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El PSOE se harta de UP y pide a Sánchez un golpe de autoridad: "Somos el hermano mayor"
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CRISIS EN LA COALICIÓN

El PSOE se harta de UP y pide a Sánchez un golpe de autoridad: "Somos el hermano mayor"

Nadie quiere asumir el coste de la ruptura, pero en la parte socialista se traslada la sensación de llegar a un punto de no retorno por el que, aun con los morados dentro del Gobierno, buscan emanciparse

Foto: El presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, durante la sesión de control al Gobierno el pasado miércoles en el Congreso. (EFE/Mariscal)
El presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, durante la sesión de control al Gobierno el pasado miércoles en el Congreso. (EFE/Mariscal)
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La crisis en la coalición por la reforma de la ley del solo sí es sí ha hecho rebosar la paciencia entre los socialistas. Tanto en Moncloa como en Ferraz y el grupo parlamentario del PSOE han elevado el tono contra sus socios de Unidas Podemos, coincidiendo en acusarlos de falta de responsabilidad y de no medir las consecuencias de un choque que no solo agrieta al Ejecutivo, sino que pone en riesgo su reedición tras las elecciones generales. Pedro Sánchez trata de mostrarse conciliador y alejar la hipótesis de la ruptura. El presidente aseguró la madrugada del viernes desde Bruselas que "todos mis ministros y ministras cuentan con mi confianza, también la ministra de Igualdad", pero otras voces de peso en el partido reclaman marcar un rumbo propio. Una hoja de ruta que ya se ha activado por la vía de los hechos durante los últimos días porque, como se arrogan fuentes del Gobierno, "somos el hermano mayor de la coalición". "Tenemos más responsabilidad y experiencia", zanjan para justificar su golpe de autoridad al presentar la reforma de forma unilateral y anticipando así sus intenciones a futuro.

Fuentes del grupo parlamentario socialista defienden en esta línea que "somos el primer grupo del Congreso". Una afirmación entonada con más hastío que arrogancia para justificar su imposición al criterio de sus socios en leyes como la de bienestar animal, aprobada esta semana con el apoyo crítico de Podemos por no incluir a los perros de caza. Una superioridad numérica que también exhiben para defender que tienen mayor capacidad de negociación con los socios parlamentarios. Nadie en la coalición quiere asumir el coste de la ruptura, pero en la parte socialista se traslada la sensación de llegar a un punto de no retorno por el que, aun con los morados dentro del Gobierno, buscan emanciparse. El hartazgo se hace cada vez más evidente en las filas socialistas y tanto los negociadores de Moncloa como los del grupo parlamentario hacen hincapié en que una de las principales causas del actual estado de la coalición se debe a la propia división interna dentro de Unidas Podemos.

Foto: El presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, durante la sesión de control al Gobierno este miércoles en el Congreso. (EFE/Mariscal)

"Esto también va de sus pulsos y sus demostraciones de fuerza", indica un ministro socialista sobre la posición de sus socios respecto a la reforma del solo sí es sí, en alusión a la disputa que mantienen Podemos y Yolanda Díaz por el papel de los primeros en una hipotética candidatura electoral conjunta. Una división que ha fragmentado el espacio, sin un liderazgo reconocible con el que negociar. De ahí que fuentes de Moncloa argumenten que el conflicto por la reforma no pueda resolverse entre Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, como se hacía hasta hace unos meses o antes con Pablo Iglesias cuando se producía un conflicto entre los socios. Estas mismas fuentes se preguntan retóricamente qué piensa Díaz de la reforma de la ley del solo sí es sí y qué está haciendo en aras de buscar un acuerdo para dejar entrever que carece de margen de maniobra ante el ministerio de Igualdad, liderado por la dirigente de Podemos Irene Montero.

En la dirección del grupo parlamentario del PSOE lamentan asimismo que "no sabemos con quién tenemos que hablar de Unidas Podemos" a la hora de coordinarse en el Congreso. En el mejor de los casos, explican que deben interlocutar con las dos patas de este espacio, cada vez menos estrategias menos coincidentes. Una situación derivada de la ruptura de facto entre Podemos y Yolanda Díaz. La vicepresidenta segunda es oficialmente la líder del espacio y la respaldan IU y comunes, pero los morados comenzaron por cuestionar varios de los acuerdos que se encargó de cerrar con el primer partido del Gobierno hasta erigirse como un tercer sector.

Esta pérdida de control de la coalición por parte de Sánchez, convertida en un tripartito y con las dos patas de Unidas Podemos pendientes de decidir si concurrirán juntas o por separado a las elecciones, ha acabado por alentar que los socialistas impongan su mayor peso para tomar decisiones sin consensuar. Con la iniciativa unilateral para la reforma de la ley del solo sí es sí porque "se agotó el diálogo con Podemos y este debate ya no iba a ningún lado", según indican fuentes socialistas presentes en las negociaciones, pero también esta misma semana imponiéndose en la ley de bienestar animal.

Fuentes de Moncloa argumentan que la división en UP impide que el conflicto por el solo sí es sí se pueda resolver entre Sánchez y Díaz

En este contexto, se han alimentado las acusaciones cruzadas de dinamitar la convivencia y atacar los intereses mutuos para tratar de imponer las posiciones propias buscando un rédito electoral. De hecho, desde Podemos se lamenta que Sánchez haya cedido a presiones "de la derecha" sin que por ello vaya a conseguir frenar nuevos golpes o evitar que le pase factura en las urnas. "Cuando hay temporal hay que echar el ancla", zanjan fuentes de la dirección morada.

Ni PSOE ni Podemos quieren aparecer como los culpables de una ruptura. "El que rompe pierde", se solía repetir ya desde las primeras crisis de la coalición al inicio de la legislatura desde la parte morada para negar que esta fuese a ser su estrategia. Es por ello que, pese a llegar este punto de inflexión, ambos socios parecen dispuestos a mantener la coalición por inercia. Al menos, hasta que Podemos y Yolanda Díaz definan su futuro electoral. Que el Gobierno agote la legislatura con Podemos dentro del Gobierno o fuera depende en mayor medida de si presentarán una candidatura en solitario, para la que Irene Montero ya se ha proyectado como cabeza de lista virtual, o si lo harán bajo el paraguas del proyecto de Sumar que lidera Díaz.

En el PSOE no son ajenos al efecto de las "discrepancias" en Unidas Podemos. La fragmentación a su izquierda reduciría al mínimo las posibilidades de reeditar la suma para formar un gobierno de coalición progresista. Con todo, entienden que sus socios están en una fase de negociación y este hecho hasta podría evitar que no acabase llegando la sangre al río en asuntos como la reforma de la ley del solo sí es sí. En la parte socialista del Gobierno admiten tener claro que no van a recibir un voto favorable de sus socios a su reforma, pero confían en que, al menos, no la rechacen optando por una abstención. Un voto de rechazo por parte de Podemos, en contra del criterio de Díaz, IU y comunes, pondría en duda su voluntad de articular una candidatura conjunta bajo el paraguas de Sumar. La división del voto entre Podemos y el resto del espacio en este asunto tampoco se sostendría sin tener consecuencias en forma de dimisiones.

La rigidez del acuerdo de gobierno

Si Sánchez aseguraba en su última comparecencia desde Bruselas que "no se contempla" la ruptura del Gobierno, el ministro de la presidencia, Félix Bolaños, encargado ahora junto a la titular de Hacienda, María Jesús Montero, de negociar el apoyo de los grupos a la reforma, insistía unas horas después en que la coalición "no peligra en ningún caso". Lo cierto es que el acuerdo de Gobierno firmado entre PSOE y Unidas Podemos impide al presidente del Gobierno cesar a ministros de la parte morada sin romper la coalición o sin acordarlo con Yolanda Díaz, lo que a su vez supondría la ruptura de esta con Podemos.

"En caso de reestructuración del Gobierno durante la legislatura, se mantendrá el número de áreas gestionadas por PSOE y Unidas Podemos y su peso relativo en el conjunto del Gobierno en los términos acordados al inicio de la coalición. En caso de que la reestructuración implique una alteración sustancial de lo acordado previamente, las partes volverán a abordar las cuestiones esenciales que se planteen en relación con dicha reestructuración", recoge el punto 19 del protocolo de funcionamiento del Ejecutivo de coalición. Sánchez no tiene así margen para cesar sin consenso a los titulares de los ministerios en manos de Unidas Podemos.

PSOE y Unidas Podemos parecen condenados a convivir, aunque nada indica por el momento que ello suponga entenderse e ir de la mano. Menos todavía a compartir la bandera del feminismo. La votación de la reforma de la ley del solo sí es sí, la norma estrella del ministerio de Igualdad que se resiste a perder su capital político, abrirá una nueva fase para el Gobierno de coalición. En pleno ciclo electoral y con los socialistas reclamando ejercer su papel de "hermano mayor".

La crisis en la coalición por la reforma de la ley del solo sí es sí ha hecho rebosar la paciencia entre los socialistas. Tanto en Moncloa como en Ferraz y el grupo parlamentario del PSOE han elevado el tono contra sus socios de Unidas Podemos, coincidiendo en acusarlos de falta de responsabilidad y de no medir las consecuencias de un choque que no solo agrieta al Ejecutivo, sino que pone en riesgo su reedición tras las elecciones generales. Pedro Sánchez trata de mostrarse conciliador y alejar la hipótesis de la ruptura. El presidente aseguró la madrugada del viernes desde Bruselas que "todos mis ministros y ministras cuentan con mi confianza, también la ministra de Igualdad", pero otras voces de peso en el partido reclaman marcar un rumbo propio. Una hoja de ruta que ya se ha activado por la vía de los hechos durante los últimos días porque, como se arrogan fuentes del Gobierno, "somos el hermano mayor de la coalición". "Tenemos más responsabilidad y experiencia", zanjan para justificar su golpe de autoridad al presentar la reforma de forma unilateral y anticipando así sus intenciones a futuro.

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