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Sánchez fía la estabilidad a los PGE y encarrila la primera legislatura completa desde 2015
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TERCERAS CUENTAS CONSECUTIVAS

Sánchez fía la estabilidad a los PGE y encarrila la primera legislatura completa desde 2015

El Gobierno aspira a aprobar los presupuestos con una mayoría más holgada, de hasta 190 escaños. Será la base para combatir la creciente inestabilidad económica y social antes del ciclo electoral

Foto: La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, durante la primera jornada del debate de totalidad del proyecto de presupuestos. (EFE/Mariscal)
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, durante la primera jornada del debate de totalidad del proyecto de presupuestos. (EFE/Mariscal)

La palabra más repetida por la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, durante el debate de enmiendas a la totalidad de los presupuestos de 2023 fue estabilidad. El mismo mantra que se viene repitiendo en la Moncloa desde el inicio de la legislatura, coincidiendo con la pandemia, y que se ha intensificado tras la invasión rusa de Ucrania. "Estabilidad económica", en un contexto de incertidumbre por la crisis energética y la inflación, como sinónimo de "estabilidad política" y, a la postre, del Gobierno. Un escenario que a nivel parlamentario viene determinado por las alianzas del Ejecutivo de Pedro Sánchez con formaciones independentistas y nacionalistas, que este jueves permitirán salvar el primer escollo para la tramitación de las cuentas tras evitar enmendarlas.

La negociación continúa, principalmente con ERC, pero visibilizándose menos tensiones que en la negociación de las anteriores cuentas y pareciendo un simple trámite en comparación con las primeras, cuando todavía se exploraba la geometría variable. Sea por ofrecer certidumbres en un momento delicado, como defiende el Ejecutivo, o por simple supervivencia, como reprochaba la popular Cuca Gamarra en su réplica a la titular de Hacienda, lo cierto es que los presagios más catastrofistas sobre lo que se denominó Gobierno Frankenstein, con Unidas Podemos en el Consejo de Ministros y una investidura facilitada por ERC o Bildu, no se han cumplido. La coalición se encamina a completar la legislatura y, si las negociaciones siguen salvando obstáculos, lo hará con unos terceros presupuestos en la cartera aprobados en tiempo y forma.

Desde la eclosión del multipartidismo en las elecciones generales de diciembre de 2015, poniendo fin a las mayorías parlamentarias, no se había completado ninguna legislatura. La inestabilidad se tradujo en las primeras investiduras fallidas de la democracia —hasta llegar a un total de tres—; dos repeticiones electorales; cuatro mandatos; tres mociones de censura, de las cuales una se convirtió en la única exitosa en democracia —la presentada por Pedro Sánchez contra Mariano en 2018—, y una prórroga de los presupuestos generales del Estado de 2018 que se extendió tres ejercicios, hasta finales de 2020, cuando el Ejecutivo de PSOE y Unidas Podemos aprobó las primeras cuentas.

La cuadratura del círculo se completa con el número de apoyos. El Gobierno aspira a aprobar estos presupuestos con una mayoría más holgada de hasta 190 escaños. Dos más de los que recibieron las actuales cuentas, si se renuevan todos los apoyos y se suman los de Coalición Canaria, que en esta ocasión tampoco ha enmendado el proyecto de presupuestos. La mayoría absoluta se sitúa en 176 escaños.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/EPA/Daniel Irungu) Opinión
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Al margen de los números, las cuentas llegarían a sumar el apoyo de hasta una docena de partidos diferentes. En 2021 fueron 11 (además de PSOE y Unidas Podemos, votaron a favor ERC, PNV, Bildu, PDeCAT, Más País, Compromís, Nueva Canarias, PRC y Teruel Existe, mientras que el BNG se abstuvo). La mayoría de edad del multipartidismo. Se trataría del mayor respaldo en votos desde 2006, cuando el entonces presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, aprobó las cuentas con 193 votos. No en vano, Montero hizo un repaso sobre la situación política en Reino Unido, Italia o Francia, donde Macron tuvo que aprobar los presupuestos vía decreto sin votación parlamentaria, para poner en valor la "estabilidad" en España.

Si la estabilidad política se intenta vincular a la estabilidad económica, la titular de Hacienda tiró otra línea de puntos con la estabilidad social. "Mientras la guerra continúe", reconoció en su primera intervención desde la tribuna del Congreso en la primera jornada del debate, sus efectos socioeconómicos "pueden derivar en un clima de más descontento social". Llueve sobre mojado tras la crisis financiera y el impacto de la pandemia, advirtió. Estabilidad política para combatir la creciente inestabilidad económica y social, cuando comienza a asomar de forma acelerada el fantasma de la antipolítica en otros países europeos.

Foto: Cristina Herrero, presidenta de la AIReF. (EFE/Javier Lizón)

"Combatir este clima de desaliento es un reto de primer orden para las democracias occidentales", concluyó Montero al señalar que "su extensión es un caldo de cultivo que da alas a los populismos extremos". Precisamente, los aliados parlamentarios del Gobierno de coalición suelen repetir con más o menos resignación que si siguen sosteniendo al Gobierno, pese al incumplimiento de algunos compromisos, es porque la alternativa a Sánchez "es la extrema derecha". Si el diputado de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, centró buena parte de sus críticas a los "presupuestos Frankenstein" por quienes los están negociando, Montero asoció su formación con una estrategia basada en "alimentar el miedo y la antipolítica".

Las alianzas de gobierno y parlamentarias del PSOE están permitiendo a Sánchez encarrilar la legislatura con presupuestos anuales, pero conllevan también un elevado peaje electoral. Un coste que no se esconde en el discurso de diferentes barones socialistas y que recurrentemente señala la oposición conservadora. El Gobierno se afana en justificarlas no solo por preservar la tan mentada estabilidad, sino también por formar parte del juego democrático. Hasta el punto de que Montero llegó a vincularlas a los Pactos de la Moncloa, citando a Enrique Fuentes Quintana, como "resultado de un acuerdo alcanzado entre posiciones ideológicas dispares" y "anteponiendo el futuro de la sociedad española al punto de vista concreto de cada partido".

Foto: Los diputados del PNV Aitor Esteba y Mikel Legarda (i), tras una comparecencia de Pedro Sánchez en el Congreso. (EFE/Chema Moya)

El protagonismo de ERC en el procés y, sobre todo, la pesada herencia de Bildu son realidades difíciles de digerir también para una parte del electorado socialista. Los esfuerzos por avanzar en su normalización institucional siguen sin dar los resultados buscados. El Gobierno, sin embargo, hace de la necesidad virtud logrando salvar bolas de partido a pesar de la inexistente cultura de coalición, siendo el primer Gobierno de estas características desde la vuelta de la democracia, y estar en minoría parlamentaria.

El también denominado bloque de investidura, con sus tensiones y relaciones conflictivas, es la garantía de Sánchez para llegar al final de la legislatura, pero también para revalidarse en la Moncloa tras las próximas elecciones. Según los últimos datos del barómetro de IMOP-Insights para El Confidencial, estaría rozando la mayoría para repetir una investidura en términos similares a los de 2020.

Los socios aguantan y el PSOE ha empezado a recortar distancias con el PP. La propia Montero respondía a la oposición durante este primer debate presupuestario que "es vocación de este Gobierno gobernar también los próximos cuatro años", después de asegurar que se seguiría "impulsando el pluralismo democrático", en relación con los pactos de los socialistas. El giro a la izquierda decretado por Pedro Sánchez para afrontar la recta final de la legislatura vuelve a definir con claridad los contornos del Ejecutivo de coalición y su proyección de cara a la próxima cita con las urnas.

La palabra más repetida por la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, durante el debate de enmiendas a la totalidad de los presupuestos de 2023 fue estabilidad. El mismo mantra que se viene repitiendo en la Moncloa desde el inicio de la legislatura, coincidiendo con la pandemia, y que se ha intensificado tras la invasión rusa de Ucrania. "Estabilidad económica", en un contexto de incertidumbre por la crisis energética y la inflación, como sinónimo de "estabilidad política" y, a la postre, del Gobierno. Un escenario que a nivel parlamentario viene determinado por las alianzas del Ejecutivo de Pedro Sánchez con formaciones independentistas y nacionalistas, que este jueves permitirán salvar el primer escollo para la tramitación de las cuentas tras evitar enmendarlas.

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