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El PSOE prevé una negociación dura por los PGE y pide a Podemos que rebaje el "ruido"
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El PSOE prevé una negociación dura por los PGE y pide a Podemos que rebaje el "ruido"

Los socialistas están convencidos de que aprobarán las nuevas cuentas con el apoyo del bloque de investidura, del que presumen. Creen que no deben "entrar al trapo" con su socio en el Consejo de Ministros

Foto: Las ministras Ione Belarra y María Jesús Montero. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
Las ministras Ione Belarra y María Jesús Montero. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
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La negociación de los últimos Presupuestos Generales del Estado de la XIV legislatura será dura, "difícil", pero en el PSOE están "convencidos" de que el Gobierno de coalición logrará aprobar sus terceras cuentas públicas. Si los anteriores ya fueron complicados de pactar, los de 2023 deben soportar el peso de todas las medidas que el Ejecutivo aún tiene que impulsar para cumplir con el pacto entre PSOE y Unidas Podemos, ya con las elecciones generales previstas para diciembre del próximo año. La premisa fundamental de los socialistas es que los morados deben rebajar el "ruido" que les ha caracterizado hasta la fecha.

Las conversaciones entre los socios arrancaron en julio, con la vista puesta en la aprobación del techo de gasto —más de 198.221 millones, el más alto de la historia—, y desde entonces han celebrado reuniones e intercambiado documentos, si bien las negociaciones se han ralentizado durante el mes de agosto. Fuentes del PSOE explican que la comunicación es "fluida", llaman a abandonar "posiciones maximalistas" y dan por hecho que hay "disposición" al acuerdo.

Foto: La ministra de Hacienda, María Jesús Montero. (EFE/Mariscal)

Aún quedan bastantes pantallas para llegar a esta fase. Primero, deben abordar todos los frentes abiertos con Unidas Podemos, que reclama impulsar políticas como una reforma fiscal en profundidad, y no solo impuestos extraordinarios a la gran banca o a las energéticas que han registrado en el Congreso de los Diputados. También exige a su socio el desbloqueo de la derogación de parte de la Ley de Seguridad Ciudadana (conocida como ley 'mordaza') y la aprobación de la Ley de Vivienda, antes de sentarse a negociar.

Después de lograr un acuerdo, deben remitir el borrador del proyecto de ley a la Cámara Baja antes del mes de octubre, para iniciar seguidamente las conversaciones con sus aliados parlamentarios, los mismos que el jueves permitieron que el Ejecutivo sacara adelante holgadamente las seis leyes que debatió la Cámara.

Hoy por hoy, el PSOE presume de esta mayoría, y fuentes del partido sostienen que fuerzas como PNV, ERC o Compromís son "conscientes" de que el país necesita unos nuevos presupuestos para este invierno, marcado por la incertidumbre energética y económica derivada de la guerra de Ucrania. Sin embargo, esas mismas fuerzas llevan meses exigiendo diálogo previo al Ejecutivo, al que acusan de descolgar el teléfono únicamente para reclamar apoyos, una vez ya ha tomado decisiones o ha aprobado normas que quiere ver ratificadas en la Cámara.

Foto: Teresa Ribera y Aitor Esteban, este jueves en el Congreso. (EFE/Mariscal)

En el PSOE la ración de autocrítica ante estas palabras es escasa, y tratan de zanjar esta reclamación reiterando su "compromiso de diálogo". También intentan desmontar este relato: sostienen que los distintos Ministerios, bajo la batuta del hombre fuerte de la Moncloa y ministro de la Presidencia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, suelen iniciar los contactos con los socios parlamentarios con mucha anticipación. Incluso se autoexculpan de que las negociaciones se prolonguen hasta el último minuto, para señalar la responsabilidad de sus aliados.

"Es una estrategia", "son fórmulas de negociar", apuntan, presionar hasta el final para arañar contrapartidas en la negociación. En el PSOE reconocen las escenas de pánico vividas en la fase final de distintos tira y afloja, como también asumen que su socio minoritario, Unidas Podemos, trate de apropiarse de buena parte de las medidas impulsadas por la coalición.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en Montenegro. (EFE/Boris Pejovic)

"Es lógico que el partido minoritario se quiera visibilizar", sostienen. Lo que ya no ven con tan buenos ojos es que Unidas Podemos busque "más la diferencia" que "lo que nos une", o que sus socios generen "ruido" para reivindicar su trabajo en la coalición. "Permanentemente, quieren transmitir que este partido se mueve hacia un proyecto para la mayoría social porque ellos están", y esto "no se corresponde" con la realidad, aseveran.

Con todo, la consigna es "no entrar al trapo", porque el entendimiento "a la interna" es "muy superior al que ellos quieren expresar". El propio Sánchez ha dejado clara su intención de agotar la legislatura sin romper la coalición, y en su partido sostienen que a Unidas Podemos también "le interesa" agotar la legislatura: primero, por la posibilidad de desarrollar políticas desde el Ejecutivo, y segundo, por el "altavoz" del que gozan por ser parte del Gobierno.

Foto: La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz (i) y la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera. (EFE/Mariscal)
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La coalición llegó a julio muy tocada. Comenzó a realinearse en el debate sobre el estado de la nación y escenificó la paz con el encuentro entre el presidente, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta segunda, ministra de Trabajo y líder de Unidas Podemos en el Gobierno, Yolanda Díaz, el 1 de agosto. A pesar de los múltiples frentes abiertos y las previsibles disputas en el medio y corto plazo, nadie en las filas de estas fuerzas contempla hoy un escenario de ruptura.

En líneas generales, creen que la coalición funciona. A Unidas Podemos le gustaría que su socio respaldase medidas más ambiciosas, y el PSOE cree que sobra "ruido" y falta pedagogía para vender las medidas desarrolladas hasta la fecha, y por eso Sánchez se prepara para una gira con la que intentará recuperar el pulso de la calle.

Foto: Foto de archivo, Salvador Navarro, en una intervención de la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana. ( EFE/Domenech Castelló)

Pero, más allá de las aristas por limar asperezas a la interna, están convencidos de que la coalición debe mantenerse unida para evitar que el PP de Alberto Núñez Feijóo, "un gran fraude a la democracia de este país", se haga con las llaves de la Moncloa.

El diagnóstico de ambos socios sobre Feijóo es idéntico, y el PSOE distingue con claridad el "ruido" que puedan hacer sus compañeros de coalición del que hace el líder de un partido con "posiciones incomprensibles", instalado en la "antipolítica" y consagrado a la "política de tierra quemada".

Foto: Pablo Echenique y Pedro Sánchez. (EFE/Mariscal)

Y, con el Partido Popular liderando las encuestas, la coalición ha dedicado las últimas semanas a intentar retratar a su líder. Desde el inicio de la andadura del Gobierno, en enero de 2020, las fuerzas que integran Unidas Podemos (Podemos, Izquierda Unida, En Comú Podem y Galicia en Común) se han esforzado por convencer a sus socios de que el entendimiento con el PP era imposible.

Hoy, el PSOE reclama una oposición con sentido de Estado y pregona que querría alcanzar acuerdos con el partido conservador, mientras afirma que Feijóo no está "a la altura de su cargo", o que baila al son que le marca Isabel Díaz Ayuso.

Hace apenas dos años, de cara a sus primeros presupuestos, el entonces vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, empeñó buena parte de su capital político en insistir, presionar y convencer a Sánchez de que los Presupuestos debían salir adelante con el respaldo del bloque de investidura, sin mirar en ningún momento a su derecha. Vistas las actuales relaciones entre los dos grandes partidos, nadie podría hoy contemplar otro escenario.

La negociación de los últimos Presupuestos Generales del Estado de la XIV legislatura será dura, "difícil", pero en el PSOE están "convencidos" de que el Gobierno de coalición logrará aprobar sus terceras cuentas públicas. Si los anteriores ya fueron complicados de pactar, los de 2023 deben soportar el peso de todas las medidas que el Ejecutivo aún tiene que impulsar para cumplir con el pacto entre PSOE y Unidas Podemos, ya con las elecciones generales previstas para diciembre del próximo año. La premisa fundamental de los socialistas es que los morados deben rebajar el "ruido" que les ha caracterizado hasta la fecha.

Pedro Sánchez Moncloa Presupuestos Generales del Estado
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