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Vox mide el tamaño de su zarpazo al PP en Los Remedios, el barrio de Salamanca sevillano
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Vox mide el tamaño de su zarpazo al PP en Los Remedios, el barrio de Salamanca sevillano

Abascal y Olona congregan a 1.500 personas junto al banco donde el líder del partido dio un mitin sin público en 2015. Vox, que se juega la mayoría de edad en Andalucía, deberá morder al PP para garantizarse que será decisivo el 19-J

Foto: Abascal y Olona en el mitin de Los Remedios, en Sevilla. (EFE/José Manuel Vidal)
Abascal y Olona en el mitin de Los Remedios, en Sevilla. (EFE/José Manuel Vidal)
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El barrio de Los Remedios de Sevilla da hasta para una obra de teatro con su nombre. La pieza homónima, estrenada en 2018, la firman dos jóvenes actores de este enclave sevillano y en él reflexionan sobre la impronta que deja en sus habitantes y la forma de eludirla. Es una suerte de ensanche tardío, mal planificado según los urbanistas, que se pobló en los años 60 con, sobre todo, familias pudientes procedentes de un casco histórico en decadencia. Las clases altas del tardofranquismo dejaron sus casonas del centro y optaron por los grandes pisos que las constructoras proyectaron en la orilla oeste de la ciudad. Con esos mimbres nació el barrio donde, según un estudio del Ayuntamiento de Sevilla, viven los sevillanos con más dinero en el banco.

La renta media de Los Remedios roza los 43.000 euros anuales, un 45% superior a la media de la ciudad y más de dos veces la registrada en el barrio más pobre, Cerro-Amate. En la campaña de las elecciones madrileñas del 4 de mayo de 2021, Vox se fue a Vallecas, una suerte de Cerro-Amate de la capital, un barrio de clase trabajadora. El mitin acabó en reyerta politizada —azuzada por Pablo Iglesias—. Este viernes en Sevilla, han optado precisamente por Los Remedios.

Foto: Basílica de La Macarena en Sevilla. (EFE/Raúl Caro)

La elección no es casual. Un barrio que en las elecciones municipales de 2011 optó por la papeleta del PP en un 83,05%. Por comparar, en el barrio de Salamanca de Madrid, el PP ganó con el 64,17% de los votos. En las andaluzas de 2015 el porcentaje bajó al 61,06% por la irrupción de Ciudadanos, que arañó más del 14% de los votos. La quinta fuerza en aquellos comicios fue Vox, con un 3,18% de los sufragios. Allí empezó Abascal, subido en un banco de la calle Asunción y megáfono en mano, su carrera política de verdad.

Porque pronto llegó el éxito de Vox en las andaluzas de 2018, que les permitió alcanzar el 24,6% de los votos en el barrio sevillano y, al mismo tiempo, dejar al PP con un porcentaje inédito del 37,27%.

Siete años después, Abascal ha vuelto con Macarena Olona al mismo banco de la calle Asunción, esta vez con micrófono en mano, para congregar a unas 1.500 personas con edades muy variadas y que portaban banderas de Vox, de España y una solitaria blanquiverde de Andalucía. El símbolo que diseñó Blas Infante en un mitin en el que el notario y político de Casares ha salido abucheado. Vox mide la fuerza del bocado que puede darle al PP de Moreno, que crece mucho por el centro, pero pierde por su derecha. En estas elecciones Vox se juega su mayoría de edad.

placeholder Macarena Olona y Santiago Abascal, en Sevilla. (EFE/José Manuel Vidal)
Macarena Olona y Santiago Abascal, en Sevilla. (EFE/José Manuel Vidal)

Que hayan buscado un barrio donde lograron un buen resultado en las últimas elecciones andaluzas no está exento de provocación. Sobre todo si se tiene en cuenta cuál es el objetivo de Vox en estas elecciones, según ellos mismos han dicho en varias ocasiones. Primero, entrar en el Gobierno de la Junta en una coalición con el PP de Juanma Moreno. Esa meta fue lo que llevó a Santiago Abascal a sacrificar a su secretaria general en el Congreso, Macarena Olona, para enviarla a Andalucía. "Hemos venido con todo, Macarena es una fuerza de la naturaleza", ha dicho Abascal sobre su candidata, aunque resulta llamativo que el líder de Vox no haya pedido el voto a los votantes del PP, sino a los socialistas desencantados, como ya hace Juanma Moreno para enfado de Juan Espadas.

El éxito para la alicantina está en la horquilla alta de las encuestas que se vienen publicando en el camino al 19 de junio. Por encima de los 20 escaños y cerca de duplicar los 12 que Vox logró en 2018. Pero los sondeos, casi todos, prevén también un crecimiento más escuálido en su horquilla baja, un fracaso ante las expectativas que Vox difunde. La disyuntiva es multiplicarse, como en Castilla y León, para poder tocar poder o sumar, como en Madrid, y convertirse en una muleta del PP. De lograr una u otra cosa depende el futuro de Macarena Olona, pero, sobre todo, del partido a nivel nacional, que afronta el reto de hacerse mayor, cumplir la mayoría de edad. En definitiva, ser capaz de influir o convertirse en otro partido fugaz que luego acaba aplacándose, como le ocurrió a UPyD y les puede ocurrir a Ciudadanos y Podemos.

Foto:  La candidata de VOX a la Junta de Andalucía, Macarena Olona, acompañado por el presidente de su partido, Santiago Abascal. (EFE)

"No vais a tirar vuestro voto por el retrete", ha defendido Abascal para dejar claro que su intención es entrar en el Ejecutivo de PP y Cs. El líder nacional de Vox ha sido el más duro con el PP de Juanma Moreno en su intento por erosionar al presidente. "Quieren gobernar sin vosotros", ha afeado al líder popular en su aspiración de gobernar en solitario. Pero ha sacado pecho por el papel que Vox tuvo en el cambio de hace cuatro años, tras "40 años de impotencia" de los populares en la oposición. "Tuvo que llegar Vox" para cambiar eso, dijo Abascal, que también dedicó parte de sus críticas al Gobierno de Pedro Sánchez por la "demonización" que, a su juicio, ha sometido a Vox. Y advirtió contra la posibilidad de que PP y PSOE vayan a utilizar a Andalucía "como banco de pruebas" para una gran coalición.

Antes, Olona desplegó su discurso y calificó a los andaluces como "descendientes de héroes", en referencia a la aventura americana que partió del sur de España en el siglo XV. Y tiró de la guerra cultural para defender la inmigración "ordenada" después de asegurar que, en un kebab de Granada, un sirio llamado Farim le anunció su voto a Vox porque "es el único partido que defiende a España". También atizó a la ministra de "igual da" por su lema sobre llegar a casa sola y borracha, y acusó a la izquierda de sustituir a la lucha de clases por "la guerra de sexos". "La violencia no tiene género", gritó, al tiempo que el público la coreaba subida a ese mismo banco en el que Abascal sintió "un ridículo espantoso", como él mismo confesó.

El barrio de Los Remedios de Sevilla da hasta para una obra de teatro con su nombre. La pieza homónima, estrenada en 2018, la firman dos jóvenes actores de este enclave sevillano y en él reflexionan sobre la impronta que deja en sus habitantes y la forma de eludirla. Es una suerte de ensanche tardío, mal planificado según los urbanistas, que se pobló en los años 60 con, sobre todo, familias pudientes procedentes de un casco histórico en decadencia. Las clases altas del tardofranquismo dejaron sus casonas del centro y optaron por los grandes pisos que las constructoras proyectaron en la orilla oeste de la ciudad. Con esos mimbres nació el barrio donde, según un estudio del Ayuntamiento de Sevilla, viven los sevillanos con más dinero en el banco.

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