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Iglesias impone a Podemos la guerra con Sánchez para forzar que expulse a Montero y Belarra
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Una coalición partida

Iglesias impone a Podemos la guerra con Sánchez para forzar que expulse a Montero y Belarra

El fundador del partido morado busca que el PSOE rompa la coalición para relanzar la marca como único adalid de la 'izquierda social'. El presidente ha trasladado a sus colaboradores que aguantará las presiones

Foto: El ex secretario general de Podemos Pablo Iglesias y la ministra de Igualdad, Irene Montero. (EFE/Mariscal)
El ex secretario general de Podemos Pablo Iglesias y la ministra de Igualdad, Irene Montero. (EFE/Mariscal)
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Pablo Iglesias no está dispuesto a que Podemos desaparezca. Más allá de la pugna con Yolanda Díaz por asegurar un papel preponderante de los morados en Sumar, el fundador de la formación busca recuperar el relato con el que lanzó su partido tras el 15-M. El aún líder de facto ha basado toda su estrategia de los últimos meses en confrontar con el ala socialista del Gobierno. Lo hizo desde el mismo momento en que abandonó el Consejo de Ministros, y de aquí a las próximas citas electorales intensificará el choque con el PSOE como baza electoral.

La consigna del “Podemos de Galapagar”, como llaman internamente al núcleo de Iglesias, Juan Carlos Monedero y Juanma del Olmo, es apretar al máximo a Pedro Sánchez para forzarle a que eche del Ejecutivo a las ministras Ione Belarra e Irene Montero, según explican desde el grupo parlamentario de Unidas Podemos. En este contexto enmarcan la cascada de desafíos que los morados han planteado en las últimas 48 horas a sus socios.

Foto:  El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversa con la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. (EFE/Mariscal) Opinión
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Si el lunes se unían a ERC y Bildu para presentar una enmienda a la propuesta de reforma del PSOE de la ley del solo sí es sí, ayer se descolgaban con una nueva exigencia para aprobar la ley de vivienda. Los bancos deben permitir que sus clientes cambien las hipotecas de variables a fijas en las mismas condiciones. En la actualidad, la mayoría de las entidades da esta posibilidad porque se enmarca dentro del código de buenas prácticas, pero ahora quieren que se registre en una norma y que la obligación sea permanente.

El PSOE se ha limitado a decir que lo estudiará. En la Moncloa, asisten con “resignación” a estas afrentas de las responsables de Igualdad y Agenda 2030. Sánchez ha trasladado en privado que es consciente de que Iglesias quiere “destruir” la coalición y su intención es aguantar hasta el final de legislatura. En breve, asumirá la presidencia de turno de la Unión Europea e interpreta que sería un “fracaso” llegar con el Gobierno roto. En su afán de firmar hitos históricos, se ha autoimpuesto que la primera coalición que gobierna en España perdure.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), junto a sus vicepresidentas, tras la votación de la moción de censura. (EFE/J.J. Guillén)

Con los que el presidente ha compartido esta reflexión también advierten de que “todo tiene un límite” y que un día puede “agotársele la paciencia”. En ello está Iglesias, que no desaprovecha ninguna oportunidad para ponerle a prueba. Con un discurso más propio de un partido de oposición que de gobierno, el coportavoz de Podemos, Javier Sánchez Serna, comparecía en el Congreso para exigir una defensa de Ceuta y Melilla ante la “monarquía dictatorial” de Marruecos después de que el presidente del Senado marroquí instara a recuperar las ciudades autónomas. Cualquier excusa es buena para abrir una fuga.

El exvicepresidente trabaja para recuperar el marchamo de único partido que defiende las causas de los más desfavorecidos, de ahí que atribuya a Belarra y Montero todas las medidas sociales que ha aprobado el Consejo de Ministros, en cuyas reuniones el perfil de ambas es “muy bajo”, según reconocen sus compañeros socialistas. En el vídeo de presentación de la tradicional Fiesta de la Primavera del partido, a la que acudirá Iglesias, se explicita que “Podemos es mucho más que dos ministerios”. Además, aprovechan para lanzar un dardo a Yolanda Díaz por su tibieza frente a las ministras que “no callan”, como Montero y Belarra.

Foto: Los purgados por Iglesias reviven con Yolanda. (EFE/Víctor Lerena)

Las moradas tensarán la cuerda al máximo, pero si no hay contraorden no abandonarán la bancada azul. Iglesias necesita que sea Sánchez quien rompa, no irse. En su programa La Base, no disimula los mensajes para desprestigiar a quien un día estrechó la mano. La fotografía del presidente con su homóloga italiana, Giorgia Meloni, le sirvió para publicar un montaje en el que denunciaba que el socialista blanqueaba el fascismo.

La Moncloa gana tiempo y pone el foco en que la guerra es entre Yolanda Díaz y Pablo Iglesias. Desoye a los barones, que claman para que se expulse a Podemos de la coalición. En la última remodelación para sustituir a Reyes Maroto y Carolina Darias, se evidenció que el presidente no “dará el gusto” a Iglesias.

Foto: Yolanda Díaz e Irene Montero. (EFE/Mariscal)

Los sanchistas observan con preocupación la batalla por liderar el espacio a su izquierda, pero a diferencia de lo que reflejan las encuestas, no temen que Yolanda Díaz desinfle al PSOE en las urnas. El análisis se basa en que si finalmente Podemos se integra en Sumar y Yolanda Díaz acepta en su lista a Montero, la nueva plataforma perderá su frescura. “Será como Podemos, pero más amable”, asegura un veterano diputado que aventura que las elecciones se dirimirán en un Sánchez-Feijóo y aquí el presidente recogerá los frutos de su gestión. Si, por el contrario, van divididos, el cálculo es que Yolanda Díaz será víctima de la fractura y obtendrá una “representación simbólica”. Este último escenario es el que mantiene en alarma a la Moncloa, donde, pese a que esperan una remontada, saben que con tres partidos en la izquierda será muy complicado reeditar la coalición. Lo más inmediato es mantenerla a pesar de Iglesias.

Pablo Iglesias no está dispuesto a que Podemos desaparezca. Más allá de la pugna con Yolanda Díaz por asegurar un papel preponderante de los morados en Sumar, el fundador de la formación busca recuperar el relato con el que lanzó su partido tras el 15-M. El aún líder de facto ha basado toda su estrategia de los últimos meses en confrontar con el ala socialista del Gobierno. Lo hizo desde el mismo momento en que abandonó el Consejo de Ministros, y de aquí a las próximas citas electorales intensificará el choque con el PSOE como baza electoral.

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