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El silencio de Iglesias con la reforma laboral aviva las críticas a Díaz del ala izquierdista
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Temor a perder a ERC y Bildu

El silencio de Iglesias con la reforma laboral aviva las críticas a Díaz del ala izquierdista

Un sector de Unidas Podemos discrepa de la línea oficial y se une a ERC y Bildu porque considera que el real decreto es insuficiente. Apuesta por cambios durante la tramitación parlamentaria

Foto: Iglesias y Díaz, durante el traspaso de la Vicepresidencia segunda. (EFE/Mariscal)
Iglesias y Díaz, durante el traspaso de la Vicepresidencia segunda. (EFE/Mariscal)
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La reforma laboral es para Yolanda Díaz "un acuerdo histórico". Pero Pablo Iglesias se mantiene en un silencio elocuente y se ha limitado a retuitear al secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez. Esta tibia posición del exvicepresidente está avivando las críticas internas en Unidas Podemos y formaciones satélites hacia la ministra de Trabajo y su equipo. Ruido interno existe, pero pocos lo expresan en público. Prima el cierre de filas. Hay disconformidad con un acuerdo que dista de las posiciones que defendieron los morados históricamente y que, según recalca Ciudadanos, se parece incluso más al acuerdo que cerraron Pedro Sánchez y Albert Rivera en 2016.

Iglesias no ejerce ya en la política activa. Apartado de todas las responsabilidades orgánicas, su labor en Unidas Podemos es nula. Pero su influencia sigue siendo elevada, como carismático líder que fue. Por eso su silencio sobre uno de los puntos del acuerdo de coalición que más costaron amarrar con el PSOE en las negociaciones de finales de 2019 no ha pasado desapercibido internamente. Ni en las organizaciones satélite, en las aliadas o en las que defienden posiciones incluso más a la izquierda del espacio confederal.

Hay inquietud. Pablo Iglesias, en definitiva, no ha salido a bendecir plenamente la reforma laboral de Díaz. Tampoco a criticarla o poner en duda el acuerdo. El ex vicepresidente segundo no va a desafinar en público. Sabe que uno de los problemas que más daño harían al espacio morado en este momento son las filtraciones de diferencias internas y, más allá de que a veces pueda tener opiniones con matices a la línea oficial, nunca planteará posiciones discrepantes de puertas para afuera. Sí ha hablado en público en las últimas horas de la no extradición del rapero Valtònyc y ha preferido no entrar en la batalla de Alberto Rodríguez contra Batet.

Foto: La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. (EFE/Luca Piergiovanni) Opinión

Pero sí está claro que Iglesias muestra preocupación por una situación que está poniendo en riesgo el bloque de investidura. Él fue quien en primera persona se empeñó en introducir a ERC y Bildu en lo que llamó "dirección de Estado", intentando competir con la 'geometría variable' que siguen contemplando hoy en día Moncloa y el PSOE y que pasa por sumar acuerdos con Cs. Iglesias trabajó para que eso no ocurriera y ese es su gran legado, como ha quedado comprobado en los dos presupuestos aprobados. Con la reforma laboral, ese bloque de izquierdas está en riesgo, pero jamás se va a pronunciar en términos que puedan perjudicar a Díaz.

Y eso es lo que genera nervios. Nervios por que el PSOE pueda hacer el 'abrazo del oso' a Yolanda Díaz y la aleje de los socios prioritarios para que la CEOE no se salga del acuerdo. Nervios por que se impongan las tesis del aparato del PSOE que en Unidas Podemos personalizan en Nadia Calviño. Y nervios por que la foto que salga de la reforma laboral en el Parlamento sea con Ciudadanos.

ERC y EH Bildu, lejos de Díaz

Quien sí ha hablado de la reforma laboral es ese grupo de formaciones satélite, empezando por los dos grupos parlamentarios que en este momento se muestran más duros y se niegan a convalidar la ley estrella de Yolanda Díaz si no hay cambios: ERC y EH Bildu. Los republicanos denuncian que la Vicepresidencia segunda apenas ha mantenido contactos con ellos en los últimos meses, algo que es desmentido desde el equipo de Díaz. Los 'abertzales', por su parte, libran una dura batalla contra el PNV en el País Vasco, con la presión añadida del sindicato ELA, de gran influencia en la comunidad autónoma vasca, que demanda mantener la prevalencia del convenio autonómico sobre el estatal. Sánchez ya dejó claro en el último Consejo de Ministros del año que el decreto-ley no sufrirá grandes cambios.

Foto: Pedro Sánchez dialoga con Yolanda Díaz en el Congreso. (EFE/Rodrigo Jiménez)

Las críticas en público hacia Díaz por una reforma laboral que consideran que se queda corta han llegado de Teresa Rodríguez, por ejemplo. La portavoz de Adelante Andalucía escribió esta semana un artículo en 'Público' criticando el "optimismo hiperbólico del equipo de la ministra de Empleo", aunque ahora se denomine de Trabajo, y de los "portavoces de los sindicatos firmantes". Para la líder andaluza, la reforma es insuficiente y dista mucho de ser una derogación de la normativa que impuso el PP. El Frente Obrero, por su parte, ha pedido la dimisión de Díaz, y el BNG, a quien la vicepresidenta segunda conoce bien, ha concluido que la gallega "ha faltado a los compromisos adquiridos".

Críticas de una parte del izquierdismo que no han pasado desapercibidas en Unidas Podemos. En cualquier caso, en el entorno de Díaz también destacan que el núcleo duro de la coalición ha apoyado sin fisuras a la vicepresidenta segunda. La primera en hacerlo fue la secretaria general de Podemos, Ione Belarra. La siguieron Irene Montero, Alberto Garzón, Enrique Santiago (en el Partido Comunista no ha habido disfunciones públicas), los comunes... "No ha habido bronca interna", concluyen desde el Ministerio de Trabajo. La portavoz de Podemos, Sofía Castañón, ponía la nota discordante este miércoles en el núcleo duro morado al afirmar desde Asturias que "no es la reforma que haría Unidas Podemos de ser mayoría en el Gobierno y no acaba de ser del todo la que querrían los agentes sociales", admitiendo que existe cierto recelo por cómo ha quedado el texto final.

Diálogo exprés en el Congreso

A partir de ahora, a Yolanda Díaz, a su secretario de Estado, Joaquín Pérez Rey, a su jefe de gabinete 'político', Josep Vendrell, a la jefa jurídica del departamento, Amparo Ballester, y al resto de pretorianos de la Vicepresidencia segunda se les viene encima un mes de enero de duras negociaciones. De momento, han decidido tomarse unos días de vacaciones para, según sus previsiones, regresar después de Reyes con la vista puesta en un "diálogo exprés" con los grupos en el Congreso. "Estamos muy tranquilos", proclaman las fuentes consultadas. Antes del 29 de enero, la Mesa del Congreso deberá convocar el pleno para convalidar la reforma laboral.

Foto: La vicepresidenta primera, Nadia Calviño (i), conversa con la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, durante una sesión de control al Gobierno. (EFE/Javier Lizón)

La prioridad en la negociación que se abre ahora será ERC, el PNV y Bildu, apuntan desde Trabajo. Reclaman "tranquilidad" de cara al proceso de "diálogo" que no ven sencillo, pero tampoco tan complicado como el que tuvo que desplegar Bolaños con la Ley Audiovisual y la tasa Netflix. Díaz cuenta con que los sindicatos también hagan su función de "agentes sociales" y colaboren en encontrar posiciones. El Gobierno de coalición únicamente ha perdido en esta legislatura el real decreto-ley de remanentes de los ayuntamientos. Pasó apuros con el de los fondos europeos, que se aprobó gracias a Vox. Y ha decidido aplazar la Ley de Memoria Democrática para encontrar un entendimiento con ERC. El resto ha salido adelante.

Sobre el retraso de 24 horas en la publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE) de la reforma laboral, fuentes gubernamentales informan que desde el Consejo de Ministros hasta la tarde del miércoles se desarrolló un intenso trabajo para "pulir" el texto final. Fue un asunto técnico, relacionado con los términos que se emplearon. Por ejemplo, hubo un intenso debate a la hora de definir la referencia a "empresa principal". Se quiso, en definitiva, hilar fino para no tener que modificar el decreto-ley más tarde, como ya ha ocurrido en alguna ocasión, y para blindar la norma de futuras batallas en los tribunales.

La reforma laboral es para Yolanda Díaz "un acuerdo histórico". Pero Pablo Iglesias se mantiene en un silencio elocuente y se ha limitado a retuitear al secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez. Esta tibia posición del exvicepresidente está avivando las críticas internas en Unidas Podemos y formaciones satélites hacia la ministra de Trabajo y su equipo. Ruido interno existe, pero pocos lo expresan en público. Prima el cierre de filas. Hay disconformidad con un acuerdo que dista de las posiciones que defendieron los morados históricamente y que, según recalca Ciudadanos, se parece incluso más al acuerdo que cerraron Pedro Sánchez y Albert Rivera en 2016.

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