Recetas contrapuestas para los retos de España: Sánchez y Feijóo venden sus proyectos en 'The Economist'

La campaña electoral del 23-J ha llegado a The Economist. La prestigiosa revista ha dado la oportunidad a Pedro Sánchez y a Alberto Núñez Feijóo de escribir una tribuna cada uno, y ambos candidatos han aceptado. El resultado se ha publicado este jueves pintando dos realidades completamente diferentes para las que plantean recetas opuestas de cara a responder a los futuros retos de España.

Además, los dos lanzan advertencias. El presidente del Gobierno alerta de que "lo que está en juego en las próximas elecciones generales es si el país avanza con la modernización o retrocede", y "si España lidera en los grandes debates mundiales o vuelve a ser un país absorto en sí mismo que acepta volverse irrelevante". En cambio, el líder del PP señala que "estos comicios ofrecen a España la posibilidad de liberarse del estancamiento económico y volver a las reformas y la estabilidad", y asegura que su eventual Gobierno "se compromete con la competencia y el Estado de derecho frente al populismo y las fantasías económicas de la actual coalición".

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En lo económico, Sánchez se ha centrado en reivindicar las reformas de su Gobierno durante los últimos cinco años, aunque no ha perdido la oportunidad de lanzar algunos dardos ya desde el primer párrafo, cuando ha recordado los casos de corrupción que acosaron al Gobierno de su predecesor. También ha resaltado los obstáculos económicos a los que se ha enfrentado durante el último mandato. Primero, la pandemia y el brutal impacto que tuvo sobre el sector estratégico del turismo y, después, la fuerte aceleración de la inflación como consecuencia de la invasión rusa de Ucrania.

Así, contrapone las recetas puestas en marcha por el PSOE para afrontar estas circunstancias con la respuesta del PP a la crisis económica de hace una década. "El tiempo ha demostrado que teníamos razón. Tras cinco años de Gobierno, la economía española está evolucionando sólidamente", escribe Sánchez, que también destaca que el empleo y la actividad económica "se han recuperado rápido" tras la pandemia y que el escudo social del Gobierno "ha demostrado ser eficaz".

De esta manera, el candidato socialista propone continuar las reformas que ha puesto en marcha su Gobierno, centrándose especialmente en el desarrollo de la agenda verde y en la digitalización. Sánchez defiende su visión a largo plazo para el desarrollo de las energías renovables y la descarbonización de la economía.

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En cambio, Núñez Feijóo describe una imagen muy diferente de España. El líder del PP resalta que la economía se ha estancado durante más de una década y el PIB es el mismo que hace 15 años, lo que se suma a la mayor tasa de paro de toda la Unión Europea.

Para combatir esta situación, propone dos reformas inmediatas. Por un lado, quiere reducir la burocracia en la gestión de los fondos Next Generation EU. Para ello, en la medida de lo posible, convertirá las subvenciones planteadas en rebajas fiscales con el objetivo de impulsar la inversión manufacturera. Por otra parte, se compromete a revertir la decisión de cerrar las centrales nucleares y aprovechar la posición energética estratégica de España para garantizar precios bajos y estables de la energía.

Pero no se queda ahí. También enumera una serie de reformas a largo plazo, empezando por la del Poder Judicial. Feijóo asegura que Sánchez "ha socavado la independencia y las competencias de las instituciones", y denuncia que "es antidemocrático y asusta a la inversión extranjera". Además, destaca como una debilidad tradicional de España su baja inversión en capital humano, por lo que se compromete a invertir en universidades, formación profesional y apoyar a las familias y la maternidad. Por último, plantea que el país necesita una reforma en profundidad de la Administración pública y en los procesos para crear empresas.

Los candidatos tampoco coinciden en las prioridades para la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea. Sánchez presenta como ambición durante estos seis meses contribuir a reforzar las relaciones del bloque con sus socios estratégicos, especialmente los países de Latinoamérica. En cambio, Feijóo propone centrar esta oportunidad en servir de puente entre los países del norte y el sur de Europa para las reglas de déficit fiscal, apostando por la disciplina, aunque con flexibilidad.