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Yolanda Díaz y Podemos no rendirán los castillos: la izquierda se prepara para la 'guerra fría'
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Armisticio de cara al 28-M

Yolanda Díaz y Podemos no rendirán los castillos: la izquierda se prepara para la 'guerra fría'

La proximidad del 28-M y la necesidad de seguir cohabitando en la coalición llevan a ambas partes a plantearse reducir las hostilidades. Los morados ya comparan abiertamente a Díaz con Errejón y están pendientes de sus gestos de apoyo a otras fuerzas

Foto: Yolanda Díaz e Íñigo Errejón. (EFE/Chema Moya)
Yolanda Díaz e Íñigo Errejón. (EFE/Chema Moya)

La paz se antoja difícil entre Yolanda Díaz y Podemos tras la escalada de tensión registrada en los últimos días. El nivel de hostilidad es muy alto, pero ambas partes tienen que seguir cohabitando en el espacio Unidas Podemos, el socio minoritario del Gobierno de coalición. Fuentes moradas reconocen ahora que toca rebajar el tono, favorecer las condiciones para evitar una nueva batalla antes de tiempo. Es momento de dar paso a un escenario transitorio, una suerte de guerra fría que permita salvar los muebles a la izquierda en las elecciones autonómicas y municipales del 28-M.

Entre los aliados de Díaz, por su parte, también llaman a reconducir la situación, conscientes de que el fuego amigo desmoviliza a un electorado confundido y hastiado. Hasta el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha pedido a los dos bandos que logren encajar "todas las piezas del puzle". Esto es, que las fuerzas a la izquierda del PSOE decreten un alto el fuego y amarren un acuerdo para ir juntas a las generales. Los últimos días de reproches cruzados, con la candidata a la Moncloa afirmando que Sumar no sería "un fracaso" electoral sin Podemos, y con los morados acusándola de no apostar por la unidad, tienen que abrir camino a una nueva etapa, asumen. Otra cosa es que el nuevo clima sea volátil.

Foto: Yolanda Díaz, en el lanzamiento de su candidatura. (EFE/Víctor Lerena)

En este clima de hostilidades, Podemos e IU llegaron el martes a un acuerdo para concurrir juntos en la Comunidad Valenciana, varias semanas después de haber alcanzado pactos en la mayoría de comunidades autónomas. Salvo excepciones como Asturias, donde la batalla a la interna devora a los morados, y donde IU ha pactado con Más País, las formaciones de Ione Belarra y Alberto Garzón se necesitan. Incluso, en regiones como la propia Comunidad Valenciana o Madrid, en mayo compiten con Compromís y Más Madrid, dos fuerzas que ya cohabitan con Izquierda Unida dentro del embrión que hoy es Sumar, con la vista puesta en las elecciones generales de finales de año.

Los equilibrios son sumamente frágiles, y la duración de este clima de guerra fría dependerá, en gran medida, de los gestos que Díaz dedique a sus aliados en las próximas semanas. Sumar no concurre a las autonómicas y municipales, pero que quienes están bajo este paraguas sí lo hagan, y que compitan entre sí en algunos casos, llevó a los morados a cargar con dureza contra la vicepresidenta segunda por sus halagos a Joan Ribó (Compromís), Mónica García o Rita Maestre (Más Madrid) en su acto de coronación política. La "campaña electoral" en favor de estas fuerzas, dijeron entonces, había comenzado. Se da por hecho que Díaz hará campaña en Cataluña, donde los comunes de Ada Colau son el referente indiscutible, pero la vicepresidenta deberá cuidarse de pasos en falso y medir su presencia en otros territorios, ya que serán leídos como nuevas declaraciones de guerra.

Foto: Yolanda Díaz, en la presentación de Sumar. (EFE/Víctor Lerena)

Que, durante la presentación de Sumar, Díaz alabara a Alberto Garzón por su capacidad de "estar donde hay que estar", dada la ausencia de los morados, también fue añadido a su recopilatorio de agravios. Fueron la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, y la número dos del partido, Irene Montero, quienes arremetieron con más dureza contra Díaz en los días posteriores a su presentación como candidata, siguiendo la estela del líder histórico morado, Pablo Iglesias. De hecho, la ministra de Igualdad incidió el miércoles en una idea que Iglesias lleva mucho tiempo deslizando: Díaz, como en su día ocurriera con Errejón, debería huir de los "cantos de sirena" —como los denomina el ex secretario general— de la "progresía mediática" y de las fuerzas políticas que le dicen que tendrá mejores resultados electorales si deja Podemos al margen.

Hace cuatro años, afirmó, "muchas voces le dijeron a Íñigo Errejón que tirase sin Podemos porque iba a tener un muy buen resultado electoral, así que esto ya lo hemos vivido", aseguró, durante una entrevista en La Cafetera. Montero aprovechó la misma comparecencia para señalar que el resto de fuerzas de la izquierda "jamás se atrevería" a llevar en su programa algunas de las medidas que sí abanderan los morados. Con esta alusión a Errejón, no solo advertía de que distintos actores quieren dividir la izquierda, sino que también evidenciaba que consideran "descafeinada" —según fuentes de su partido— la propuesta política esbozada por Díaz. Y aprovechaba, además, para equipararla con Errejón, al que los morados consideran el máximo exponente de la traición.

Foto: La ministra de Igualdad, Irene Montero, en una imagen de archivo. (EFE/Fernando Alvarado)

El diputado de Más País o el propio líder de Compromís y candidato a la presidencia de la Generalitat, Joan Baldoví, están entre los dirigentes políticos más cuestionados por los morados y especialmente por Iglesias, que también guarda dardos para Mónica García. Como elemento de presión a Díaz, y para desgastar a estos rivales, la ministra de Igualdad volvió a pedir a la vicepresidenta segunda que medie para convencer a estos actores de que se abran a concurrir junto a Podemos, como también ha hecho el ex secretario general morado. Que Iglesias seguirá criticándolos, sin embargo, es algo que se da por hecho entre las fuerzas que hoy integran Sumar. Que Belarra, que mantiene una intensa agenda de precampaña durante la Semana Santa, tiene que mandar mensajes que vayan más allá de los reproches a Díaz, salir de la interna, también es una evidencia para Podemos.

Díaz, que tradicionalmente ha evitado el cuerpo a cuerpo, ha ido modulando y endureciendo sus mensajes en las últimas semanas, si bien se ha dejado arropar por figuras como el propio Garzón, Enrique Santiago (PCE), García o los comunes, a la hora de responder a los morados. Los dardos de Díaz a Gabriel Rufián (ERC) por su rechazo a aprobar la reforma laboral, la dura respuesta del portavoz republicano o los mensajes vertidos en redes sociales contra Rufián por el líder de los comunes en Madrid (Jaume Asens) evidenciaban la situación de tensión que viven. Incluso, mientras entre las filas de la confluencia catalana llaman a reducir los decibelios.

Foto: Los dirigentes de Podem y Esquerra Unida-IU, en la presentación del acuerdo.

El espacio político ha sufrido un terremoto que ha puesto todo patas arriba, pero sus integrantes saben que mayo está lo bastante cerca como para intentar contenerse. Entre las fuerzas que integrarán Sumar, tampoco perdonan la ofensiva de Podemos, y ven a los morados nerviosos, torpes, "cometiendo errores". Entre esos errores, incluso, un veterano dirigente aventuraba estos días que el partido de Belarra acogerá pronto una nueva noche de los cuchillos largos, un ajuste de cuentas con quienes hayan amagado siquiera con unirse a Díaz. La desconfianza es mutua, pero todas las partes saben que solo sobrevivirán a las urnas si los engranajes siguen girando, sea en el Gobierno de coalición, sea desde la oposición en la Comunidad de Madrid. Asumen que no pueden permitirse seguir disparando con esta intensidad.

La paz se antoja difícil entre Yolanda Díaz y Podemos tras la escalada de tensión registrada en los últimos días. El nivel de hostilidad es muy alto, pero ambas partes tienen que seguir cohabitando en el espacio Unidas Podemos, el socio minoritario del Gobierno de coalición. Fuentes moradas reconocen ahora que toca rebajar el tono, favorecer las condiciones para evitar una nueva batalla antes de tiempo. Es momento de dar paso a un escenario transitorio, una suerte de guerra fría que permita salvar los muebles a la izquierda en las elecciones autonómicas y municipales del 28-M.

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