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Moncloa duda de la continuidad de Podemos en la coalición si no pacta con Yolanda Díaz
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LANZAMIENTO DE SUMAR

Moncloa duda de la continuidad de Podemos en la coalición si no pacta con Yolanda Díaz

La parte socialista del Gobierno apuesta por la unidad de todos los partidos a su izquierda, pero de no producirse por diferencias estratégicas asumen un giro de los morados a posiciones más alejadas de la gobernabilidad

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, durante una sesión de control en el Senado. (EFE/Mariscal)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, durante una sesión de control en el Senado. (EFE/Mariscal)

El resultado de las negociaciones entre Yolanda Díaz y Podemos influirá en las posibilidades de que el Gobierno de coalición se repita tras las generales y, más a corto plazo, a la propia convivencia en el Ejecutivo. En Moncloa apuestan por la unidad de todas las fuerzas a su izquierda en una única candidatura bajo el liderazgo de la vicepresidenta segunda, a la que solo faltan por incorporarse los morados, pero de no producirse por diferencias estratégicas asumen una contradicción que pondría en duda su continuidad. "El PSOE para ellos es un partido de derechas", lamenta un ministro socialista, que tras señalar que si defienden "esta mentira" deben preguntarse "por qué no se van del Gobierno". Aunque se inclinan por pensar que sus socios no romperán, reconocen cierto hartazgo y las dudas de que así sea si finalmente concurren en candidaturas distintas por un giro de Podemos hacia posiciones alejadas de la gobernabilidad.

Las mismas fuentes de Moncloa aseguran que las ministras de Podemos, Ione Belarra e Irene Montero, "trasladan malestar". Una situación que por el carácter colegiado del Gobierno y sus dinámicas de trabajo "no afectan al funcionamiento" del Ejecutivo. "Lo que llamáis Gobierno es un rato el martes por la mañana", en referencia al Consejo de Ministros, según ironizaba días pasados un ministro en conversación informal con los periodistas. Sin embargo, este creciente "malestar" sí daría pistas a la parte socialista para desconfiar de un cambio de estrategia en los morados, apostando más por el "activismo" que por las instituciones, según la dicotomía que señalaba ya antes del lanzamiento de la candidatura de Díaz este miembro del Gobierno con responsabilidades de dirección en el PSOE. Incluso de "arrepentirse" de haber tomado la decisión de formar parte de la coalición. En esta línea, uno de los socialistas que formó parte de las negociaciones fallidas con Unidas Podemos tras las elecciones de abril de 2019 recuerda que una parte de este espacio optaba por apoyar un gobierno de Pedro Sánchez desde fuera.

Foto: Pedro Sánchez y el exlíder de Podemos, Pablo Iglesias, tras firmar el acuerdo programático para el Gobierno de coalición. (EFE/JuanJo Martín)

En los últimos días, los morados han venido remarcando las diferencias entre su formación y Sumar, posicionándola más cercana a Más País o más digerible para los socialistas. Hasta el punto de que este lunes el coportavoz de partido, Pablo Fernández, se refería a "presiones" para dejarlos fuera de esta candidatura y apuntaba también al PSOE porque "no le interesa tener como socio de Gobierno a Podemos".

Se trata de lo que el ministro de Consumo y líder de IU, Alberto Garzón, ha criticado como un "constante recurso a los argumentos funcionalistas", según los cuales Sumar sería un producto para beneficiar al sistema y destruir a Podemos. Precisamente, lo mismo que se le objetó desde una parte de su formación cuando surgió en 2014, según alertaba este lunes desde sus redes sociales, concluyendo que estos argumentos "únicamente sirven para promover y reforzar la cohesión interna de una comunidad, pues define un campo político de un 'nosotros/sistema' que permite una llamada a filas ante una 'amenaza'".

Foto: Yolanda Díaz, en el lanzamiento de su candidatura. (EFE/Víctor Lerena)

Pese a señalar estas diferencias y supuestamente potenciar el argumento del "funcionalismo", el mensaje que reiteran desde Podemos es que su objetivo pasa por llegar a un acuerdo con Sumar, asegurando que es la "condición de posibilidad" para evitar un Ejecutivo formado por PP y Vox. Desde el Gobierno mantienen igualmente su deseo de una candidatura unitaria de todas las fuerzas a su izquierda para evitar la fragmentación que penalice en las urnas la suma del bloque progresista. Así se encargaba de reiterarlo el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños este lunes, celebrando que "todas esas fuerzas a la izquierda del PSOE se organicen y vayan unidad", pero matizando que "mejor noticia sería que fuesen todas las fuerzas políticas sin excepción", en referencia a Podemos.

Si la continuidad de Podemos en la coalición pondría de relieve las incoherencias con un desacuerdo con Sumar que se justificase por las diferencias estratégicas respecto a la relación con el PSOE, no es nueva la deriva de la coalición en una suerte de tripartito. Ya desde que se profundizaron las tensiones dentro de Unidas Podemos tras la aprobación de los presupuestos, Moncloa dejó de tener un solo interlocutor dentro de este espacio. Al igual que le ocurría a la dirección del grupo parlamentario socialista, algunas leyes se tuvieron que negociar por partida doble para coordinarse con las dos patas de sus socios, después de que los morados comenzasen a cuestionar varios de los acuerdos que se encargó de cerrar con el primer partido del Gobierno hasta erigirse como un tercer sector.

Foto: El vicesecretario de Cultura del PP y portavoz de la campaña, Borja Sémper. (EFE/Fernando Alvarado)

Las diferencias políticas y estratégicas vienen de atrás y el propio coportavoz de Podemos las reconocía en rueda de prensa este lunes aun sin querer concretarlas: "Somos espacios políticos diferentes. A lo largo de esta legislatura hubo momentos en los que se explicitó que Podemos tenía una posición que no era compartida" con la defendida por la vicepresidenta segunda. Desde el sector más afín a Díaz se advirtió sobre las negativas consecuencias de no mantener una posición coordinada. Cuestiones en las que consideraban que podría haber margen de negociación con sus socios, como la ley trans o de vivienda, se fueron bloqueando y retrasando. Habitualmente por posiciones de máximos que, según su lectura, respondía a una estrategia por parte de Podemos para apretar filas internamente en la disputa con la vicepresidenta segunda.

De no producirse un acuerdo para concurrir juntos a las elecciones, la intensificación de estas dinámicas dificultarían la consecución de acuerdos pendientes en leyes cruciales todavía pendientes como la de vivienda. Un "atrincheramiento" que ya se denunció internamente en Unidas Podemos por ir en contra de los intereses del espacio en su conjunto para anteponer intereses propios de partido. Si finalmente Podemos y Sumar confluyen en una candidatura conjunta, el tripartito de facto se corregirá, pero si rompen amarras y se presentan a las elecciones en dos candidaturas diferentes, la coalición quedará en jaque en el último año de legislatura y con la puerta abierta a una salida de los morados.

Foto: Yolanda Díaz, en la presentación de Sumar. (EFE/Víctor Lerena)

De puertas hacia afuera, la buena reputación de la estabilidad política hace que ninguno de los actores de la coalición quiera aparecer como el culpable de una ruptura. De ahí que Pedro Sánchez evitase en las sucesivas remodelaciones del Gobierno tocar a los ministros morados pese a crisis como la derivada de la reforma del solo sí es sí. "El que rompe pierde", se solía repetir ya desde las primeras crisis de la coalición al inicio de la legislatura desde la parte morada para negar que esta fuese a ser su estrategia. Es por ello que, pese a llegar este punto de inflexión, los socios parecen dispuestos a mantener la coalición por inercia. Al menos, hasta que Podemos y Yolanda Díaz definan su futuro electoral.

El resultado de las negociaciones entre Yolanda Díaz y Podemos influirá en las posibilidades de que el Gobierno de coalición se repita tras las generales y, más a corto plazo, a la propia convivencia en el Ejecutivo. En Moncloa apuestan por la unidad de todas las fuerzas a su izquierda en una única candidatura bajo el liderazgo de la vicepresidenta segunda, a la que solo faltan por incorporarse los morados, pero de no producirse por diferencias estratégicas asumen una contradicción que pondría en duda su continuidad. "El PSOE para ellos es un partido de derechas", lamenta un ministro socialista, que tras señalar que si defienden "esta mentira" deben preguntarse "por qué no se van del Gobierno". Aunque se inclinan por pensar que sus socios no romperán, reconocen cierto hartazgo y las dudas de que así sea si finalmente concurren en candidaturas distintas por un giro de Podemos hacia posiciones alejadas de la gobernabilidad.

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