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Biden mantiene a Sánchez fuera del radar a tres meses de ser anfitrión de la OTAN
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Moncloa habla de relación "fluida"

Biden mantiene a Sánchez fuera del radar a tres meses de ser anfitrión de la OTAN

No se ha solicitado ninguna reunión entre los dos líderes para este jueves en Bruselas y, de momento, tampoco está previsto un encuentro o llamada telefónica de aquí al 29 y 30 de junio, cuando se celebra la cumbre en Madrid

Foto: Joe Biden y Pedro Sánchez, en la cumbre del G-20 en Roma. (EFE/EPA/Riccardo Antimiani)
Joe Biden y Pedro Sánchez, en la cumbre del G-20 en Roma. (EFE/EPA/Riccardo Antimiani)

A tres meses de organizar la cumbre de la OTAN en Madrid, que actualizará la estrategia para los años venideros, Pedro Sánchez sigue fuera del radar de Joe Biden y no mantendrá ningún encuentro oficial con el mandatario norteamericano en la cita extraordinaria de la Alianza este jueves en Bruselas, centrada en la invasión rusa de Ucrania. El presidente del Gobierno se ve una vez más excluido en la agenda de contactos estrechos del líder estadounidense, pese a la buena sintonía entre ambos gobiernos y los numerosos gestos de las últimas semanas, como la promesa de aumentar el gasto en Defensa hasta un 2% del PIB, la decisión de enviar material militar a Ucrania tras las reticencias iniciales o el inesperado giro diplomático en el Sáhara Occidental, donde España se alinea con Estados Unidos en su reconocimiento de la soberanía marroquí sobre ese territorio.

Fuentes de Moncloa y del Ministerio de Asuntos Exteriores indicaron a El Confidencial que no habrá reunión bilateral en Bruselas ni se ha solicitado. Por el momento, tampoco está previsto un encuentro o llamada telefónica de aquí al 29 y 30 de junio, cuando se celebrará en Madrid la próxima cumbre de la Alianza Atlántica. Con el ecuador de la legislatura ya bien atrás, el preciado cara a cara con Biden se le sigue resistiendo a Sánchez, cuyo equipo ha preferido en esta ocasión quitar hierro al asunto y gestionar con mucha prudencia las expectativas.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), junto al mandatario de Estados Unidos, Joe Biden. (EFE) Opinión

Las mismas fuentes enfatizaron que la interlocución con el Gobierno de Estados Unidos es permanente y fluida a todos los niveles, como prueban los contactos entre el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, y su homólogo, Antony Blinken, o los de la titular de Defensa, Margarita Robles, con su par norteamericano, Lloyd Austin. Y comentaron que, aunque no se prevé ningún encuentro oficial, Biden y Sánchez se sentarán en Bruselas a la misma mesa, donde se verán y podrían intercambiar algunas palabras. Un ‘remake’ anunciado de los 30 segundos que habló el mandatario español con el norteamericano en la cumbre del G-20, el pasado octubre en Roma, y del breve paseo en los pasillos de la sede de la Alianza, en junio, que Moncloa anunció como un encuentro informal para luego quedar en evidencia.

El contacto directo más sustancioso hasta la fecha se produjo el 21 de agosto, tras la caída de Kabul en manos de los talibanes y durante la caótica retirada de las tropas norteamericanas de Afganistán. En una conversación telefónica, Biden “elogió el liderazgo de España a la hora de sumar apoyo internacional para las mujeres y niñas afganas”, y agradeció a Sánchez la acogida temporal de refugiados afganos en las bases militares de Rota y Morón, en su viaje camino a Estados Unidos, según el comunicado emitido por la Casa Blanca.

Foto: Biden y Sánchez, en el G-20 de Roma. (EFE/Riccardo Antimiani)

El presidente de Estados Unidos sigue privilegiando en sus conversaciones a los líderes de las principales potencias europeas: Italia (que ostenta la presidencia del G-7), Reino Unido, Francia y Alemania, estos dos últimos integrantes del llamado Cuarteto de Normandía, una fórmula diplomática que incluye a Rusia y Ucrania y que en 2015 apadrinó los acuerdos de Minsk II, destinados a desescalar el conflicto en el Donbás.

Así, este mismo lunes Sánchez se quedó fuera de la llamada telefónica de Biden con el presidente francés, Emmanuel Macron; el canciller alemán, Olaf Scholz; el primer ministro italiano, Mario Draghi, y el 'premier' británico, Boris Johnson, en la que, según la Casa Blanca, renovaron su “apoyo continuado a Ucrania” mediante asistencia en materia de seguridad y ayuda humanitaria. Previamente, a finales de enero y en febrero, días antes de la invasión rusa, Biden tampoco contó con el presidente español, aunque sí con estos últimos dirigentes, así como los de Polonia y Rumanía, fronterizos con Ucrania.

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Lo extraordinario de la situación actual favorecería que el dirigente español conversara más distendidamente con el miembro más poderoso de la OTAN, cuando es España el país que, como anfitrión de la siguiente cita, tendrá un papel fundamental en los trabajos de preparación de la nueva estrategia de la Alianza. Máxime cuando hay de por medio otros asuntos de primerísimo interés, como son el giro en la posición sobre el Sáhara Occidental, relevante para la seguridad en el flanco sur, o el rol que pueden jugar en la nueva ecuación energética europea el gas argelino, previo paso por España, o el gas licuado procedente de Estados Unidos.

Pero, tras los infructuosos esfuerzos por cerrar un cara a cara, el equipo del presidente no parece haber considerado idónea la cita de este jueves en Bruselas, y argumenta que Sánchez va allí fundamentalmente a tratar los numerosos temas urgentes que el secretario general, Jens Stoltenberg, ha puesto sobre la mesa: el apoyo a Ucrania con material militar y humanitario, las preocupaciones de seguridad de Georgia, Moldavia y Bosnia-Herzegovina, el gasto en Defensa y las relaciones con China. “Los temas son importantes y urgentes. La seguridad de Europa está amenazada en este momento” y la Alianza “vuelve a estar en la mira de todos”, apunta el equipo del presidente Sánchez.

Foto: Bush recibe a Zapatero en la Casa Blanca por el encuentro del G20 en 2008. (Wikipedia)

La cita tendrá una incidencia muy directa en la cumbre de Madrid. Un encuentro que reviste especial importancia, ya que en él se debe adoptar el 'Concepto estratégico de Madrid', un documento que recoge lo que ha cambiado en el contexto de seguridad en los años previos y establece una estrategia actualizada para la OTAN en los años próximos, mediante directrices políticas y militares. España es la encargada de coordinar y enriquecer ese documento con las aportaciones de todos los Estados miembros en cada uno de los aspectos destacados. El nuevo concepto estratégico deberá ser refrendado en la cumbre de Madrid por los jefes de Estado y de Gobierno y actualizará la anterior estrategia adoptada en Lisboa en 2010.

En una entrevista con el 'Financial Times' a finales de enero, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, llamaba a la OTAN a no dejar de prestar atención al flanco sur. “El Mediterráneo, el Magreb, el Sahel y el África subsahariana son vitales para la OTAN y para Europa”, declaró entonces Albares. Un foco, el del flanco sur, que España se esforzará en promover para que no se vea eclipsado por la urgencia de un flanco oriental más incierto que nunca.

A tres meses de organizar la cumbre de la OTAN en Madrid, que actualizará la estrategia para los años venideros, Pedro Sánchez sigue fuera del radar de Joe Biden y no mantendrá ningún encuentro oficial con el mandatario norteamericano en la cita extraordinaria de la Alianza este jueves en Bruselas, centrada en la invasión rusa de Ucrania. El presidente del Gobierno se ve una vez más excluido en la agenda de contactos estrechos del líder estadounidense, pese a la buena sintonía entre ambos gobiernos y los numerosos gestos de las últimas semanas, como la promesa de aumentar el gasto en Defensa hasta un 2% del PIB, la decisión de enviar material militar a Ucrania tras las reticencias iniciales o el inesperado giro diplomático en el Sáhara Occidental, donde España se alinea con Estados Unidos en su reconocimiento de la soberanía marroquí sobre ese territorio.

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