Podemos, ERC y Bildu estallan contra Yolanda Díaz por la ley de vivienda y reclaman su protagonismo

Los últimos movimientos de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz para desbloquear la ley de vivienda han levantado ampollas entre los aliados del Gobierno de coalición, además de generar malestar en Podemos, que se reconoce apartado de la negociación. Fuentes de la dirección morada destacaban este jueves que son ERC y EH Bildu quienes ejercen como interlocutores, al tiempo que deslizaban que hay quienes intentan "apuntarse un tanto que no les corresponde", en referencia a la vicepresidenta segunda. Un papel que también advierten desde la parte socialista. Sus votos no solo son imprescindibles, sino que han incorporado numerosas enmiendas a la norma. Podemos y los socios parlamentarios reivindican su papel en el proceso, a las puertas de unas elecciones en las que la aprobación del texto sería una baza electoral importantísima.

En público, los morados muestran cautela. Cuando vislumbran la aprobación, que supondría un hito de la legislatura y que inevitablemente se asocia a su sello, apuestan por rebajar los decibelios. La portavoz del partido, candidata a la Asamblea de Madrid y responsable de Vivienda en Podemos, Alejandra Jacinto, remitió este miércoles una carta al presidente del Gobierno para reclamarle el desbloqueo del texto, elevando la presión y tratando de recuperar la iniciativa. Es una materia que Podemos, que se referencia como heredero del 15-M, lleva impresa en su ADN, y no pueden permitirse perder esta bandera. En el estado de tensión y enfrentamiento entre los morados y la impulsora de Sumar, cada gesto cuenta y puede hacer saltar las alarmas. La previsible inminencia de su aprobación, que pregonó a última hora del jueves el propio jefe del Ejecutivo —"Esta legislatura también va a alumbrar la primera ley de vivienda de la democracia"—, hace que los nervios estén a flor de piel.

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Cuando Díaz decidió hacer reclamaciones sobre vivienda, de cara a la negociación del real decreto anticrisis de Ucrania, en diciembre, los morados ya visibilizaron su malestar por que la vicepresidenta segunda se adentrara en lo que consideraron sus dominios. La consigna entre todas las partes es que lo único importante es que la norma salga adelante tras tres años de negociaciones y batallas, "las más duras" dentro de la coalición, según una veterana dirigente morada. Y en el entorno de Díaz no se contempla que se pueda interpretar como un agravio que la líder de Unidas Podemos en el Gobierno, como en su día hiciera Pablo Iglesias, utilice su posición para desatascar una negociación de esta enjundia directamente con Sánchez.

“Hay coordinación absoluta, la unidad de acción existe (...) En esto no hay fisuras”, replican. No hay diferencias en que la norma es “una prioridad absoluta”, que aborda uno de los grandes problemas del país, y tampoco se discute el rol que ha jugado Podemos. El Ministerio de Derechos Sociales, pese a no tener competencia directa sobre la materia, es coproponente de la ley, junto al ministerio del ramo, Transportes. La ministra de Derechos Sociales y su secretario de Estado, Ione Belarra y Nacho Álvarez, han llevado el peso de la negociación por la parte morada, y en las tres negociaciones presupuestarias Podemos ha marcado como condición indispensable para su apoyo que hubiera un impulso a este texto. No está claro cómo será la foto final, la escenificación del previsible acuerdo, pero en Podemos este jueves se sentían fuera de la ecuación.

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Desde el ala socialista del Gobierno, ya advirtieron, superada la negociación de los presupuestos, de que solo reconocerían como interlocutores a ERC y Bildu, no así a Unidas Podemos. Era un planteamiento asumido y reconocido hace escasos meses por la dirección morada, pero el contexto de batalla abierta con Díaz ha multiplicado el impacto de las conversaciones que desde la Moncloa afirmaban haber mantenido con la vicepresidenta segunda.

La dirección morada no quiere precisar si demandará interlocutar directamente con Sánchez, lo que supondría una excepción a la forma de proceder hasta la fecha. Belarra suele negociar con el equipo de Raquel Sánchez. Díaz lo hace con el presidente, y habitualmente interviene cuando hay un escollo insoslayable. Así actuaron durante la negociación de la ley trans, así lo hicieron con la reforma laboral, aunque esta sí era competencia directa de Díaz. En este caso, abundan desde el entorno de Díaz, no ha habido un cambio de proceder. La vicepresidenta segunda está negociando con el presidente del Gobierno.

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El problema es la tensión que atenaza a un espacio político dividido, con Podemos por una parte y el resto de actores por otra, tras la vicepresidenta. “Podemos va a tirarse mucho tiempo echando la culpa de todo a Yolanda. Cuanto más se acerquen al 5%, aún más”, abunda un dirigente de una de las formaciones aliadas del proyecto político de Díaz, Sumar. “Está empujando todo lo que puede. Eso no tiene que ver con vivienda”, abundan.

"No ha negociado en ningún momento"

El enfado de dos de los aliados parlamentarios fundamentales para el Gobierno, férreamente alineados con Podemos, es considerable. Fuentes de Esquerra Republicana afirman que no han hablado con Díaz “en dos años”, ni sobre esta ni sobre otras cuestiones. “Negociamos desde hace tiempo, estamos a una tarde de cerrarlo y ella ni se ha tomado un café con ERC y Bildu”, abundan.

“¿Qué pinta Yolanda en una ley que no es de su ministerio y que no ha negociado en ningún momento con nosotros?”, cuestionan desde Bildu. No entienden que quien ni siquiera ha conversado con sus aliados parlamentarios sobre la norma, y que “no conoce cuáles pueden ser nuestros nudos o líneas rojas”, se preste a desempeñar este papel.

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Los socios parlamentarios deslizan así que la intervención de la vicepresidenta no es positiva para sacar adelante el acuerdo, por haber estado al margen de las conversaciones hasta ahora, y que en cualquier caso el interés sería apropiarse medallas que no le pertenecen. Este martes, durante la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros, Díaz marcaba terreno y, tras asegurar que no desvelaría el contenido de las negociaciones, destacaba que el proyecto es "fundamental" para el Gobierno y avanzaba que "saldrá adelante con carácter urgente". "Estamos trabajando para tener con carácter urgente la ley de vivienda. Estoy convencida de que lo vamos a conseguir", añadía en primera persona del plural, para concluir que "es clave y el Ejecutivo trabaja para desbloquear esta norma que es vital para la vida de la gente".

El enfrentamiento de ERC y Bildu con Díaz viene de lejos, y los dardos entre ambos se han intensificado. La reforma laboral de la vicepresidenta segunda, salvada por el voto por error del diputado del PP Alberto Casero, abrió una herida que nunca podrá cicatrizar. ERC no deja pasar la ocasión de criticar la forma de actuar de Díaz, y la vicepresidenta segunda se ha sumado a confrontar con los republicanos. La última vez fue en la tarde del jueves, cuando Díaz, en un acto de presentación de un libro, criticó que votaran en contra de la reforma laboral, de “cosas del comer” y que “son buenas para la gente”. “Yo nunca lo haría”, “eso no es política útil”, advirtió.