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La crisis de recursos llega al agua: sequía, restricciones y embalses bajo mínimos
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La crisis de recursos llega al agua: sequía, restricciones y embalses bajo mínimos

Las limitaciones se extienden por Galicia, Castilla y León, Extremadura o Andalucía. También en Cataluña, donde Barcelona está bajo amenaza de cortes de agua. Los pantanos están en su peor momento desde 1995

Foto: Árboles secos en el embalse de As Portas en Vilariño de Conso (Ourense). (EFE/Brais Lorenzo)
Árboles secos en el embalse de As Portas en Vilariño de Conso (Ourense). (EFE/Brais Lorenzo)
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La sequía está dejando uno de los escenarios más problemáticos de las últimas décadas. Cada vez llueve menos, el clima es más cálido y el terreno, más árido en la península ibérica. Portugal vivió este año el mes de mayo más seco en prácticamente un siglo. Pero en España ya hay comunidades —muchas de ellas, como Galicia o País Vasco, que acostumbran a ser de las más húmedas del país— que han activado protocolos de prevención o aplicado restricciones en regadíos. También en otros usos considerados no esenciales. Todo, para no tener que cruzar la gran línea roja: la del abastecimiento humano. Con los embalses de la reserva hídrica española a un 40,4% de su capacidad, crece la alerta entre las Administraciones.

Según los registros, la situación de los embalses es la más complicada en casi tres décadas. Son los peores datos desde 1995, cuando los pantanos estaban a un 30% de su capacidad total, según el Boletín Hidrológico del Ministerio de Transición Ecológica (Miteco). Y la caída de reservas en las cuencas es progresiva. Especialmente, si los comparamos con el nivel promedio de los últimos cinco años hidrológicos.

Este ha sido un año marcado por la sequedad. Y no solo en verano. El pasado invierno fue "extremadamente seco y muy cálido", según la propia Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Era la segunda vez que esta estación alcanzaba sus niveles más altos de sequía y la cuarta con las temperaturas más tórridas desde 1961, año en el que comienzan los censos de esta serie histórica. Las reservas de agua están bastante por debajo de los indicadores promedios del último decenio. Y, en general, las perspectivas climáticas dejan mucho que desear. Que siga faltando el agua, o que el terreno sea árido, no son escenarios imposibles. Menos aún que se cronifique el descenso de las lluvias o que aumenten las temperaturas. El secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, aseguró que el suministro de agua estaba garantizado, aunque sí advertía del déficit hídrico "más grave en los últimos 15 años".

Por el momento, la situación es especialmente grave en las cuencas del Guadalquivir y el Guadiana. Ambas gozan de solo un cuarto de las reservas totales que pueden almacenar. Ante este panorama, sus respectivas confederaciones hidrográficas se reunieron a las puertas de la campaña de riego, que suele iniciarse en abril, para planificarla teniendo en cuenta las circunstancias que ya entonces se veían venir. La falta de humedad daba que pensar. Todo apuntaba a que llegarían nuevas restricciones. Y así ha sido. En Andalucía, donde hay provincias que se abastecen de ambos ríos, las comunidades de regantes (Feragua) ya estiman pérdidas millonarias para la temporada.

Las restricciones han comenzado en varios territorios, como Andalucía, Castilla y León, Galicia, Cataluña o el País Vasco

El despliegue de restricciones o las medidas excepcionales en buena parte del país son cada vez más palpables. Uno de los casos más llamativos es un pueblo de Ourense, donde se llegó a limitar el agua durante casi todo el día, a excepción de dos horas, durante varias jornadas consecutivas. Eso ocurrió a mediados de julio. Pero el problema aún perdura y se extiende a otras zonas. Por el momento, algunas de las más afectadas, además de Galicia, están siendo Cataluña o Andalucía.

En el caso catalán, la Generalitat advirtió hace muy poco de que planeaban restringir el agua en el área de Barcelona si en septiembre seguía sin llover. Según las previsiones, estas limitaciones solo se contemplan para el uso recreativo, por lo que en principio no llegaría a los hogares. El director de la Agencia Catalana del Agua, Samuel Reyes, reconoció que la situación es delicada e informó de las medidas que podrían implantarse si los pantanos que abastecen la zona llegan al nivel de alerta, que comienza al 40% de su capacidad. En el momento de aquel anuncio, ya se encontraban al 42%, con perspectivas meteorológicas poco favorables.

Foto: En Porqueira, el agua fue racionada en plena ola de calor. (EFE/Brais Lorenzo)

Mirando al sur, hay municipios como Cala o Santa Olalla (Huelva) que comenzaron el pasado martes a restringir el horario de suministro hídrico ante la merma de reservas en pantanos. Una situación que se repite hasta en una decena de localidades de la comarca y otras partes de Andalucía. La Junta, de hecho, pidió una reunión de carácter urgente al Gobierno central para abordar este problema, con la intención de solicitar una partida procedente de los fondos europeos para acometer obras hidráulicas que respondan a la situación en las cuencas.

Sin embargo, el Ejecutivo autonómico impulsó este mismo año, con los votos de PP, Ciudadanos, Vox y la abstención del PSOE, una iniciativa que ampliaba las hectáreas de regadío en el entorno de Doñana. Lo hizo pese a la oposición de la Unesco y organizaciones ecologistas, a sabiendas de que un año antes la Unión Europea había condenado a España por las "extracciones desmesuradas de agua subterránea" en el Parque Nacional.

Foto: Un pozo ilegal en el entorno de Doñana. (EFE / Felipe Fuentelsaz)

En general, en lo que respecta al resto del país, las dificultades para el suministro de agua varían en función de los afluentes y caudales de los que se nutre cada demarcación. Pero, por el momento, hay bastantes lugares en los que ya se están planteando o aplicando restricciones. En Extremadura, sin ir más lejos, la cuenca del Guadiana está en estos momentos a un 26% de su capacidad total, un descenso de hasta seis puntos respecto al pasado verano. Según el propio presidente de la Confederación Hidrográfica, eleva el estado de los embalses a su situación más "crítica" en el último siglo.

En Jerte, por ejemplo, el Ayuntamiento llegó a aprobar un decreto que contemplaba, en los casos más extremos, multas de hasta 3.000 euros por, literalmente, "despilfarrar" el agua. Las sanciones tras la modificación de la actual ordenanza se extienden de forma excepcional a usos no esenciales como el riego de huertos o jardines, puertas de viviendas o incluso fincas particulares.

Foto: Fuente: iStock

En Vizcaya comenzaron a utilizarse barcos para transportar el agua potable entre puertos, para así llegar a los municipios donde más se agrava la sequía. También se ha anunciado un fondo de 900 millones de euros que el País Vasco —donde el uso recreativo está limitado— planea invertir hasta 2027 para garantizar este recurso, que irá a parar a una mejora de las infraestructuras y otras actuaciones ambientales por futuribles "fenómenos extremos".

Otro caso es el de Navarra, donde existen algunas localidades en las que el abastecimiento surge de pequeños manantiales o cabeceras de ríos, como las del Valle del Erro, en las que llegó a restringirse el agua por la noche o se prohibió el riego de huertos e invernaderos. Y esta es otra de las complejidades colaterales que surgen de la escasez. La actual industria exige de una cantidad ingente para generar alimentos y que se sostengan tanto la agricultura como la ganadería.

Foto: Cada vez va a haber menos humedad en el suelo de los cultivos. (iStock)

En Murcia, comunidad en la que el sector primario guarda gran relevancia, la situación no parece estar afectando gravemente a la cosecha. Al menos, por el momento, según una de las principales agrupaciones agroganaderas, la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA). Pero la "situación hidrológica excepcional" sí ha condicionado, en cambio, otras decisiones relativas a la gestión hídrica. Por ejemplo, fue una de las causas por las que el Miteco ha terminado autorizando el Trasvase Tajo-Segura, que había sido paralizado. Esta decisión mantenía en vilo no solo al campo murciano, también a las zonas de Alicante o Almería. Finalmente, la comisión ha establecido un trasvase de 10 hectómetros cúbicos que irá a parar, sobre todo, a consumo humano, pero también al regadío, de acuerdo a las previsiones iniciales.

Medidas en Castilla y León

Pero la alarma entre agricultores se extiende más allá. En Castilla y León han tenido que mermar sus riegos, lo que en cultivos de regadío provocará numerosas pérdidas, en algunos casos hasta la mitad de la cosecha en algunas zonas de la comunidad. También está pendiente de cómo evolucionan las precipitaciones y las temperaturas en el sector del vino. La Confederación Hidrográfica del Duero asegura que de momento está garantizado el abastecimiento para toda la región, pero las altas temperaturas de ese verano están acentuando también la sequía en muchas zonas de la comunidad autónoma.

Salamanca y Soria han movilizado camiones cisterna para abastecer a los pueblos

Los embalses están al 45% de media de su capacidad, 17 puntos por debajo del agua que contenían en las mismas fechas del año pasado (62,63%) y 21 menos respecto a la media de la última década. En este inicio de agosto ya hay decenas de pueblos con restricciones o abastecidos con camiones cisterna y las autoridades están preocupadas porque las próximas dos semanas suelen ser las de más consumo de todo el verano en muchos municipios por el aumento de población y la celebración de gran parte de las fiestas patronales del mundo rural.

En Salamanca este verano aumenta el número de municipios que tienen que ser abastecidos con camiones, la mayor parte en la zona de la sierra. San Felices de los Gallegos, Herguijuega de la Sierra, Cepeda o Guadramiro son algunos de los han tenido que recibir la visita de las cisternas y tirar de garrafas. Hasta la última semana de julio ascendía a 23 el número de localidades que reciben ayudas, según los datos facilitados por la Diputación de Salamanca. Esta semana 15 pueblos han recibido cada dos o tres días agua en camiones para abastecer las necesidades de los vecinos.

Foto: Los embalses del Ebro siguen bajando (EFE/J.Cebolleda)

En todos los casos, la escasez de suministro es la causa, excepto en Arabayona de Mógica, donde el agua no es apta para el consumo por altos niveles de nitratos. Desde la institución provincial aseguran que la situación es más compleja que otros veranos, pero recalcan que podría ser mucho peor si no se estuvieran dedicando un millón de euros anuales a realizar nuevas captaciones y potabilizadoras para solucionar el problema cada vez en más municipios incapaces de soportar el aumento de consumo que supone multiplicar su población estos meses. Para afrontar esta situación, varios ayuntamientos que tienen escasez de agua han decidido cortar el suministro durante la noche para facilitar que los depósitos vuelvan a llenarse.

La situación es preocupante en la provincia de Soria. A lo largo del mes de julio, han sido más de una veintena las localidades que han necesitado abastecimiento. Los problemas suceden incluso a orillas de Duero, que ha llegado a secarse en un tramo cerca de su nacimiento, en los Picos de Urbión. En el resto del curso del río su agua podría ser un solución de urgencia para las próximas semanas. Así lo ha solicitado el presidente de la Diputación de Soria, Benito Serrano, que ha solicitado que los pueblos con más problemas puedan acudir al Duero. En esta provincia la mayor parte de la escasez la está provocando la sequía, aunque también existen municipios con agua no apta para el consumo por altos niveles de nitratos.

La sequía está dejando uno de los escenarios más problemáticos de las últimas décadas. Cada vez llueve menos, el clima es más cálido y el terreno, más árido en la península ibérica. Portugal vivió este año el mes de mayo más seco en prácticamente un siglo. Pero en España ya hay comunidades —muchas de ellas, como Galicia o País Vasco, que acostumbran a ser de las más húmedas del país— que han activado protocolos de prevención o aplicado restricciones en regadíos. También en otros usos considerados no esenciales. Todo, para no tener que cruzar la gran línea roja: la del abastecimiento humano. Con los embalses de la reserva hídrica española a un 40,4% de su capacidad, crece la alerta entre las Administraciones.

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