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Moncloa descarta la salida de Montero por el solo sí es sí, pero duda de su continuidad tras las elecciones del 28-M
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SI NO HAY PACTO ENTRE PODEMOS Y SUMAR

Moncloa descarta la salida de Montero por el solo sí es sí, pero duda de su continuidad tras las elecciones del 28-M

Desde el PSOE, restan importancia al último choque dentro de la coalición y aseguran haber vivido momentos de mayor tensión. Dejan la estabilidad a expensas del resultado de las negociaciones en el espacio a su izquierda

Foto: La vicepresidenta segunda y líder de Sumar, Yolanda Díaz (c), junto a la ministra de Igualdad, Irene Montero, tras un pleno en el Congreso. (EFE/Kiko Huesca)
La vicepresidenta segunda y líder de Sumar, Yolanda Díaz (c), junto a la ministra de Igualdad, Irene Montero, tras un pleno en el Congreso. (EFE/Kiko Huesca)
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Ni la ministra de Igualdad, Irene Montero, se plantea abandonar el Gobierno tras oponerse sin éxito a la reforma de su ley estrella promovida por el PSOE, ni en la Moncloa barajan este escenario. Mucho menos que Pedro Sánchez fuerce algún cese. A pesar de que las tensiones quedaron patentes durante el debate este jueves en el Congreso, en el que pidió intervenir la propia ministra asumiendo su fracaso en "un día triste", ambas partes han querido alejar el fantasma de la ruptura. Lo que no descartan fuentes de la parte socialista del Ejecutivo es que tanto Montero como la líder de Podemos y titular de Derechos Sociales, Ione Belarra, puedan dejar la coalición si tras las elecciones del 28-M no llegan a un acuerdo de coalición con la plataforma Sumar, que lidera Yolanda Díaz y en la que están integrados los otros dos ministros de este espacio, el de Consumo y líder de IU, Alberto Garzón, y el ministro de Universidades, Joan Subirats, perteneciente a los comunes de Ada Colau.

"No lo descartamos", indica un ministro socialista, argumentando que si Podemos y Sumar no concurren juntos a las elecciones generales, los morados pueden tratar de diferenciarse de este espacio con un discurso más rupturista desde fuera del Ejecutivo. Aunque la mayoría de los socialistas coinciden en vaticinar que habrá acuerdo a su izquierda, también dan cuenta del distanciamiento que llevan observando desde hace meses en la mesa del Consejo de Ministros.

Foto: La ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra (i), y su compañera de partido y ministra de Igualdad, Irene Montero. (EFE/Zipi Aragón) Opinión

Todo queda a expensas de cómo se resuelvan las negociaciones tras el 28-M, pero las mismas fuentes también rebajan los efectos de esta posible salida, una vez cerradas las principales carpetas pendientes esta legislatura. Esto es, la ley de vivienda, ya acordada entre los socios, y la reforma de las pensiones.

El escenario de la ruptura antes de las generales no se descarta, de producirse finalmente un desacuerdo a su izquierda, pero la sensación del ala socialista de la coalición es que "en estos momentos no están en esas". "No percibo que haya algún tipo de estrategia política para decir 'nos vamos'. Creo que van a subrayar las diferencias para las elecciones. También con Sumar, pero no veo signos ahora por parte de Podemos", señalaban fuentes del Ejecutivo tras la votación de la reforma del solo sí es sí. "Hoy no han ido a más, no parece que hayan decidido jugar a la erosión desde fuera", concluyen las mismas fuentes.

El efecto de la reforma en la salud de la coalición "sigue siendo el mismo que hace dos meses". Hay malestar en las filas socialistas, según reconocen, por el discurso de los morados acusándolos de aprobar un "acuerdo involutivo", pero sin que esto suponga "ninguna novedad" en el choque que vienen manteniendo desde hace semanas por esta cuestión. A nivel electoral, desde el PSOE dan por amortizado el acuerdo con el PP para sacar adelante los cambios en la ley sin sus socios. A nivel de convivencia, los socialistas asumen que Podemos "va a seguir haciendo este discurso".

El PSOE resta importancia a estas dinámicas dentro de la coalición, convertida en un tripartito de facto, y asegura haber vivido momentos de mayor tensión. Uno de los ministros que han seguido las negociaciones para la reforma de la ley del solo sí es sí asegura que a finales del pasado año llegaron a temer por una ruptura. Con varias carpetas abiertas, el propio presidente del Gobierno optó por cerrar filas con la ministra de Igualdad, lo que retrasó la presentación de la reforma. Todo ello cuando se incrementaban las voces dentro del grupo parlamentario y entre los barones para forzar una modificación de la norma ante el incremento de revisiones de sentencias a agresores sexuales.

Foto: La delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell. (EFE/Eduardo Oyana)

Con la ley electoral en la mano, en la Moncloa apuestan en buena medida la reelección del Gobierno a que haya una candidatura unitaria a su izquierda. "Es lo que quiere el presidente y queremos todos", zanjan. Según el barómetro del CIS publicado este jueves, en el que por primera vez hace una proyección incluyendo a Sumar y a Podemos por separado, el proyecto de Yolanda Díaz entra en liza con el 10,6% de los votos. Por encima de Unidas Podemos, que conservaría un 6,7% de los votos. Serían cuarta y quinta fuerza respectivamente, aunque el espacio de la izquierda se ensancharía considerablemente. Los socialistas caerían 2,3 puntos, al 30,4%, pero conservarían la primera posición, cuatro puntos por encima del PP.

Si la demoscopia empuja la unidad en el espacio a la izquierda del PSOE, los diferentes actores protagonistas reconocen que la verdadera encuesta para poner todas las cartas boca arriba será la del 28-M. Podemos ha sembrado ya durante las últimas semanas el relato del rupturismo para marcar terreno y diferenciarse. Una estrategia que se intensificaría en caso de concurrir en una papeleta separada de la de Sumar. De hecho, los socialistas ya vaticinaban hace unos días, en pleno choque con Yolanda Díaz, un repliegue de los primeros, desde la apuesta institucional a la más "activista".

Foto: Las ministras de Igualdad, Irene Montero (d), y Derechos Sociales, Ione Belarra. (EFE/Mariscal)

Un cambio de estrategia que supondría por parte de los morados asumir como un error haber formado parte del Ejecutivo de coalición, en lugar de apoyarlo desde fuera, como defendió en las primeras negociaciones fallidas un sector de la formación. La concepción entonces, que el propio Pablo Iglesias rechazó y que provocó la escisión del sector anticapitalista de Podemos, era que desde fuera se podían empujar mejor las medidas y que comportaría un mayor rédito electoral.

El último spot electoral de Podemos ya estaba enfocado a reforzar su espacio propio en la izquierda. No tanto frente al PSOE, sino frente a Sumar. Rupturismo frente a posibilismo. "Podemos es mucho más que un partido, que dos ministerios", se remarcaba en este cambio de estrategia que lleva implícito asumir como un error haber formado parte del Ejecutivo de coalición. Un discurso para reorientar el partido hacia posiciones que exhiben "espíritu de rebeldía", difícilmente compatibles con seguir en el Gobierno.

Ni la ministra de Igualdad, Irene Montero, se plantea abandonar el Gobierno tras oponerse sin éxito a la reforma de su ley estrella promovida por el PSOE, ni en la Moncloa barajan este escenario. Mucho menos que Pedro Sánchez fuerce algún cese. A pesar de que las tensiones quedaron patentes durante el debate este jueves en el Congreso, en el que pidió intervenir la propia ministra asumiendo su fracaso en "un día triste", ambas partes han querido alejar el fantasma de la ruptura. Lo que no descartan fuentes de la parte socialista del Ejecutivo es que tanto Montero como la líder de Podemos y titular de Derechos Sociales, Ione Belarra, puedan dejar la coalición si tras las elecciones del 28-M no llegan a un acuerdo de coalición con la plataforma Sumar, que lidera Yolanda Díaz y en la que están integrados los otros dos ministros de este espacio, el de Consumo y líder de IU, Alberto Garzón, y el ministro de Universidades, Joan Subirats, perteneciente a los comunes de Ada Colau.

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