La derrota del PSOE en Castilla y León desata la guerra de 'los Óscar'

La resaca de las elecciones en Castilla y León está tensionando la paz interna en el PSOE, amenazada por las diferencias estratégicas de cara a la investidura del popular Alfonso Fernández Mañueco y las dudas sobre la salida del líder socialista en la región, Luis Tudanca, que él mismo deslizó la noche electoral. El debate sobre la abstención para facilitar un Gobierno en solitario del PP sin Vox, abierto por el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, ha tratado de cortarse de raíz desde Ferraz con un rotundo rechazo a explorar esta opción. Al mismo tiempo, se intenta frenar la dimisión de Tudanca para evitar que se abra un proceso de transición con una incierta batalla interna por el liderazgo.

Los malos resultados cosechados por los socialistas, con una lectura menos amable en Castilla y León que en Ferraz, también han intensificado los reproches desde cargos relevantes del partido en esta región hacia alguno de los hombres fuertes del presidente del Gobierno, que ya sobrevolaron durante la campaña. Principalmente a su jefe de gabinete, Óscar López, por su papel en el diseño de la campaña y en la participación de Sánchez. Comenzando por el primer debate de Luis Tudanca, que se encargó de preparar, con consignas que no gustaron a todos, y por el guante blanco empleado con las candidaturas de la plataforma España Vaciada, que robó votos en el caladero de los socialistas.

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Algunos cargos en Castilla y León que apoyaron a Pedro Sánchez en las primarias en que se impuso contra Susana Díaz siguen sin olvidar la 'traición' de López a su viejo amigo en aquel proceso, aunque el propio líder de los socialistas pasase página al rescatarlo en la última remodelación del Gobierno para sustituir al que era su mano derecha, Iván Redondo. Viejas fisuras en el PSOE que se daban por cerradas tras el congreso de la 'unidad' celebrado el pasado mes de octubre.

Las viejas rencillas entre López y Puente

En el PSOE circulan diferentes versiones sobre lo ocurrido la noche del pasado domingo en Castilla y León. Conclusiones dispares horas después de la cita con las urnas que deja un liderazgo en duda después de que Luis Tudanca abriera la puerta a su salida. En el PSOE se personifica esa pugna en esas dos facciones enfrentadas no ahora, sino desde hace años. Es la batalla entre los Óscar. A un lado, López, y al otro, Puente. El alcalde de Valladolid se expresaba de forma clara el mismo domingo sobre el resultado electoral: “Una noche triste. Muy triste. Fuerte abrazo para Luis Tudanca que lo ha dado todo. Y gracias a todos los que habéis apoyado. Enhorabuena a los ganadores. Que tengan suerte y acierto en su tarea”. Un mensaje que contrasta con la versión de Ferraz, donde hablan de una “dulce derrota”.

En el entorno de Sánchez, por su parte, defienden que perder las elecciones por algo más de 15.000 votos frente al PP es “estar en la pelea” contra un partido que lleva gobernando en la comunidad desde 1987. Conseguir un 30,05% de los sufragios y que la izquierda del PSOE no ha sabido movilizar a los suyos son otros argumentos que se escuchan en las últimas horas en el sanchismo, que ayer hacía autocrítica en una ejecutiva federal.

De ese entorno actual de Sánchez forma parte Óscar López, de quien se oyen ataques en el PSOE en los últimos días y más tras la noche electoral. El director de gabinete de Presidencia optó por un perfil discreto en la campaña, limitándose a desarrollar los discursos en los actos en que participó Sánchez, cinco finalmente tras el mitin sorpresa de Burgos el pasado jueves. Nada más, defienden fuentes gubernamentales. Las riendas de la campaña por parte de Ferraz las ha llevado Javier Izquierdo, el secretario de Acción y Estrategia Electoral desde el congreso de Valencia.

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Puente, por su parte, ya no pertenece al entorno de Sánchez, aunque de vez en cuando siguen hablando. El exportavoz del partido no está precisamente en el barco de su tocayo López, sino en el bando totalmente contrario. Ambos mantienen un enfrentamiento abierto desde hace años que está saliendo a relucir en las últimas horas. El alcalde de Valladolid, fiel a su estilo, defendió ayer su apuesta por la abstención del PSOE en la investidura de Alfonso Fernández Mañueco: “He fijado posición desde el ejercicio más estricto de la responsabilidad política. Así entiendo yo la responsabilidad. Mojándome”. Hay quien interpreta ese “mojándome” como un dardo hacia López.

Tudanca, de momento, se mantiene al frente del partido, pero no está claro que vaya a ejercer de líder de la oposición en las Cortes. En Ferraz no quieren de momento una crisis en la federación castellanoleonesa, que celebró su congreso en noviembre. Marcharse dejaría paso a una gestora y eso es lo que se está intentando evitar. “Me he vaciado. Otros vendrán que lograrán el cambio que merece esta tierra”, lanzaba en la noche electoral.

La posición del PSOE en las negociaciones que Mañueco pretende abrir con todas las formaciones se abordará en los órganos del partido, pero el veto de Ferraz es tajante. "Tenemos muy claro que no vamos a posibilitar un Gobierno que, a partir de marzo, tiene una agenda ante los tribunales por los casos de corrupción. No vamos a apoyar a un Gobierno manchado por la corrupción", explicaba este lunes desde Ferraz el portavoz del partido, Felipe Sicilia.

En la ejecutiva del partido presidida por Pedro Sánchez ni siquiera se ha tratado esta cuestión, según trasladó su portavoz aislando las voces autorizadas que están planteando esta posibilidad. "El PSOE y su ejecutiva tienen una posición clara", quiso zanjar. Al mismo tiempo, se argumenta que los populares están dispuestos a gobernar con el partido de Santiago Abascal y que, además, esta alianza es responsabilidad del PP al asumir el riesgo de cambiar a Ciudadanos por Vox como socios de gobierno al adelantar las elecciones.

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Desde el entorno del alcalde de Valladolid, líder provincial del partido y portavoz de la ejecutiva del PSOE hasta el pasado octubre, confían en que se abra un debate sano en los órganos del partido. Según Puente, sería contradictorio para el partido argumentar el peligro para la democracia que representaría Vox al mismo tiempo que no se ofrece "una alternativa" para evitar su entrada en el Gobierno regional. En esta misma línea, subraya que los socialistas no deben hacer lo mismo que hizo el PP tras los anteriores comicios de 2019, cuando ganaron las elecciones y los populares les impidieron gobernar al buscar un acuerdo con Ciudadanos.

"Me atrevo a decir que dentro del PSOE puede haber gente que comparta esta opinión y optar por una posición realista, actuar con madurez y evitar males mayores", señalaba el regidor vallisoletano durante una entrevista en La Sexta. Antes de ello, en declaraciones a los medios, había defendido que "nosotros podemos ofrecer una alternativa al Partido Popular" para evitar un Gobierno con Vox. De rechazarse, "que no sea porque no se le han ofrecido otras opciones, sino porque realmente quiere y se siente cómodo con la extrema derecha". En cualquier caso, demandó "una reflexión más a fondo y más colectiva".

Opinión

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Un Gobierno en minoría de Mañueco seguiría necesitando a futuro o bien al PSOE o a Vox para sacar adelante los presupuestos y las principales leyes de la legislatura. De ofrecerse solamente la abstención sin otros acuerdos de legislatura, Mañueco podría quedar retratado en caso de rechazarla y buscar la alternativa con Vox. Sin embargo, si el PSOE no la ofrece primero, su relato sobre la necesidad de parar a Vox quedaría tocado y correría el riesgo de retratarse a sí mismo.

El recorrido de este debate se determinará en los próximos días, pero se han hecho diferencias estratégicas entre voces autorizadas del partido en Castilla y León y Ferraz. Los choques que los alcaldes socialistas tenían con la Junta de Castilla y León gobernada en solitario con el PP, así como las zancadillas institucionales que algunos han denunciado, podrían multiplicarse todavía más con la entrada de Vox. En Ferraz, mirando en clave de ciclo electoral, la dependencia del PP hacia Vox que sale de las urnas de Castilla y León se busca exprimir como elemento movilizador de los votantes del bloque progresista. Un mensaje en el que vuelven a insistir con vistas a las elecciones andaluzas, que serán las siguientes en celebrarse este año, haya o no adelanto electoral.