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Félix Bolaños auditó a los nuevos ministros a espaldas de Iván Redondo
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Así se decantó el pulso por Moncloa

Félix Bolaños auditó a los nuevos ministros a espaldas de Iván Redondo

La creación y control de una potencial secretaría de Estado para los Fondos Europeos también tensionó la relación entre ambos

Foto: El nuevo ministro de la Presidencia, Félix Bolaños. (EFE)
El nuevo ministro de la Presidencia, Félix Bolaños. (EFE)
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"Estas cosas ni se deben pedir ni se pueden rechazar". Pocas veces una frase tan corta y con palabras tan llanas, enunciada por Félix Bolaños esta semana en su toma de posesión como titular del Ministerio de la Presidencia, encierra más claves sobre la boda de sangre celebrada hace una semana por el presidente Pedro Sánchez. La profunda renovación del Gobierno se llevó por delante también al todopoderoso jefe de gabinete, Iván Redondo, un ministro sin cartera que proyectaba su poder sobre la sala de máquinas de la Moncloa.

El nuevo titular del Ministerio de la Presidencia, Félix Bolaños, fue el encargado de poner en preaviso a los ministrables que Pedro Sánchez tenía listados en su agenda azul para incorporarlos al Ejecutivo tras la remodelación del Gobierno. Lo hizo para pedirles una revisión en profundidad de sus currículos y, según fuentes conocedoras del proceso, realizarles un "test de estrés" a sus biografías personales y políticas. Se pretendía con ello evitar sorpresas desagradables.

Foto: El nuevo ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, recibe la cartera ministerial de manos de su antecesora en el cargo, Carmen Calvo. (EFE)

En el imaginario de Moncloa y del propio Pedro Sánchez pesa todavía el caso Màxim Huerta, quien tuvo que dimitir tan solo siete días después de asumir la cartera de Cultura por haber defraudado años antes a Hacienda, como reveló en exclusiva este diario. La auditoría interna se extendió a otros nuevos altos cargos, como el jefe de gabinete, Óscar López, o el secretario de Estado de Comunicación, Francesc Vallés, a quienes también se llamó por encargo del presidente.

El papel protagonista de Bolaños, secretario general de Presidencia hasta su ascenso, en la configuración de la crisis de Gobierno revela hasta qué punto se quedó al margen Iván Redondo, jefe de gabinete saliente, que ni participó de las decisiones ni las conoció hasta después de que se ejecutasen. El donostiarra no supo hasta menos de 24 horas antes de la crisis de Gobierno que sería sustituido —viernes por la tarde—, aunque unos días antes era consciente de que estaba fuera de los planes de Sánchez para la nueva etapa, como trasladó a su equipo más cercano.

Hasta ese momento, el plenipotenciario jefe de gabinete de Sánchez, quien lo acompañó en su reconquista de la secretaría general del PSOE, primero, y en su salto al Gobierno, después, llegó a trasladar a algunas personas que en una hipotética remodelación del Ejecutivo a mitad de legislatura podría asumir la cartera del Ministerio de la Presencia. Al final, ese departamento ha sido para su antagonista en Moncloa, la principal pieza del partido dentro de la superestructura cada vez más poderosa construida por Redondo en los cuarteles de la Moncloa, lo que visibiliza el choque cada vez más intenso que durante los últimos meses había enfrentado al jefe de gabinete con Ferraz.

Foto: Foto: EFE Opinión
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Las hostilidades entre el demiurgo electoral y el aparato socialista subieron de tono como consecuencia de la repetición electoral de 2019. El partido achacó la decisión a una mala estrategia de Redondo (cazar votos de Ciudadanos), que al final desembocó en un peor resultado (el PSOE perdió tres escaños) y obligó igualmente a pactar con Unidas Podemos una coalición de Gobierno de manera urgente, después de haber saboteado esa opción antes de la cita electoral.

La gota que colmó el vaso de esa relación tan tensa llegó con los resultados del 4-M, con una campaña pilotada desde Moncloa, a pesar de que tan solo tres meses antes Redondo había contribuido de manera directa a la campaña con la que Salvador Illa ganó las elecciones catalanas. "Hasta la misma tarde de las elecciones sostuvo que habría vuelco electoral", recuerda ahora una fuente del partido. Aunque antes, desde Ferraz, fue Ábalos quien provocó el terremoto electoral tras fracasar en la operación de Murcia (Ciudadanos-PSOE), a espaldas del jefe de gabinete presidencial.

A partir de esa cita, Pablo Casado coge aire gracias al resultado de Isabel Díaz Ayuso y el PP comienza a tener el viento de las encuestas a su favor, lo que acentúa la ofensiva decretada por los pesos pesados de Ferraz y la "huida hacia adelante" de Redondo, según relata un pata negra del partido. Así interpretan su aspiración a convertirse en ministro de la Presidencia, con el añadido de una secretaría de Estado para los Fondos Europeos, como llegó a deslizar a un pequeño grupo de empresarios, y situando al resto de competidores lejos de Moncloa, con Bolaños como titular de Justicia, Ábalos al frente de Defensa (incompatible con el PSOE) y Calvo rumbo al Consejo de Estado.

Foto: Iván Redondo. (EFE)

Redondo ocupó tanto espacio como le dejó su valedor, a pesar del malestar acumulado en Ferraz por tantos agravios. El hecho de que Redondo ampliara su interlocución con los empresarios a las puertas de la llegada del dinero de Europa fue la última afrenta que llegó hasta Sánchez. La relación entre el partido y Moncloa se había hecho insostenible y, a las puertas del 40 congreso del PSOE, el presidente terminó decantándose por el partido. Se abrió una "nueva etapa" en la legislatura con "un nuevo Gobierno", pero también se perfiló por completo "un nuevo PSOE".

Si en el partido se celebró como una victoria la salida de Redondo, reconquistando Moncloa, que su sustituto sea el secretario de Organización durante la etapa de Alfredo Pérez Rubalcaba y portavoz en el Senado, Óscar López, cerró el círculo. Los cambios en el Gobierno cumplían una doble intención: reconstruir la relación con el partido a las puertas de su Congreso para garantizarse su control y al mismo tiempo completar un relevo generacional, tanto en el Gobierno como en la estructura del PSOE, como demuestran nuevas ministras (y futuras baronesas) Isabel Rodríguez o Pilar Alegría.

Para esta etapa, Redondo ya no sumaba. El aparato monclovita que hereda el nuevo jefe de gabinete se nutrirá de cantera para poblar los despachos de colaboradores con pedigrí socialista. Ferraz vuelve a tomar los mandos con Félix Bolaños como hombre fuerte, junto a otros perfiles netamente políticos como López y Vallès, cuyo teléfono también se hizo llegar a la Presidencia sin pasar por manos del donostiarra. Ahora mandan los perfiles netamente políticos y en esa ecuación no tiene sitio el Rasputín de Moncloa, cuyos méritos (y su publicidad) en ocasiones eclipsaron al propio Pedro Sánchez.

"Estas cosas ni se deben pedir ni se pueden rechazar". Pocas veces una frase tan corta y con palabras tan llanas, enunciada por Félix Bolaños esta semana en su toma de posesión como titular del Ministerio de la Presidencia, encierra más claves sobre la boda de sangre celebrada hace una semana por el presidente Pedro Sánchez. La profunda renovación del Gobierno se llevó por delante también al todopoderoso jefe de gabinete, Iván Redondo, un ministro sin cartera que proyectaba su poder sobre la sala de máquinas de la Moncloa.

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