coherente", consideró Ovejero. El papel de Yolanda Díaz fue diferente, marcó terreno desde el inicio del debate. No quería estar cerca del líder de Vox. Una vez en el atril, dirigió su pie izquierdo hacia el lado del candidato del PSOE: "Son deseos de no querer estar ahí o, bien, querer aliarse o dar mucha importancia a otra persona", hizo alusiones hacia Sánchez. Durante el minuto de oro, Sánchez abusó del guion que llevaba escrito: "En muchas ocasiones, tenía que mirar al folio para saber por dónde iba".

Por otro lado, Abascal supo que el debate iba a pasar a ser un dos contra uno. Soportó dos discursos del bloque de la izquierda: el que iba dirigido al PP y a su partido, Vox. Sin embargo, los expertos no vieron en el líder conservador "miradas de huida, de vergüenza" o "deseos" por no querer interpelar con los líderes del PSOE y Sumar. El candidato y presidente de Vox evitó confrontar con Díaz para hacerlo con Sánchez, "obviando en muchas ocasiones" la presencia de la líder de Sumar. Mostró seguridad y dirigió un discurso "expansivo" a su principal competidor de la izquierda, añade Isabel, profesora del Máster en Comunicación No verbal y Habilidades Directivas de la Universidad Europea de Miguel de Cervantes.

Yolanda Díaz fue la candidata más insegura

No fue el día de Yolanda Díaz en lo gestual, aunque en la batalla dialéctica contrarrestó a Abascal. Durante el debate, evitó contestar alguna pregunta, interrumpió en varias ocasiones el discurso de Santiago Abascal y se dirigió al líder de Vox con una actitud "agresiva". El plano general de la señal televisiva de RTVE destacó en la candidata de Sumar algunas consideraciones: "Se balanceaba sobre sus dos piernas. Eran nervios"; y utilizó un bolígrafo para "tranquilizarse", señaló Ovejero.

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Yolanda Díaz mantuvo dos actitudes durante el debate. La persona a la que se dirigió en cada momento influyó en la manera de actuar de la candidata. A su derecha estuvo Abascal. Con él transmitió "ira". Utilizó "el dedo índice apuntando" al líder conservador, incluso "miradas que atraviesan personas", consideró el mismo experto. A su izquierda estaba situado Pedro Sánchez. Buscó en el socialista "la complicidad" y, en muchos momentos, dirigió "una pequeña mirada hacia el líder" que significó: "Es esto, ¿verdad?, ¿lo he hecho bien?". Ovejero detectó "cierta subordinación" de la vicepresidenta al presidente del Gobierno.

Un 'software' en reconocimiento facial reflejó en Sánchez "una emoción negativa". Presentó gestos de "temor y tristeza"

Un análisis realizado mediante un software de reconocimiento facial reveló en Yolanda Díaz una "emoción mayoritaria de neutralidad, seguida de felicidad". Fue la candidata más insegura, pero también destacó por ser la que más sonrió. El mismo estudio utilizado durante el cara a cara entre Sánchez y Feijóo detectó en el líder socialista "poca expresividad". "Son varias las ocasiones en las que muestra una cara entre temor y tristeza con las cejas apuntando abajo. De hecho, es el candidato que ha mostrado una emoción más negativa", proyecta Rodero, media psychology lab de la UPF, a partir del análisis.

Santiago Abascal es el más beneficiado en comunicación no verbal y en acústica: "Ha usado una velocidad de habla pausada y ha utilizado pausas estratégicas para enfatizar algunas ideas. En conjunto, se ha mostrado sobrio y tranquilo y ha empleado sus manos para ilustrar lo que decía, con gestos más amplios, en mayor medida que los otros candidatos". El software de reconocimiento facial revela diferentes "tipos de emociones" del conservador a lo largo del debate. Mostró una "emoción mayoritaria de neutralidad, seguida de sorpresa, felicidad y enfado", en este orden.