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El PSOE ningunea a UP y dará protagonismo a ERC y Bildu en la negociación de los PGE
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Desconfianza entre los socios

El PSOE ningunea a UP y dará protagonismo a ERC y Bildu en la negociación de los PGE

La parte socialista del Gobierno considera que su socio ya no tiene más cartas para marcarle el rumbo. Hasta niega que los morados puedan ser un interlocutor válido para abordar normas en tramitación en el Congreso

Foto: Gabriel Rufián, Pedro Sánchez y Yolanda Díaz. (EFE/Mariscal)
Gabriel Rufián, Pedro Sánchez y Yolanda Díaz. (EFE/Mariscal)

El PSOE prevé entregar a ERC y Bildu el protagonismo durante la negociación de los presupuestos generales del Estado en detrimento de Unidas Podemos. Ya tienen atado su proyecto fiscal y hay pacto presupuestario en la coalición, pero la parte socialista del Gobierno considera que su socio ya no tiene muchas más cartas que jugar para marcarle el rumbo. Hasta niega que pueda ser un interlocutor válido para abordar normas que ya están en tramitación en el Congreso de los Diputados, como es el caso de la polémica ley de vivienda, que ha afectado en mayor o menor grado a cada uno de los tres pactos sellados hasta ahora.

Hay normas conjuntas en las que tendrán que buscar el entendimiento, y en algunas parten de posiciones cercanas, pero en lo que toca a vivienda aseguran haber agotado su paciencia con Unidas Podemos, a quien no perdonan que presentara enmiendas a una ley que costó meses de trabajo y presiones consensuar en Consejo de Ministros. Una “magnífica” norma, en palabras de la ministra de Hacienda, destacando que el PSOE ha “cumplido” su parte. Fuentes del Ejecutivo afirman que ahí acabó el diálogo con los morados en esta materia y que para atar apoyos a la norma ahora toca sentarse con ERC o EH Bildu, algo a lo que están más que dispuestos: “La negociación empieza ahora”. Asumen, también, que sean ellos los que rentabilicen estas medidas, los que presuman de galones por lograr su aplicación, en detrimento del socio minoritario del Gobierno, que coincide con ambas fuerzas en buena parte de su discurso social y económico.

Por un lado, los socialistas no ocultan su enfado con la escenificación que atribuyen a sus aliados de gobierno, a los que acusan de tratar de imprimir tensión a la negociación del borrador de las cuentas, cuando ya estaban más que encarriladas. No perdonan a Podemos que les acuse de haber sido “desleales” por el incremento de un 26% del gasto en defensa. Lo consideran “insultante” y hasta reprochan que este planteamiento insulta a la inteligencia.

Foto: Ione Belarra y Pablo Echenique, en el Congreso. (EFE/Javier Lizón)

Ha habido cesiones importantes al socio minoritario en materia fiscal, aunque no tantas en los presupuestos, y el PSOE se centra ahora en recabar apoyos en el resto de grupos, consciente de que Podemos tiene pocos más elementos con los que hacer presión. Lo que es evidente, sin embargo, es que Unidas Podemos, ERC y Bildu van a la par en vivienda: los socialistas pueden ningunear al grupo parlamentario Unidas Podemos, pero las otras dos formaciones comparten sus posiciones en esta materia. Es posible ignorar a uno de los tres, pero eso no impedirá que les lleguen sus reivindicaciones, ni que tengan que darles respuesta.

Los tres grupos suelen reunirse en privado y conversan sobre la ley de vivienda y otras materias, la última vez esta misma semana. Unidas Podemos, explican fuentes parlamentarias, no insistiría tanto sobre los tres grandes cambios que reclama al PSOE (meter en el paraguas de la norma a los pequeños tenedores de vivienda, no solo a los grandes, disponer de los pisos de la Sareb para alquiler social y prohibir los desahucios de personas vulnerables sin alternativa habitacional), de no tener un acuerdo en firme con las otras fuerzas.

Foto: El presidente del Gobierno se reúne con la vicepresidenta este martes en la Moncloa tras el acuerdo de los presupuestos. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Ya hay gestos del PSOE que, a su entender, indican que tiene voluntad real de darle un empujón a esta norma, como el reciente relevo de Eva Bravo como portavoz en la Comisión de Vivienda, sustituida como interlocutora en la materia por José Luis Ramos, que los socialistas explican como una cuestión “interna”. Sin embargo, tras meses de estancamiento, desde Unidas Podemos interpretan que este relevo es una buena señal. Eso no quita para que sigan más que molestos con sus socios de gobierno por negarse a acordar el impulso definitivo a la ley, así como a la derogación de parte de la ley mordaza, en el marco de las negociaciones presupuestarias.

Esto, sumado al sapo que han tenido que tragarse con el aumento del gasto en defensa, ha dejado en una suerte de 'KO técnico' al socio minoritario. El portavoz parlamentario, Pablo Echenique, autor del mensaje de la discordia contra el PSOE, evitaba aparecer este miércoles en los pasillos del Congreso. La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, tampoco se dejaba ver ante los medios, como acostumbra a hacer.

Foto: María Jesús Montero en rueda de prensa. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

El clima de derrota a cuenta del redactado final del proyecto de ley de presupuestos es evidente entre las filas de los morados, que llegaron a sostener durante semanas —la última vez, menos de 24 horas antes de que se firmase el pacto— que no darían luz verde al borrador en el Consejo de Ministros sin un acuerdo que desbloqueara las leyes de mordaza y vivienda. La propia Díaz también detalló que el aumento en defensa no se incluiría en el techo de gasto, como así ha sido con los 2.000 millones de euros destinados a programas especiales de inversión, más allá del incremento del 6% del presupuesto del ministerio, que Podemos considera "asumible", visto cómo se incrementa el de otros departamentos.

Diferencias en Unidas Podemos

Podemos, que insiste en que no conocía la cuantía de este incremento, mira a Díaz cada vez con más recelo, mientras el entorno de la vicepresidenta asegura que sí estaba al tanto. Su equipo recordaba que, si bien nadie en Unidas Podemos quiere apoyar un incremento en defensa, dentro de las posibilidades del socio minoritario no es mal escenario lograr que estas partidas no computen para el techo de gasto y, por tanto, no compitan directamente con otras medidas sociales. Esta cuestión de carácter técnico no impide, sin embargo, que hayan tenido que aceptar a regañadientes este aumento y que lo hagan con mensajes contradictorios.

Foto: La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. EFE- Fernando Alvarado

Mientras Podemos dejaba pasar varias horas antes de que Echenique disparase contra el PSOE, Díaz celebraba en los pasillos del Senado los logros conseguidos en materia social, o el hecho de que Sánchez asumiera como propio buena parte del programa fiscal de sus socios, hace menos de una semana. Los ministros socialistas, además, aprovecharon para cuestionar que Podemos pudiera no haberse enterado (de Montero a Margarita Robles, pasando por Félix Bolaños).

En público, todos eran más diplomáticos. En privado, fuentes de la Moncloa hurgaban en la herida de la desconfianza generada entre Podemos y Díaz: “Entre los negociadores coinciden las versiones, seguro”.

Foto: Pedro Sánchez en la primera sesión de control del curso, en septiembre. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
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Señalaban, incluso, al secretario de Estado de Derechos Sociales y responsable económico de Podemos, recordando que ha estado en las conversaciones presupuestarias “desde el acuerdo de investidura”. Por una parte, afirmaban que la "polémica" generada por Echenique fue “absurda,” y por la otra, destacaban que Álvarez estaba entre los tres negociadores —junto a Josep Vendrell y Manuel Lago, por parte de Díaz—, y que inevitablemente debía estar enterado, como teóricamente lo estaban Lago y Vendrell.

El PSOE sabe que el grueso de sus grandes leyes ya está encarrilado en el Congreso, que a partir de enero la actividad legislativa se verá ralentizada, contaminada por las dinámicas electorales. En solo tres meses le ha comprado varias medidas fiscales a su socio y ahora muestra con especial claridad quién tiene las riendas de la coalición.

El PSOE prevé entregar a ERC y Bildu el protagonismo durante la negociación de los presupuestos generales del Estado en detrimento de Unidas Podemos. Ya tienen atado su proyecto fiscal y hay pacto presupuestario en la coalición, pero la parte socialista del Gobierno considera que su socio ya no tiene muchas más cartas que jugar para marcarle el rumbo. Hasta niega que pueda ser un interlocutor válido para abordar normas que ya están en tramitación en el Congreso de los Diputados, como es el caso de la polémica ley de vivienda, que ha afectado en mayor o menor grado a cada uno de los tres pactos sellados hasta ahora.

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