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La última bala de la izquierda para repetir Gobierno con Sánchez
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La última bala de la izquierda para repetir Gobierno con Sánchez

La presentación de Sumar en Madrid, a pesar de su aparente propósito propagandístico, dejó algunas cosas bastante claras respecto de los propósitos de la nueva formación

Foto: Los purgados por Iglesias reviven con Yolanda. (EFE/Víctor Lerena)
Los purgados por Iglesias reviven con Yolanda. (EFE/Víctor Lerena)
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El partido de Yolanda Díaz tiene un objetivo principal, al que se supedita su acción, y que queda definido en su mismo nombre, Sumar: se trata de conseguir que el bloque de izquierdas pueda repetir Gobierno. No es un proyecto político autónomo, al menos de momento, sino pensado como instrumento para alcanzar una meta: su potencia se definirá a partir de la consecución de ese objetivo y dependerá de lo que aporte a ese hipotético triunfo.

El contenido ideológico del proyecto Sumar responde también a esa intención. Forma parte de la misma ideología que el PSOE ha difundido, la de un progresismo que trata de ofrecer respuestas a una época digital y climática, y resulta un complemento idóneo para ella. Nada de lo que ha anunciado Díaz la mañana del domingo, ni de los marcos políticos en los que se desenvuelve su partido, le resulta extemporáneo a Sánchez.

Elementos complementarios

Las diferencias con los socialistas son una cuestión de tono más que de contenido. Por ejemplo, Sumar insiste en aspectos un poco más atrevidos de la misma ideología, en llevar un paso más allá el feminismo, el reconocimiento de la diversidad y el ecologismo, y en añadir algunas otras de moda entre el progresismo. En segundo lugar, y la mañana del Magariños contuvo un buen retrato, intenta escenificar ese discurso de ilusión, de energía y de buen rollo, en el que Errejón siempre insistió cuando estuvo al frente de Podemos. Le salió mal. Díaz le ha comprado el marco comunicativo, pero quién sabe, quizás ahora sí le funcione.

Ambos asuntos vienen a cubrir espacios en los que el PSOE ha dejado de ser electoralmente atractivo. La ruptura del bipartidismo trajo un nuevo reparto de fuerzas políticas y las izquierdas también se fragmentaron. En ese nuevo contexto, los socialistas funcionan bien en sectores como los jubilados y los funcionarios, así como en algunas clases medias, pero no tanto en las clases urbanas y formadas, o entre las mujeres y jóvenes, donde están sufriendo un descenso electoral. Son esos ámbitos los que Sumar trata de cubrir, y la naturaleza de sus alianzas (Más Madrid, comunes, Compromís, todas ellas en grandes ciudades) lo refleja.

Sentimiento y efervescencia

Díaz tiene un problema, no obstante, porque para que esa unión sume, necesita reflotar un espacio, el de la izquierda del PSOE, que aparece desanimado. El desencanto después de tantas peleas, enfrentamientos y decadencia en las urnas ha llevado al hartazgo de mucho votante, y al alejamiento masivo de posibles simpatizantes. La tarea primera, por tanto, consiste en reanimar al moribundo. Para ese objetivo, y como dejó sentir en el pabellón del Estudiantes, Díaz ha elegido el aire sentimental y la efervescencia festiva. Llevó consigo, como teloneros, a un joven comunicador en la red, a una mujer con una pequeña tienda, a una mujer trans que se ha marchado del PSOE y a una sindicalista: fueron ellas quienes con su experiencia señalaron el tipo de valores que quiere defender Sumar.

Foto: Yolanda Díaz abraza a algunos asistentes del acto de Sumar. (Reuters/Isabel Infantes)
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Este recurso del marketing, el de centrarse en la narrativa, el de la ejemplificación a través de los testimonios personales, resultaba útil porque movilizaba sentimentalmente, pero también porque permitía alejarse de los programas y de los partidos. Reforzaba la afirmación de que Sumar lo construyen las personas, la sociedad civil, y no las formaciones políticas (ese eufemismo para referirse a Iglesias); de que son ellas las que traen las sonrisas y la ilusión. Ello no fue óbice para que agradeciera su presencia, uno a uno, a todos los líderes políticos que acudieron al acto.

La causa de la unión

Más que la pasión por los nuevos tiempos, sin embargo, lo que tiende a mantener unidas las filas de Díaz son las enseñanzas del pasado reciente. Lo señaló la vicepresidenta cuando citó a César Rendueles, el profesor universitario que había explicado en Twitter cuál había sido la dinámica en la que se habían movido los grupos de trabajo de Sumar (los que están construyendo su proyecto de país). Según Rendueles, muchas personas de orientaciones políticas muy diferentes habían logrado trabajar unidas, habían dejado al margen las diferencias, trataron de llegar a acuerdos y lo consiguieron. Díaz puso ese ejemplo para explicar qué es Sumar.

Foto: Yolanda Díaz, en la presentación de Sumar. (EFE/Víctor Lerena)

Sin embargo, Rendueles decía algo más en su hilo e incidía en el elemento que había posibilitado los acuerdos: "Creo que la explicación es que mucha gente sentíamos que, en el campo electoral, esta es la única bala de la izquierda". Y lo es para una generación. Aquellos que emergieron tras el 15-M, que iban a ganar el país, que iban a transformarlo, que eran la esperanza de la izquierda española y de la europea, ven la posibilidad de volver a tener influencia en la política, o de continuar en cargos, con el proyecto de Yolanda Díaz, y se han agarrado a él. Algunos de ellos estaban en el Magariños, con cara de esto es lo que hay.

Y es lo que hay: generación contundente de ilusión frente al desánimo, unión frente a Iglesias para que el último tren no se marche, construcción de un proyecto complementario al del PSOE para acudir a las generales. Eso es Sumar.

Riesgos y posibilidades

Sus posibilidades de futuro dependerán de que el instrumento funcione o no de cara al objetivo general: que el Gobierno repita. Ideológicamente, Sumar parece traer pocas novedades, pero sí puede aportarlas tácticamente. Replegarse desde un proyecto autónomo hacia uno complementario del socialismo supone varios riesgos con los que habrá que ir lidiando: puede que haga más difícil repetir Gobierno si se elige dejar fuera a Podemos (hay quienes, en el ámbito de la izquierda, piensan que Sumar tendrá mucho más recorrido solo que yendo con Podemos); puede que refuerce más aún el liderazgo de los socialistas en el bloque progresista y convierta al nuevo partido en poco relevante, o puede que, entre otras posibilidades, Sumar tenga éxito y se convierta en un rival que pueda robar bastante voto al PSOE. Veremos cuál es el futuro de Sumar.

No obstante, este año electoral español, en el que las novedades ideológicas parecen posponerse hasta 2024, también puede traer sorpresas. Con la guerra de Ucrania y las tensiones entre China y EEUU, el giro geopolítico, las medidas de Biden, las respuestas financieras todavía sin asentar y con la UE con su futuro todavía por decidir, no sería extraño que la realidad obligase a aportar novedades.

El partido de Yolanda Díaz tiene un objetivo principal, al que se supedita su acción, y que queda definido en su mismo nombre, Sumar: se trata de conseguir que el bloque de izquierdas pueda repetir Gobierno. No es un proyecto político autónomo, al menos de momento, sino pensado como instrumento para alcanzar una meta: su potencia se definirá a partir de la consecución de ese objetivo y dependerá de lo que aporte a ese hipotético triunfo.

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