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La economía se ensombrece: la incertidumbre anticipa un nuevo frenazo en la recuperación
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La desconfianza se abre camino

La economía se ensombrece: la incertidumbre anticipa un nuevo frenazo en la recuperación

Los indicadores de confianza de junio muestran una recaída de las expectativas de los agentes económicos, lo que suele ser el anticipo de malas noticias para la economía

Foto: Imagen de un puerto de carga. (iStock)
Imagen de un puerto de carga. (iStock)
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El inicio de la invasión de Ucrania a finales de febrero provocó un brusco parón en la recuperación económica posterior a la pandemia. Rusia entró en una profunda contracción como consecuencia de las sanciones, pero los principales países europeos también sufrieron una fuerte desaceleración. En el caso de España, pasó de crecer a tasas superiores al 2% a finales de 2021 a situarse en un pírrico 0,2% en el inicio del año. Estos indicadores de confianza repuntaron levemente durante la primavera, pero a las puertas del verano han sufrido una recaída, en muchos casos para situarse en niveles próximos a los que había al inicio del conflicto o incluso peores.

Los indicadores de confianza son los más utilizados por los inversores para anticipar la tendencia de la economía a corto plazo. Y lo que indican es una nueva desaceleración que, dado el crecimiento tan leve del inicio del año, podría suponer una recesión en las economías desarrolladas.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tras el Consejo de Ministros. (Efe/Kiko Huesca)

En Europa, la confianza del consumidor del mes de junio que publica la Comisión ha caído al nivel más bajo de la última década, hasta -23,6 puntos. Esto es, no solo empeora los datos del mes de marzo, cuando comenzó la guerra, también se sitúa por debajo de los mínimos de la pandemia, hasta niveles no vistos desde que el área euro estuvo en riesgo de romperse en 2012.

Las familias europeas están sufriendo una intensa pérdida de poder adquisitivo como consecuencia de la inflación. Lo que hasta hace solo unas semanas parecía un episodio temporal de subida de precios energéticos se ha transformado rápidamente en una inflación generalizada que afecta ya a casi toda la cesta de bienes y servicios de los hogares. A medida que se consolida la tendencia inflacionista, las familias asumen que su pérdida de poder adquisitivo será duradera, como muestran las encuestas de confianza.

En España, la economía sigue mostrando una gran fortaleza, como indican los datos adelantados de afiliación del mes de junio. Es previsible que esta tendencia se mantenga durante el verano gracias a la llegada de turistas extranjeros por el final de las restricciones. Sin embargo, el gran reto es mantener el crecimiento para el próximo otoño, cuando ya se habrán consolidado las dos o tres subidas de tipos que prepara el Banco Central Europeo (BCE).

"Las previsiones de PIB se enfrentan al impacto de las presiones inflacionistas"

“Las previsiones de crecimiento económico se enfrentan al impacto de las fuertes presiones inflacionistas, que se extienden cada vez más a través de un mayor número de sectores”, escriben los analistas de Equipo Económico. Según sus previsiones, el IPC seguirá cerca del 7% a final de año, lo que significa una inflación persistente que acumulará la pérdida de poder adquisitivo. Esto hace que la caída de la demanda sea considerada por estos expertos como el principal riesgo económico que afronta España, tanto en impacto potencial como en probabilidad de que se termine materializando.

El inicio de una fase contractiva para la política monetaria también está en la base de este deterioro de las expectativas. El encarecimiento de las hipotecas y del crédito nuevo implica una pérdida adicional de poder adquisitivo para los hogares. De hecho, es lo que busca el BCE, intentar calmar la demanda para frenar la escalada de precios, lo que implica un deterioro de la situación de las familias.

La última encuesta europea a empresas (PMI) refleja esta ralentización del consumo: "El crecimiento económico de la zona euro se deterioró intensamente en junio hasta alcanzar su mínima en 16 meses, reflejando una paralización del crecimiento de la demanda", escribe S&P en la nota, "tanto la falta de crecimiento de la demanda como el empeoramiento de las perspectivas estuvieron ampliamente vinculados al creciente coste de vida, a las condiciones financieras más estrictas y a las inquietudes en torno a la energía y las cadenas de suministro".

"El crecimiento económico de la zona euro se deterioró intensamente en junio"

En Alemania, la encuesta mensual que elabora el IFO a 7.000 empresas sufrió una recaída hasta situarse próxima al nivel de marzo, cuando comenzó la guerra en Ucrania. En su caso, a los problemas de inflación y de tipos de interés se suma el riesgo de cortes de suministro del gas procedente de Rusia. En las últimas semanas, varios expertos, incluyendo la Agencia Internacional de la Energía, han advertido a los países de Europa del Este de que se preparen para un invierno de continuos cortes de suministro. Si se cumple este escenario, implicaría la necesidad de racionamiento de la oferta disponible, controlando el consumo de las industrias que más energía gastan para evitar cortes a la población.

En Estados Unidos, el ciclo económico está más avanzado que en Europa y no está sufriendo el impacto económico de la guerra porque produce petróleo y, además, es exportador de gas. Esto significa que mientras una parte de empresas y familias sufre la consecuencia de la subida de precios, otra resulta beneficiada. Algo que no ocurre en Europa, que destina decenas de miles de millones de euros en importar energía.

En su caso, el riesgo de recesión se desprende del endurecimiento de la política monetaria por parte de la Reserva Federal. En junio, ha aprobado la mayor subida de tipos desde el año 1994, tres cuartos de punto de un solo golpe. Y hay más, ya que prevé terminar el año con los tipos por encima del 3%. Esto significa un brusco encarecimiento de los costes financieros para hogares y empresas que está reduciendo ya su capacidad de compra.

En este contexto, los resultados de la encuesta de confianza de la Universidad de Chicago muestran un elevado nivel de incertidumbre entre los consumidores. En concreto, las expectativas están en el nivel más bajo en más de dos décadas, empeorando los registros de la pandemia y de la crisis inmobiliaria. Los economistas anticipan que será complicado que el país evite una recesión técnica (dos trimestres consecutivos de contracción del PIB) en los próximos 12 meses por el daño autoinfligido para frenar la inflación.

Las respuestas de los consumidores muestran que las expectativas están en el nivel más bajo de la serie, situándose incluso por debajo de los mínimos de la crisis de Lehman Brothers. En ningún caso se espera una crisis tan profunda como la que ocurrió en ese momento por la acumulación de desequilibrios en el sector privado, pero sí es una crisis anunciada. Los hogares estadounidenses ya están asumiendo que la economía va a ensombrecerse.

El inicio de la invasión de Ucrania a finales de febrero provocó un brusco parón en la recuperación económica posterior a la pandemia. Rusia entró en una profunda contracción como consecuencia de las sanciones, pero los principales países europeos también sufrieron una fuerte desaceleración. En el caso de España, pasó de crecer a tasas superiores al 2% a finales de 2021 a situarse en un pírrico 0,2% en el inicio del año. Estos indicadores de confianza repuntaron levemente durante la primavera, pero a las puertas del verano han sufrido una recaída, en muchos casos para situarse en niveles próximos a los que había al inicio del conflicto o incluso peores.

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