Sánchez persigue una reunión bilateral con Biden antes de que acabe la legislatura
El presidente prepara la Cumbre de las Democracias, una cita organizada por la Casa Blanca contra los discursos radicales. El objetivo es cerrar un cara a cara más allá de la cumbre de la OTAN en Madrid
Moncloa y Exteriores quieren cerrar una reunión bilateral entre Pedro Sánchez y Joe Biden. A punto de cumplirse un año de la toma de posesión del presidente estadounidense y en pleno ecuador, en teoría, de la legislatura en España, el Gobierno intenta buscar hueco para un cara a cara que se resiste. La relación entre ambos gabinetes no es mala, pero la Casa Blanca sigue sin meter en agenda al jefe del Ejecutivo español. Eso es lo que se pretende conseguir, una visita o un encuentro, cuando falta más de medio año para la cumbre de la OTAN en Madrid que, según las previsiones, verá cómo el Air Force One aterriza en la capital.
Pensando en engrasar esa relación que en la era de Donald Trump se resquebrajó, el Gobierno está volcándose con diferentes actos impulsados por Biden. Lo hizo en la COP26 de Glasgow, en la Conferencia Internacional sobre Libia de París, donde se llegó a ver, hace dos semanas, a Sánchez junto a la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, o en uno de los actos marcados en rojo por la Casa Blanca para este mes de diciembre. Se trata de la Cumbre de las Democracias, un evento que se celebrará entre el 6 y el 8 de diciembre y en el que el gabinete de Sánchez lleva tiempo trabajando.
El presidente del Gobierno, según fuentes de Moncloa, ofrecerá un discurso, en inglés, centrado en la protección de las democracias y el respeto de los derechos humanos. Será una intervención, en definitiva, al estilo de la protagonizada en la Asamblea General de la ONU de hace apenas dos meses, una agenda que tuvo que reducirse al máximo con motivo de la erupción del volcán de La Palma. El evento se organizará en torno a un debate telemático en el que se espera la intervención también de otros líderes europeos como Emmanuel Macron, Boris Johnson o, incluso, Olaf Scholz. Pero al Gobierno le falta un éxito diplomático de primer nivel antes de acudir a las urnas, más allá de la cooperación, plasmada en una llamada de teléfono entre Sánchez y Biden, entre España y Estados Unidos en la evacuación de Afganistán.
La interlocución entre las dos administraciones se lleva a través de diferentes vías. Ron Klain es el copiloto de la Administración Biden. El jefe de gabinete del inquilino de la Casa Blanca mantiene una vía de comunicación con su homólogo en Moncloa, Óscar López. El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, mantiene también un cauce engrasado con Antony Blinken, el secretario de Estado. Y Margarita Robles, la titular de Defensa, hace lo propio con Lloyd Austin, el responsable del ramo en el gabinete de Biden.
El convenio militar, que regula la presencia de las tropas estadounidenses en las bases de Rota y Morón, sigue renovándose año a año sin ningún tipo de problema, explican fuentes diplomáticas. El reciente traslado de Morón de la Fuerza de Reacción de los Marines no ha supuesto, por tanto, injerencias en la relación diplomática, añaden estas fuentes. Hay que recordar, además, que Biden eligió como embajadora en Madrid a una de sus asesoras de confianza, Julissa Reynoso, que lleva trabajando desde verano en el inmueble oficial de la calle Serrano.
En el horizonte, hay varias posibilidades de que Sánchez y Biden puedan cerrar una reunión, una cita para abordar asuntos en profundidad más allá de un simple intercambio de impresiones. Una opción es la cumbre de la OTAN, que se celebrará en Madrid los días 29 y 30 de junio de 2022. El espacio que se está barajando para acoger el encuentro es el recinto ferial de Ifema, a las afueras de la capital. Ya fue la sede de la COP25. Pero lo ideal para el Gobierno sería una visita a la Casa Blanca. Sánchez y su esposa, Begoña Gómez, ya estuvieron en la residencia presidencial en Washington con motivo de la recepción a los líderes internacionales en la Asamblea de la ONU. Gobernaba Trump.
La relación entre Sánchez y Biden ha vivido algún altibajo desde que el presidente estadounidense tomó posesión el pasado mes de enero. A la espera de este cara a cara que se resiste, los encuentros se reducen a un paseíllo de 50 segundos por el edificio de la OTAN en Bruselas en junio, a la llamada de teléfono en agosto por la crisis de Afganistán y a un breve saludo, que Moncloa vendió únicamente como eso, un apretón de manos, aprendiendo del error de la capital comunitaria, en la reciente cumbre del G-20 en Roma.
Mr. Trump, believe me, the safest way to win wars is not starting any. Leave the world in peace. Thank you.https://t.co/ogF3qgr9Pi
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) February 28, 2017
Lo que sí ha sucedido una vez Biden ha accedido a la Casa Blanca es una relajación de las relaciones diplomáticas entre Washington y Madrid. El anterior presidente estadounidense no recibió con los brazos abiertos a Sánchez, después de que el jefe del Ejecutivo arremetiera contra él en la oposición. "Señor Trump, créame, la forma más segura de ganar guerras es no iniciar ninguna. Deje el mundo en paz. Gracias", escribió Sánchez en febrero de 2017. No hubo ningún encuentro bilateral, ni se buscó, salvo saludos protocolarios, fotografías de familia y algún gesto como el que le hizo Trump en el G-20 de Osaka señalando a Sánchez una silla. Luego vinieron decisiones como la retirada de la fragata Méndez Núñez del grupo de combate dirigido por la US Navy durante el comienzo de la escalada de tensiones con Irán, la polémica tasa Google y la respuesta desde EEUU con un incremento de los aranceles u otros problemas relacionados con Venezuela.
En concreto, la Administración Trump puso pie en pared ante la posibilidad de que Repsol pudiera acabar gestionando los activos de la empresa estatal venezolana PDVSA. "Yo tendría cuidado respecto a sus actividades en Venezuela que apoyan directa o indirectamente a la dictadura de Maduro", dijo, en declaraciones a las agencias EFE y Reuters, un alto funcionario del Gobierno estadounidense que pidió el anonimato. También hubo un encontronazo por el encuentro del exministro José Luis Ábalos con la vicepresidenta Delcy Rodríguez en Barajas. Lo evidenció en público Jon Piechowski, subsecretario de Estado, afirmando que EEUU tenía "preguntas" sobre esa cita. "Es una oficial del ex régimen de Maduro sancionada no solo por EEUU, sino por la Unión Europea", dijo el funcionario estadounidense. "Celebrar este tipo de reuniones con alguien como Delcy Rodríguez es decepcionante y podría ser desalentador", advirtió. Ábalos, por su parte, siempre ha defendido que evitó una "crisis diplomática", sin mencionar con qué país.
Ahora, la intención del Gobierno con Biden es muy distinta y Sánchez está buscando una relación más estable y duradera.
Moncloa y Exteriores quieren cerrar una reunión bilateral entre Pedro Sánchez y Joe Biden. A punto de cumplirse un año de la toma de posesión del presidente estadounidense y en pleno ecuador, en teoría, de la legislatura en España, el Gobierno intenta buscar hueco para un cara a cara que se resiste. La relación entre ambos gabinetes no es mala, pero la Casa Blanca sigue sin meter en agenda al jefe del Ejecutivo español. Eso es lo que se pretende conseguir, una visita o un encuentro, cuando falta más de medio año para la cumbre de la OTAN en Madrid que, según las previsiones, verá cómo el Air Force One aterriza en la capital.