Feijóo se reunirá con Abascal tras las andaluzas para fijar la relación con Vox

El PP de Feijóo se enfrenta a su bautismo en las urnas. Las previsiones para el 19-J no pueden ser mejores. Todos los sondeos, incluido el CIS de Tezanos, dan una amplía mayoría a Juanma Moreno. Salvo error en la campaña, donde ahora según los expertos sí se decide a quién votar, los populares ganarán con holgura. El debate en el partido no es cuántos diputados “logrará Juanma”, sino qué tope tiene Vox. Los de Santiago Abascal son la verdadera preocupación tanto en Génova como entre los cuadros medios. “Si hay que repetir un pacto como el de Castilla y León, el efecto Feijóo se frenará”, reflexiona un veterano curtido en noches electorales.

La estrategia del candidato del PP ha sido apelar al voto útil en busca de una mayoría suficiente para gobernar en solitario. En su equipo huyen de la euforia porque temen que haya desmovilización, pero no descartan que en estos últimos días se pueda llegar a la mayoría absoluta. Van a medir cada declaración para evitar errores y por eso han dejado a los barones fuera. Las declaraciones de Isabel Díaz Ayuso en Cádiz sobre los futuros pactos ya supusieron un incendio.

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Moreno habló con la presidenta madrileña y esta le trasladó que se la malinterpretó cuando señalo que "Vox y PP tienen mucho que hacer y mirar para adelante sin preocuparnos de otra cosa que de sacar el sanchismo de las instituciones". Ahora la media de las encuestas les da en torno a los 50 diputados, a falta de cinco para no depender de la ultraderecha. Si no se alcanza, habrá que empezar a negociar y eso marcará la relación con Vox para el futuro.

En este ambiente se producirá el primer encuentro entre Feijóo y Abascal, que tienen pendiente una reunión desde que el primero fuera elegido líder del PP. El gallego ha querido esperar a que pasen las andaluzas para llamar a su homólogo en Vox. Quería evitar comprometer la campaña. A partir de esta toma de contacto se fijará la convivencia entre ambas formaciones. El contenido y el tono estarán marcados por los resultados del 19-J, según reconocen fuentes populares. Feijóo está dando largas y ha impuesto que el partido no hable de Vox. Él ni lo menciona y en privado ha trasladado que “cuanto más lejos, mejor”. En el otro lado, Abascal ve engordar su proyecto y hasta ahora se sabe con la llave de Moncloa en la mano.

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Los escenarios están bien definidos y cada uno tendrá sus consecuencias en la política nacional. Una mayoría absoluta dispararía el llamado 'cambio de ciclo' y convertiría a Pedro Sánchez en un pato cojo lo que resta de legislatura. Feijóo se consagraría como alternativa capaz de ensanchar el PP por el centro. Si no se llega a la absoluta por tres o cuatro diputados, habría que presionar a los socialistas para una abstención o lograr que Vox apoyase la investidura, pero que no exigiera entrar en la Junta.

Si Juan Espadas favorece un Gobierno de Juanma Moreno, sería un hito. Sánchez renunciaría al discurso de equiparar PP y Vox y se podría erigir en el freno de la ultraderecha. Esta colaboración a pocos meses de las municipales y autonómicas se antoja difícil. Tanto en el PP como en el PSOE no lo ven factible en estos momentos. Además, los socios en el Congreso no verían bien facilitar el camino a los populares y el PSOE no se puede permitir abrir más frentes con los facilitadores de la moción.

Vox reclamará al PP que sus votos valen igual que los de Cs, como ya hizo en Castilla y León

Sin la baza de la abstención del PSOE, solo queda poner la presión sobre Vox. El PP intentará por todos los medios un apoyo gratis, pero si nada cambia se topará con un muro. Los de Abascal han dicho que exigirán sillones y, como ya ocurrió en Castilla y León, se sienten presos de sus palabras. “¿Por qué nuestros votos valen menos que los de Ciudadanos?”. Esta es la línea de argumentación del partido verde. La usó para no ceder ante Alfonso Fernández Mañueco y lo hará con Juanma Moreno. La creencia que se ha instalado de que si Moreno suma más que toda la izquierda puede gobernar en solitario no está en el imaginario de Vox. En Castilla y León se sumaba más que toda la izquierda, incluso con Ciudadanos, pero Abascal reiteró por activa y por pasiva que no darían un paso atrás. Ahora tampoco.

Aquí viene el vértigo en Génova. Moreno no ha descartado repetir elecciones si tras acudir a las urnas no hay un Gobierno viable. El andaluz no está dispuesto a traspasar sus líneas rojas y esto choca con el ideario de Vox. Volver a las urnas suena kamikaze en algunos sectores del partido, porque no está claro a quién penalizaría. Los hay que defienden la repetición bajo la expectativa de que penalizaría a Macarena Olona porque se visualizaría que en Vox solo quieren el poder.

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Los detractores de esta opción avisan de que “las urnas las carga el diablo” y que muchos militantes no entienden la prevención con Vox. Además, advierten de que evitar un pacto es solamente posponer un escenario que será imparable en las municipales de 2023. “Habrá cientos de ayuntamientos con gobiernos PP-Vox”, asegura un barón autonómico que tiene claro que los alcaldes no van a dejar gobernar al PSOE. “Feijóo no podrá impedirlo o el partido se romperá”, apostilla un senador que coincide en el análisis.

En Madrid, insisten en no contemplar este marco. Hay temor a que otro acuerdo con los de Abascal frene en seco a Feijóo al dinamitar su imagen de centrista moderado. La tierra prometida pasa por hacer de Castilla y León una 'isla'. Si hay una coalición en Andalucía, la excepción se leerá como la norma y eso es una hipoteca para el proyecto de Feijóo.