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Yolanda Díaz arrebata a Podemos la iniciativa en Vivienda con el apoyo de Ada Colau
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Pide congelar los alquileres

Yolanda Díaz arrebata a Podemos la iniciativa en Vivienda con el apoyo de Ada Colau

Con Ione Belarra ausente y los morados desplegados entre sus campos de batalla con el PSOE, la vicepresidenta marca perfil propio. Pablo Iglesias critica la "ingenuidad" de quienes priorizan "las cosas del comer" al debate ideológico

Foto: Ione Belarra y Yolanda Díaz. (EFE/Fernando Alvarado)
Ione Belarra y Yolanda Díaz. (EFE/Fernando Alvarado)

Yolanda Díaz ya había mencionado antes la importancia de la ley de vivienda, pero nunca había llevado la iniciativa para defender medidas propias en esta materia, ni había dedicado tanto tiempo a este frente de batalla. El viernes, volviendo a marcar perfil propio —como hiciera con el bloqueado acuerdo de la cesta de la compra o con su propuesta para la congelación de las hipotecas—, la vicepresidenta segunda desbordó los límites de la cartera de Trabajo para defender una congelación temporal de los precios de los alquileres para los contratos prorrogados, con el beneplácito y el aplauso de los Comunes de Ada Colau.

También cargó contra la banca, los fondos de inversión y los grandes tenedores, a los que quiere pasar al menos una parte de la factura de las soluciones habitacionales para quienes sean desahuciados. Y hasta enmendó el texto de la ley de vivienda aprobado en Consejo de Ministros, para exigir que quienes tengan cinco casas en propiedad también sean considerados grandes tenedores, no solo los que cuenten con 10, como recoge el texto. Todo esto pretende negociarlo con el PSOE en el marco del nuevo real decreto que prorrogará las medidas contra la crisis derivada de la guerra de Ucrania, no en la paralizada ley de vivienda, que incluye medidas más duras. Y que, en Unidas Podemos, siempre ha encarnado Ione Belarra, ministra de Derechos Sociales.

Foto: Yolanda Díaz este viernes. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Díaz ha pasado gran parte de una de las semanas más difíciles para la coalición de viaje oficial, en México, y a su vuelta ha entrado en harina en una materia en la que nunca, hasta ahora, lo había hecho, y en la que Podemos siembre había llevado la batuta. Lo hacía, además, apoyada por organizaciones pro derecho a la vivienda cercanas a la alcaldesa de Barcelona, siempre vinculada a la PAH. Y contaba con el inmediato respaldo en redes sociales de Jaume Asens, presidente del grupo Unidas Podemos en el Congreso de los Diputados y líder de los Comunes en Madrid. Díaz lucía así su sintonía con Colau y su partido, ante el silencio sepulcral de los morados. La tensión con Díaz es máxima, y ninguna de las partes se esfuerza demasiado por ocultarlo.

El único que ha aludido a la vicepresidenta segunda tras su comparecencia, sin explicitarlo y sin mencionar su propuesta, ha sido el exsecretario general de Podemos, Pablo Iglesias. Fue el primero en cargar contra Díaz hace un mes, marcando el camino a su partido, en el cierre de la Uni de Otoño morada; e Iglesias ha sido quien ha criticado el viernes —nuevamente— la "ingenuidad" de esa parte de la izquierda "que dice que hablemos de las cosas del comer", y no "de políticas profundas", que no quiere dar "el debate ideológico". Esta es precisamente la estrategia de Díaz, centrarse en "las cosas del comer" y relegar la confrontación ideológica.

Entre los actuales dirigentes morados, sin embargo, ni han valorado públicamente la propuesta de Díaz, ni quieren comentarla en privado. De hecho, la propia Belarra sí publicó un mensaje en Twitter reconociendo la defensa "del derecho a la vivienda" del vicepresidente de la Generalitat, Héctor Illueca, pero no hizo alusión alguna a la propuesta de la vicepresidenta, que ya había sido presentada horas antes. "Decenas de familias valencianas podrán seguir en sus casas gracias a la compra pública de 76 viviendas que servirán como vivienda social. Gracias, vicepresident Héctor Illueca, por defender el derecho a la vivienda y por seguir demostrando para qué vinimos a las instituciones", tuiteó Belarra. Hay quienes, en su equipo, reivindican como propia esta propuesta, y la sitúan temporalmente en la fecha en la que Unidas Podemos empezó a negociar con los socialistas el primer decreto de medidas contra la guerra, entre marzo y abril. Sería, según esta explicación, su propuesta original, que se convirtió ante las reticiencias del PSOE en un tope del 2% a la subida de los contratos ya vigentes, una medida que hoy sigue en vigor y que los socios revalidarán —Pedro Sánchez ya le ha concedido el crédito de esta apuesta a Bildu—.

Desde el entorno de la vicepresidenta segunda aclaran que Belarra y su equipo estaban avisados de esta iniciativa, e incluso que la ministra de Derechos Sociales —la interlocutora de Díaz en Podemos, por galones y por sintonía personal— estaba invitada al Ministerio este viernes, aunque no pudo asistir. La también secretaria general morada, que fue madre por segunda vez hace poco más de un mes, se mantiene desde hace semanas en un discreto segundo plano, aunque asista de manera puntual a algún acto.

Este es el vacío que durante semanas ha ido llenando la ministra de Igualdad, Irene Montero, como principal rostro visible de su partido y de su espacio político. Lo hiciera o no con este objetivo, Díaz supo trasladar este viernes, en su comparecencia de prensa en el Ministerio, las formas opuestas en las que ella y la principal figura política de Podemos conciben el liderazgo y la actividad política: mientras la titular de Igualdad ha respondido con ferocidad a los ataques de Vox tras las rebajas de penas por la aplicación de la ley del sí es sí, y ha cargado contra el PP en el Congreso, generando un importante revuelo mediático, la vicepresidenta segunda ha rechazado el "bochornoso" espectáculo vivido en el Parlamento estos días. Este viernes afirmó que “el ruido es la peor praxis política”.

Y, donde el portavoz de su espacio político, Pablo Echenique, apreciaba "cálculo electoral" en la actuación del PSOE, Díaz pedía dejar de pensar en elecciones, porque "la gente" no está pensando en los próximos comicios. En su entorno incidían en que ahora no toca enfocarse en las urnas, y en que ni el ruido ni la producción legislativa garantizan votos. Está, afirman, centrada en impulsar políticas que tengan impacto directo —y rápido— en las vidas y los bolsillos de los ciudadanos, como la subida del salario mínimo interprofesional —tiene que convocar a la patronal y los sindicatos en los próximos días para abordar la negociación de su incremento—, y en materias como el acuerdo con las grandes distribuidoras sobre una cesta de alimentación básica y asequible, que aún ansía, pero que no ha sido capaz de lograr.

Foto: Yolanda Díaz y Alberto Garzón.

Por no entrar en polémicas, ni siquiera ha querido salirse de su cauce habitual para valorar si la polémica ley del sí es sí plantea "dificultades de aplicación", después de que así lo asumiera la propia ministra de Igualdad. Estos días ha reclamado al PSOE que mueva ficha con la ley trans, ha explicado y justificado las palabras de Montero cuando acusó al PP de defender "la cultura de la violación", pero siempre en su estilo. Y, mientras sus compañeros de espacio político cargaban contra la presidenta del Congreso por su actuación en estas jornadas, marcadas por el clima tenso y emponzoñado en el hemiciclo, Díaz evitaba el barro. "En la Cámara debe haber total de libertad de expresión y el máximo respeto"; "Gritar mucho e insultar mucho no hace mejor a la democracia", zanjó.

"Ojalá se pudiera contar con Yolanda Díaz en todo lo que hay pendiente y el PSOE está retrasando"

Al Gobierno de coalición se le acumulan los frentes abiertos. Cuando el huracán de la ley del sí es sí aún está lejos de pasar, y mientras la oposición se esfuerza por desgastar al Ejecutivo a cuenta de la supresión exprés del delito de sedición, PSOE y Unidas Podemos han concentrado esta semana varias batallas a cuenta de importantes normas pendientes: de la ley trans a la ley de familias, pasando por la ley de trata y por la propuesta de reforma de las pensiones rechazada por Unidas Podemos y por la vicepresidenta segunda. Todo, con Díaz a miles de kilómetros, de viaje oficial en México.

Y, si bien en Podemos hay quienes disculparon esta ausencia por tratarse de un viaje previamente agendado y cargado de compromisos, hay también quienes criticaron que la vicepresidenta segunda no se involucrase más en sus batallas con los socialistas. "Ojalá se pudiera contar con Yolanda Díaz en todo lo que hay pendiente y el PSOE está retrasando", lamentaron.

Foto: Irene Montero, en una imagen de archivo. (EFE/Borja Sánchez Trillo)

Es un momento particularmente delicado, en el que en el PSOE ya hay voces que reclaman a Moncloa que desautorice a Montero e impulse cambios en la ley del sí es sí; en el que ambos socios han sido incapaces de llegar a un acuerdo sobre la ley trans y llegarán divididos a la votación del dictamen y las enmiendas a la ley en la Comisión de Igualdad, el 12 de diciembre, y con Unidas Podemos sumido en la incertidumbre sobre cuándo aprobará finalmente el Consejo de Ministros el anteproyecto de ley de familias. Sobre la mesa están también el casi perenne bloqueo de la ley de vivienda, la ley mordaza registrando tímidos avances y las leyes Darias y de bienestar animal cargadas de aristas afiladas. "Hacen falta todas las manos", aseguran desde Podemos, incidiendo en que esta formación nunca ha logrado "aprobar leyes complicadas poniéndose de lado".

placeholder La vicepresidenta Yolanda Díaz, en Bruselas. (EFE/Stephanie Lecocq)
La vicepresidenta Yolanda Díaz, en Bruselas. (EFE/Stephanie Lecocq)

Los morados no perdonan a Díaz que no saliera en defensa de la ley del sí es sí mucho antes, ni tampoco que "pacte con Sánchez" sin negociar antes con Podemos, como ocurrió con el veto a Victoria Rosell como candidata a vocal del CGPJ. "Aceptó ser vicepresidenta, pero no está cumpliendo con el cometido de articular el espacio de Unidas Podemos", le afean.

Sobre todo, en Podemos echan en falta una defensa más cerrada de sus posiciones, que Díaz confronte abiertamente con el PSOE por las normas en juego, pero las formas de la vicepresidenta son otras. El problema, para los morados, es que no creen que Díaz sienta como propias normas como la ley de familias, impulsada desde el Ministerio de Belarra,y afirman que centra sus fuerzas en sus propios frentes, en su agenda particular, de la que se sienten excluidos. El viernes, la vicepresidenta segunda abrió un nuevo camino, hasta ahora inexplorado para ella, y absolutamente nuclear para sus compañeros de espacio político.

Yolanda Díaz ya había mencionado antes la importancia de la ley de vivienda, pero nunca había llevado la iniciativa para defender medidas propias en esta materia, ni había dedicado tanto tiempo a este frente de batalla. El viernes, volviendo a marcar perfil propio —como hiciera con el bloqueado acuerdo de la cesta de la compra o con su propuesta para la congelación de las hipotecas—, la vicepresidenta segunda desbordó los límites de la cartera de Trabajo para defender una congelación temporal de los precios de los alquileres para los contratos prorrogados, con el beneplácito y el aplauso de los Comunes de Ada Colau.

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