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Lesmes regresará a su plaza del Supremo tras un mandato de 9 años con luces y sombras
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En la Sala de Contencioso-Administrativo

Lesmes regresará a su plaza del Supremo tras un mandato de 9 años con luces y sombras

A pesar de que su destino inmediato será la vuelta al Supremo, muchos le atribuyen un deseo íntimo de acabar su trayectoria en el Tribunal Constitucional

Foto: Carlos Lesmes. (EFE/Ballesteros)
Carlos Lesmes. (EFE/Ballesteros)

El mandato de Carlos Lesmes ha llegado a su fin exactamente ocho años y 10 meses después de que fuera designado presidente del Supremo y el Consejo General del Poder Judicial. Su decisión de abandonar el cargo ha puesto punto y final a una etapa con claros y oscuros, excepcionalmente larga y marcada por la última fase de crisis y bloqueo. Su futuro inmediato le lleva de nuevo al puesto que abandonó para asumir sus nuevas responsabilidades. Pasará a ser magistrado 'raso' del TS, miembro de la Sala de Contencioso-Administrativo.

Llegó al cargo en diciembre de 2013, tras la precipitada salida de Carlos Dívar, que cesó de forma anticipada tras verse envuelto en el pago a cargo de la institución de fines de semana de placer. Quizás ese antecedente y la intención de que el órgano de gobierno de los jueces quedara sin mancha condujo de forma directa a algo que muchos le critican: el Consejo desapareció del mapa, perdió voz, dejó de ser visible, aseguran algunos. Otros defienden que impulsó una política informativa centralizada y con una línea directriz institucional que contribuyó, al menos durante años, a alejar el foco informativo del Consejo y a recuperar una imagen de paz institucional.

Foto: Carlos Lesmes, presidente del CGPJ. (EFE)

Esa calma ha saltado por los aires en el último año. Alimentada por el retraso de casi cuatro años en la renovación y por las reformas legislativas del Gobierno que arrebataron al órgano sus funciones, impidiéndole en inicio realizar cualquier tipo de nombramientos y, ya más recientemente, levantando el veto solo en lo que afecta al TC, el Consejo pasó a ser el centro de atención. Muchos reclamaban desde hace meses una dimisión, un golpe de efecto que pusiera punto y final a esta situación insostenible, provocada por el diálogo de sordos entre los dos principales partidos y por la concepción de ambos de que el órgano de gobierno de los jueces funciona con un sistema de cuotas.

Las últimas semanas se han convertido en una auténtica reyerta. Tras anunciar el 7 de septiembre que dimitiría si el PP y en el PSOE no arreglaban de forma urgente sus diferencias y se decidían por reunirse y renovar, ha transcurrido un mes agónico en el que las dos formaciones han optado por no recoger el guante y dejarle caer. El presidente habría preferido irse de otra forma, pasando el testigo a su sucesor.

Foto: Felipe VI junto a Carlos Lesmes. (EFE/Ballesteros) Opinión
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A pesar de que su destino inmediato será la vuelta al Supremo, muchos le atribuyen un deseo íntimo de acabar su trayectoria en el Tribunal Constitucional. Desde luego, no será ahora, pero no se descarta que acabe en el TC en los próximos años. En su lugar, presidirá el TS Francisco Marín. En cuanto al CGPJ, su salida marca el principio del fin. Lo más probable es que se disuelva poco a poco de forma inevitable.

Lesmes arrancó su mandato con un Consejo con nuevas normas. Una reforma de una parte de la Ley Orgánica del Poder Judicial creó la conocida como Comisión Permanente, que agrupa a siete de los 20 vocales del órgano —cuatro del turno judicial y tres juristas— más el presidente. Solo esas personas, que se renovaban cada año, tenían hasta el momento dedicación exclusiva y potenciaron, aseguran algunos de los consultados, un sistema más presidencialista. Otros, sin embargo, defienden el modelo.

Foto:  El presidente del Tribunal Supremo y del CGPJ, Carlos Lesmes. (EFE/Ballesteros) Opinión
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Los primeros aseguran que el pleno perdió competencias y se propició una concentración de poder en detrimento de los vocales. Desapareció la figura del portavoz, lo que invisibilizó al Consejo en algunos de los momentos más duros para la judicatura, que en estos años ha convocado huelgas o se ha encontrado en el centro de polémicas como la reacción social tras la sentencia de la Manada.

Pese a todo, los ocho años han pasado en silencio y sin grandes alborotos si no tenemos en cuenta esta traca final. Los que le defienden aseguran que sobre todo y frente a todo es "un servidor público y un patriota". Entre las luces de su mandato destaca la forma en que se abordó el juicio del 'procés', una vista oral histórica y muy delicada que se prolongó durante meses y con la que se estrenó un hito de transparencia. Todas las sesiones se emitieron en directo para toda la ciudadanía.

Las sombras

También ha habido sombras. El Consejo ha protagonizado desavenencias sonadas con el poder ejecutivo. Desde el 'agarrón' con el ministro Rafael Catalá por unas declaraciones públicas sobre uno de los jueces de la Manada hasta las continuas advertencias a Pablo Iglesias por distintos comentarios en su fase como vicepresidente. La delicada relación con el Gobierno acabó de enconarse después de que el Ejecutivo limitara al máximo sus funciones y prohibiera al Consejo hacer nombramientos.

Foto: El comisario europeo responsable de Justicia, Didier Reynders. (EFE/Fernando Villar)

Uno de los episodios más tensos fue el conocido como 'caso hipotecas'. En aquella ocasión, pidió perdón "a los ciudadanos" en declaraciones públicas por la "deficiente" gestión del cambio de jurisprudencia sobre el pago del impuesto de actos jurídicos documentados y reconoció que había provocado "un daño y una desconfianza" en el Supremo que creía que el tribunal no merecía.

El mandato de Carlos Lesmes ha llegado a su fin exactamente ocho años y 10 meses después de que fuera designado presidente del Supremo y el Consejo General del Poder Judicial. Su decisión de abandonar el cargo ha puesto punto y final a una etapa con claros y oscuros, excepcionalmente larga y marcada por la última fase de crisis y bloqueo. Su futuro inmediato le lleva de nuevo al puesto que abandonó para asumir sus nuevas responsabilidades. Pasará a ser magistrado 'raso' del TS, miembro de la Sala de Contencioso-Administrativo.

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