Un Gobierno sin rostro: ¿quién conoce a los nuevos ministros un año después?
Pedro Sánchez cuenta con 22 ministros, pero buena parte de ellos son desconocidos para los españoles
Pedro Sánchez cuenta con 22 ministros, pero buena parte de ellos son desconocidos para los españoles, y las figuras públicas que hacen funcionar la Moncloa son las mismas que antes de la crisis de Gobierno que afectó directamente a un tercio de sus ministros. Un año después de la remodelación que puso patas arriba al Gobierno de coalición, la amenaza de nuevos cambios vuelve a tensionar a los ministros y a sus equipos, al Partido Socialista y a su grupo parlamentario. En Unidas Podemos, de momento, mantienen la calma; todos retuvieron sus carteras en la última remodelación, y hoy dan por hecho que Sánchez no va a entrar en su cuota de nombramientos.
Los nervios se concentran en el PSOE. La posibilidad de dar un golpe de efecto tras la debacle electoral en Andalucía es una decisión que solo corresponde al presidente, pero la realidad es que el balance de la última remodelación del Ejecutivo, hace exactamente 365 días, no es positiva. Al menos, en términos comunicativos. Los ministros que entraron a formar parte del Gobierno entonces, o que cambiaron de cartera, no han despuntado, con un nivel de conocimiento público inferior al de sus predecesores. El análisis de los Barómetros del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), de los meses de octubre (tres meses después de la remodelación) y abril, el último en el que se pregunta por el grado de conocimiento de los ministros, y se pone nota a su labor, es claro en este sentido.
Al mismo tiempo, Sánchez se ha quedado sin escuderos, labor que ejercían Carmen Calvo y José Luis Ábalos, y el rostro del Gobierno, Isabel Rodríguez, no es capaz de rentabilizar el privilegiado escaparate que le brinda su presencia cada martes en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. Apenas la conocen uno de cada cuatro electores, frente al 78% que hace un año sí identificaban a su predecesora, María Jesús Montero, que en términos de visibilidad acusa esta pérdida de foco, pero duplica holgadamente en esta materia a Rodríguez: la conocen el 61% de los encuestados.
El presidente apostó entonces por desprenderse de dos de sus pesos pesados, dos primeros espadas en la batalla política con la oposición, pero también dos referencias a la hora de negociar y hasta de pelear con su socio de coalición a la interna. Calvo mantuvo sonoros enfrentamientos con los ministros de Unidas Podemos, especialmente con la titular de Igualdad, Irene Montero, mientras que Ábalos fue criticado por los morados por poner freno a sus propuestas, en especial en lo que toca a la Ley de Vivienda, que hoy sigue varada en el Congreso de los Diputados. A la vez, el extitular de Transportes y en su día todopoderoso secretario de Organización del PSOE solía llamar a la calma en los medios de comunicación cuando las polémicas trascendían fuera de los muros del Ejecutivo, tratando de normalizar estas disputas.
Cuatro ministras que tomaron posesión hace un año son desconocidas para casi el 80%
Y, del Gobierno de marcado perfil político y gran presencia (y repercusión) mediática, Sánchez ha optado por perfiles que generan menos ruido, candidatables de cara a las elecciones autonómicas y municipales de 2023, pero no figuras que sirvan como pararrayos para proteger al presidente. Suelen limitarse a comunicar sobre las cuestiones concretas que tocan a sus departamentos, pero no acostumbran a pasar al cuerpo a cuerpo en los numerosos frentes que tiene abiertos el Ejecutivo.
Así, cuatro ministras que tomaron posesión de sus carteras hace un año hoy apenas son conocidas por uno de cada cinco españoles: son Pilar Llop (que ya tenía un altavoz nacional, como presidenta del Senado); Pilar Alegría; Raquel Sánchez y Diana Morant. Los datos que arroja el CIS sobre Sánchez y Morant, de hecho, son especialmente preocupantes: las identifican el 17,7% y el 12% de los electores, respectivamente. En el caso de la ministra de Ciencia e Innovación, casi nueve de cada diez españoles dicen no conocerla.
De hecho, el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, es uno de los siete ministros nombrados en esa remodelación que hoy es conocido por algo más de la mitad de los electores, el 52%, y se mantiene en estas cifras a pesar de su creciente exposición pública. Carolina Darias, antes ministra de Administraciones Públicas, que llegó a la cartera de Sanidad para sustituir a Salvador Illa en enero de 2021, y que ha tenido un importante exposición durante la pandemia, tampoco rentabiliza esta presencia pública: entre octubre y abril, pasó de ser conocida por un 50% de los ciudadanos a algo más del 57%.
Junto con Bolaños, solo Nadia Calviño, vicepresidenta primera y titular de Asuntos Económicos, ha cobrado peso político en todos los frentes, en lugar de constreñirse solo a los que dependen de su Ministerio. En esa línea, y a pesar de su pérdida de visibilidad, María Jesús Montero sigue actuando como un todoterreno político, dando la batalla en materias que trascienden del amplio campo de actuación de Hacienda.
Y, en lo que respecta a la nota media de cada uno de los integrantes del Consejo, solo tres ministras se mantienen sobre el 5: Margarita Robles, Yolanda Díaz y Nadia Calviño, que además son mucho más conocidas que la mayoría de sus compañeros del Consejo de Ministro (todas ellas por detrás de Irene Montero, a la que identifican nueve de cada diez ciudadanos, pero que es también la peor valorada, con un 3,9). Las tres ministras que logran el aprobado, además, mejoran levemente sus puntaciones, pero ninguno de sus compañeros es capaz de romper esta frontera. No solo son poco conocidos o poco dados a la batalla política; también siguen sin lograr el aprobado a su gestión.
Félix Bolaños
Cuando Bolaños fue captado por todas las cámaras junto a la entonces ministra de Justicia, Dolores Delgado, asistiendo al traslado de los restos del dictador Francisco Franco fuera del Valle de los Caídos, era difícil anticipar el meteórico ascenso de quien ya era una figura clave en el engranaje del palacio de la Moncloa. De todas las nuevas incorporaciones, Bolaños es el más reconocido por los españoles, en parte por su enorme exposición como comodín político y negociador.
José Luis Rodríguez Zapatero lo apodó como 'Superbolaños' en el 40 Congreso del PSOE, en octubre de 2021. De la fontanería de la secretaria general de Presidencia, y de representar al Ejecutivo en algunas de las negociaciones más relevantes (como las conversaciones sobre el CGPJ con el PP) a asumir el Ministerio, con funciones de vicepresidente, pero sin estos galones en su cartera. 'Superbolaños', como definición de que se había convertido en el principal hombre del presidente, como hace solo un año lo era Carmen Calvo.
El negociador para todo y sustituto de Sánchez en las batallas mas difíciles, como diseñar políticamente y después defender, junto al defenestrado titular de Justicia, Juan Carlos Campo, el indulto de los presos del 'procés'. O como las negociaciones, a menudo a cara de perro y sobre la bocina, para cosechar apoyos a las iniciativas del Gobierno entre los grupos parlamentarios. Ha sido la voz del Gobierno para explorar grandes acuerdos con la oposición, como la aún pendiente renovación del CGPJ. Con la anterior dirección del PP consensuó los polémicos nombramientos para el Tribunal Constitucional, que se granjearon la oposición de la izquierda parlamentaria, y desembocaron en la más sonada ruptura en la unidad de voto entre los socios en el Gobierno. La geometría variable que ha tratado de revivir en el Congreso ha generado sustos notorios al Ejecutivo, como ocurrió con la negociación de la reforma laboral, salvada por un solo voto.
Hoy por hoy, Bolaños tiene en juego parte de su capital político con dos leyes: la Ley de Memoria Democrática, con Bildu como muleta, y que previsiblemente será avalada en el pleno del 14 de julio, para después pasar por el Senado, y la futura Ley de Secretos Oficiales, comprometida en el Plan Anual Normativo para 2022, y también en sede parlamentaria, en respuesta al escándalo por el espionaje con el software Pegasus.
José Manuel Albares
El diplomático Albares sustituyó a una Arancha González Laya abrasada por la crisis diplomática con Marruecos. El actual titular de Exteriores ha logrado suavizar asperezas para reconducir las relaciones con el reino alauita, pero a costa de generar otro importante incendio con Argelia, que amenaza con revisar el precio de gas que suministra a España.
Eso, por no hablar del precio pagado por esta mejora de las relaciones: un cambio sorpresivo en la posición histórica de España sobre el Sáhara, dejando de reconocer su derecho de autodeterminación y provocando con ello la oposición de todo el Congreso. El volantazo sobre el Sáhara supuso además un mazazo para su socio de Gobierno, incapaz de justificarlo antes su electorado.
Estos incendios han contribuido, eso sí, a situarlo en el mapa: en octubre le conocían un 18% de los ciudadanos, y hoy son más del 35%. Hoy por hoy, Albares se acerca al aprobado, rozando el 4,9 de valoración, según el CIS de abril. El refuerzo de la imagen exterior de España impulsado por la cumbre de la OTAN ha servido para reconducir la hoja de servicios de quien fuera el sherpa de Sánchez en las cumbres de la UE tras su llegada al Gobierno.
La ministra portavoz no rentabiliza el foco del Consejo de Ministros. La conoce el 27%
Isabel Rodríguez
La ministra portavoz, el principal rostro del Gobierno, es también la prueba viviente de que la remodelación de hace un año no ha servido para reforzar la imagen de la coalición por su bajo grado de conocimiento público. A pesar de ser la encargada de ejercer la portavocía del Gobierno y comunicar sus decisiones tras cada Consejo de Ministros, apenas la conoce uno de cada cuatro españoles.
En octubre del pasado año, el 23,1% de los consultados decían conocerla. Medio año después, solo logró escalar hasta el 26,9%. Su predecesora, aún hoy, se sitúa en un nivel de conocimiento del 61%. En el plano de la gestión, Rodríguez está impulsando un plan de descentralización de las instituciones del Estado y la reforma del reglamento de la Conferencia de Presidentes. También trabaja en el relanzamiento de las comisiones bilaterales entre el Estado y la Generalitat de Cataluña, y en el incremento de competencias con Euskadi.
Pilar Llop
La expresidenta del Senado y actual ministra de Justicia tomó el relevo de su predecesor escasos meses después de que Campo se quemara defendiendo los polémicos indultos a los líderes del 'procés'. Tres meses después de llegar al Ejecutivo, Llop estaba entre las grandes desconocidas: solo la identificaban un 15% de los españoles, y en abril esta cifra apenas se había incrementado hasta el 22%.
Llop heredó de campo la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal que otorgará a los fiscales la instrucción del proceso penal, que aún no ha llegado al Congreso. Su Ministerio es coproponente de normas como la ley trans, y recientemente ha llevado a la Cámara dos de las tres joyas de la corona del Plan Justicia 2030; los proyectos de eficiencia procesal y de eficiencia organizativa, y aún debe aterrizar el plan de eficiencia digital. En el último pleno de junio, el Congreso aprobó la reforma de la ley concursal.
Joan Subirats
Heredó la cartera de Universidades de un ministro poco conocido y poco dado a prodigarse ante las cámaras, pero Joan Subirats aún está lejos del grado de conocimiento público de Manuel Castells. En octubre, su predecesor era reconocido por un 40% de los electores, y en apenas cuatro meses Subirats no ha logrado pasar del 25%. Es cierto que no ha tenido un año para consolidarse, porque fue nombrado en diciembre.
La Ley Orgánica del Sistema Universitario, conocida primero como Ley Castells, y después rebautizada como Ley Subirats, obtuvo luz verde del Consejo de Ministros en junio, y aún debe transcurrir su tramitación en la Cámara Baja.
Pilar Alegría
Su llegada al Ejecutivo la situó en la pista de salida, en caso de precisarse un relevo en el liderazgo de Javier Lambán al frente de la Junta de Aragón. Entre octubre y abril, Alegría apenas ha logrado mejorar su posición de partida: es conocida por un 22,7%, apenas dos puntos más que en octubre (20.8%).
Alegría tomó el testigo de Isabel Celaá cuando las dos grandes leyes en materia de Educación y Formación Profesional ya estaban en marcha. El Ministerio aún trabaja en el desarrollo normativo de la primera, mientras que la segunda recibió luz verde del Parlamento en marzo.
Raquel Sánchez
La exalcaldesa de Gavá es la segunda ministra menos conocida del Gabinete. Ha mejorado los números de octubre (12,2%), pero aún hoy solo un 18% de los electores la conocen. Tampoco ha mejorado la nota que le otorgan los encuestados, un 4,83%.
Recientemente, Sánchez trasladó su convencimiento de que la Ley de Vivienda, un compromiso del PSOE con su socio de Gobierno a cambio de su apoyo a los Presupuestos para 2021, saldrá del congelador parlamentario próximamente.
Diana Morant
Exalcaldesa de Gandía, Morant ha desempeñado varios cargos institucionales en la Comunidad Valenciana, y ha sonado como alcaldable para competir por el ayuntamiento de Valencia, pero es la ministra menos conocida del Ejecutivo. La conocen poco más de uno de cada 10 españoles, el 12%, pero en octubre ni siquiera alcanzaba esta cifra. Solo la reconocía el 9% de los encuestados.
En junio, el Congreso aprobó la reforma de la Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación, una de las iniciativas dentro del marco del Plan de recuperación, transformación y resiliencia del Ejecutivo. Morant espera que se aplique el próximo curso.
Óscar López
El jefe de Gabinete del presidente es una figura clave, aunque no tenga el rango de ministro, y por ello el CIS no pregunte por su figura. La salida de su predecesor, además, tuvo lugar en el marco de esta crisis de Gobierno. En sustitución de Iván Redondo, la vuelta de Óscar López representó el retorno de los 'pata negra' del PSOE a Moncloa, recobrando Ferraz el control de la sala de máquinas de Moncloa. El Partido Socialista profundizó en esta resintonización en su 40 Congreso en Valencia, pero que no se ha traducido en un impulso electoral, ni en las elecciones de Castilla y León ni en las de Andalucía.
Pedro Sánchez cuenta con 22 ministros, pero buena parte de ellos son desconocidos para los españoles, y las figuras públicas que hacen funcionar la Moncloa son las mismas que antes de la crisis de Gobierno que afectó directamente a un tercio de sus ministros. Un año después de la remodelación que puso patas arriba al Gobierno de coalición, la amenaza de nuevos cambios vuelve a tensionar a los ministros y a sus equipos, al Partido Socialista y a su grupo parlamentario. En Unidas Podemos, de momento, mantienen la calma; todos retuvieron sus carteras en la última remodelación, y hoy dan por hecho que Sánchez no va a entrar en su cuota de nombramientos.
- Los 464 días de la vicepresidenta Díaz: de emanciparse de Iglesias a desafiar a Sánchez Iván Gil
- El juez del caso Pegasus ordena al CNI conservar el volcado del móvil de Sánchez Pablo Gabilondo
- Las agendas secretas de Pedro Sánchez y Pere Aragonès que esconden el pacto de Barcelona Antonio Fernández. Barcelona