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Sánchez vetará una abstención técnica en Andalucía para que el PP se retrate con Vox
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Sánchez vetará una abstención técnica en Andalucía para que el PP se retrate con Vox

Pese a que después del 19-J ambos partidos apelarán a la "responsabilidad" del otro para frenar a Vox, en Génova y en Ferraz descartan un cordón sanitario para frenar a la ultraderecha

Foto: Sánchez y Feijóo llevan sin hablar desde que se vieron en la Moncloa. (EFE/Chema Moya)
Sánchez y Feijóo llevan sin hablar desde que se vieron en la Moncloa. (EFE/Chema Moya)
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Las elecciones andaluzas marcarán los caminos de Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. Si nada cambia, y parece que no va a cambiar, están condenados a seguir sendas paralelas. Tanto en el PSOE como en el PP descartan cualquier tipo de entendimiento entre los dos grandes partidos. La gran coalición sigue siendo una utopía. Ni la llegada del nuevo líder del PP ha facilitado los tan demandados pactos de Estado, ni el freno a la ultraderecha parece ser un catalizador para que el bipartidismo se refuerce.

El debate de mutua colaboración se pone otra vez sobre la mesa ante el tablero que dibujan los sondeos en Andalucía. Si se cumplen los pronósticos, el PP lograría una holgada mayoría, pero necesitaría de un socio para la investidura. Aquí entra en juego Vox, que ya ha anunciado que exigirá sillones a cambio de sus votos. El candidato Juanma Moreno ha adelantado que quiere gobernar en solitario y en este caso la única opción ante la postura de los de Abascal pasa por una abstención de los socialistas. Pero Pedro Sánchez, descabalgado por Ferraz en 2016 precisamente por su empecinado 'no es no' frente a la investidura de Rajoy, no está dispuesto. A su izquierda, la candidata de Por Andalucía, Inmaculada Nieto, sí que mantiene abierta esa puerta, por lo que el debate resurgirá con fuerza tras la noche electoral.

Foto: Juanma Moreno y Alberto Núñez Feijóo, en Sevilla. (EFE / Julio Muñoz)
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"Sería un suicidio para el PSOE", sentencia un asesor de la Moncloa a El Confidencial cuando se le pregunta sobre la posibilidad de facilitar un gobierno del PP. El argumento es de peso, ya que recuerda que los datos desaconsejan echarse en los brazos de Feijóo. Cuando los socialistas vivieron su etapa más negra y la gestora post-Sánchez se abstuvo en una votación histórica e histérica en el Congreso, la marca cayó al 17 por ciento en intención de voto, según alerta la citada fuente. De aquella etapa solo quedan malos recuerdos y Antonio Hernando, que ha vuelto al núcleo duro del presidente pese a que fue quien defendió la abstención en la Cámara Baja, lo que los 'sanchistas' definen aún como traición.

En las filas del PP tienen claro que un escenario como el de 2016 es hoy en día inviable. "Con Sánchez es inimaginable", asegura un parlamentario popular que vivió aquella jornada. "A él le interesa que nos quememos con Vox. Es su única baza", explica mientras lamenta la polarización que vive desde hace años la política española. "Hasta Feijóo ya se ha dado cuenta de que con este presidente solamente cabe el cortoplacismo", añade. El gallego reconoce en privado que Sánchez le ha sorprendido para mal. Lo que empezó con ansia de pactismo ha acabado en desconfianza.

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Los socialistas metabolizan como pueden la sonada derrota en un bastión histórico. Ni el CIS de Tezanos puede maquillar la debacle, aunque lo intenta. Expertos en demoscopia vaticinan un peor resultado cuando desglosan los datos brutos de este sondeo. Su análisis es que el PP dobla al PSOE en voto directo antes de la cocina, y que en Sevilla logra su primera victoria en la democracia. El trasvase del PSOE al PP no tiene precedentes: el 11 por ciento de los que apoyaron a Susana Díaz en 2018 hoy se decantan por Juanma Moreno, que es también el preferido como presidente para más del 22 por ciento de los que dieron su papeleta a los socialistas en los anteriores comicios.

placeholder Lastra es una de las señaladas como culpable de la debacle del candidato Espadas. (Cedido)
Lastra es una de las señaladas como culpable de la debacle del candidato Espadas. (Cedido)

El panorama es desolador, pero el planteamiento es el mismo que en Castilla y León. Aunque el resultado será peor y ya hay pánico a no llegar a los 33 escaños de Susana Díaz, Sánchez ha trasladado a los suyos que la única oferta que hará a Feijóo es que, si quiere una abstención en Andalucía, debe romper con Vox en toda España. En el partido consideran que esta es la única forma de vender a los suyos que se permita gobernar al PP. "Sería sumar para hacer un cordón sanitario a la ultraderecha y eso se puede justificar", defiende un diputado que participó en la reunión del grupo con Sánchez la pasada semana: "El presidente está fuerte y no se va a mover de su hoja de ruta que es economía, economía y economía". Pese a que en el partido están con todas las alarmas encendidas y responsabilizan a los "gurús" de la campaña, Adriana Lastra, Óscar López y Félix Bolaños, del descenso a los infiernos, Sánchez no parece dispuesto, a hacer grandes cambios tras el 19-J. Hay quien plantea hasta una remodelación de gobierno para impulsar al partido. "Hasta la noche electoral no será consciente", concluye alguien que lleva años con el presidente.

Foto: Pedro Sánchez conversando con Félix Bolaños en el Congreso. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Feijóo tampoco parece dispuesto a moverse. Él vende su propia mercancía, que pasa por pactar para facilitar que gobierne la lista más votada a sabiendas de que el PSOE no aceptará. En el PP hay firmes detractores de esta postura, ya que no están dispuestos a perder gobiernos en las próximas municipales de 2023. En el fondo, el líder del PP sabe que juega de farol, pero le sirve de coartada. El discurso oficial en Génova es que no se van a dejar "dar lecciones por los que gobiernan en Navarra con Bildu", repiten mientras lanzan la siguiente pregunta: "¿Por qué nos exigen romper con Vox si ellos no lo hacen con Podemos?". Las posturas son irreconciliables. Los populares entienden que el PSOE solo busca "enredar", como ya hicieron con Alfonso Fernández Mañueco. Tienen claro que no son "sinceros" en la búsqueda de un acuerdo, porque les supondría un problema con sus socios de investidura. La opinión única entre los populares es que "no quieren pactar y punto".

Los grandes partidos en España no están preparados para sellar una alianza a la europea para frenar a la extrema derecha. Ni siquiera es posible una abstención o un acuerdo para que el ganador gobierne mediante una prima o una segunda vuelta. Ni PSOE ni PP se van a sentar a debatir sobre esto. Como decía un ministro de Rajoy: "Si el PP y el PSOE gobernamos juntos, desaparecemos". Parece que esta reflexión está en el ADN de nuestros políticos.

Las elecciones andaluzas marcarán los caminos de Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. Si nada cambia, y parece que no va a cambiar, están condenados a seguir sendas paralelas. Tanto en el PSOE como en el PP descartan cualquier tipo de entendimiento entre los dos grandes partidos. La gran coalición sigue siendo una utopía. Ni la llegada del nuevo líder del PP ha facilitado los tan demandados pactos de Estado, ni el freno a la ultraderecha parece ser un catalizador para que el bipartidismo se refuerce.

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