'Vistalegre III' no será en Vistalegre: Iglesias elige Leganés para simbolizar la nueva etapa
Ana Marcello, Ana Domínguez, Sofía Castañón, Juanma del Olmo, Rafa Mayoral y Alberto Rodríguez formarán el equipo técnico que organizará el congreso en el que Iglesias opta a la reelección
Podemos deja atrás el simbolismo de Vistalegre, el recinto totémico de la formación donde celebró su asamblea fundacional, primero, y luego repitió su segundo congreso, marcado por la confrontación de las posiciones de Pablo Iglesias e Íñigo Errejón. La tercera asamblea estatal del partido, que culminará el 21 de marzo con un encuentro con la militancia y la publicación de los resultados de las votaciones, cambiará de ubicación para simbolizar la nueva fase como partido del Gobierno y desprenderse del aura fratricida de las luchas internas que pesan sobre Vistalegre II. La primera opción que está sobre la mesa, según confirman los organizadores a este diario, y a la espera de poder cerrar los detalles, es la Cubierta de Leganés, un espacio con aforo para 10.000 personas, frente a los 13.500 asientos del Palacio de Vistalegre.
Vistalegre, además, también se convirtió en el animal mitológico de Vox, ya que los de Santiago Abascal se situaron en el radar mediático tras llenarlo en un multitudinario mitin en octubre de 2018, antes de las elecciones andaluzas. Gesta que volvieron a repetir un año después con un nuevo peregrinaje masivo de sus seguidores a Vistalegre, acabando por asociar su éxito de convocatoria al espacio que había dado nombre a las asambleas de Podemos.
La ejecutiva del partido aprobó este lunes la composición del equipo técnico que organizará la tercera asamblea ciudadana del partido y la dotará de un reglamento y protocolo de candidaturas: Ana Marcello (Secretaría de Círculos y Participación), Ana Domínguez (Memoria Democrática), Sofía Castañón (Secretaría de Feminismos), Juanma del Olmo (Secretaría de Comunicación), Rafa Mayoral (Secretaría de Sociedad Civil y portavoz) y Alberto Rodríguez (Secretaría de Organización). Un equipo de seis personas que tendrá el objetivo de pilotar la organización de un congreso que busca ampliar las bases de la formación, extender su implantación territorial —tras la asamblea estatal, se celebrarán las autonómicas—, ayudar en las tareas de gobierno y reforzar la unidad con las confluencias y organizaciones aliadas, principalmente Izquierda Unida, de cara a conformar un "bloque histórico del cambio".
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, optará en esta asamblea a un tercer mandato como secretario general. No se prevén cambios de calado en el consejo ciudadano estatal, más allá de ratificar el nuevo papel que durante las últimas semanas ya han ido asumiendo dirigentes como Rafa Mayoral, al frente de una portavocía coral en la que también tendrá un peso relevante la eurodiputada Idoia Villanueva, y Ana Marcello como mano derecha del secretario de Organización para revitalizar y reorganizar los círculos. "Van a ser perfiles clave" en la fase que ahora se abre para dirigir el nuevo partido de aquí en adelante. Lo que sí se busca es dotar al partido de un nuevo "marco organizativo y político", para lo que se discutirán cuatro documentos que marcarán la hoja de ruta: político, organizativo, ético y de feminismos.
A nivel organizativo, el canario Alberto Rodríguez asumirá la responsabilidad de fortalecer el partido e impulsar su implantación territorial, una de las carencias que Iglesias ya reconoció tras las elecciones municipales y autonómicas: "No hemos sido capaces de construir una organización con la suficiente implantación territorial, lo que nos hubiera dado más presencia y fuerza tanto en las generales como en las municipales y autonómicas". En la última reunión de la dirección, el líder del partido volvía a insistir en que "tenemos que ampliar la base del partido, cuidar los círculos y ponerlos a punto".
Sobreponiéndose al capítulo de Vistalegre II y situando las luchas internas en una etapa que forma parte del pasado, desde Podemos se pretende poner a punto la organización, potenciando estos nuevos liderazgos, para acompañar en las tareas de gobierno, dado que sus principales cargos están en puestos de responsabilidad en el Ejecutivo de coalición progresista. Un acompañamiento que también se realizará desde el grupo parlamentario, tratando de tener una pata en las instituciones y otra en la calle, junto a la sociedad civil. Y es que se considera que el empuje de los movimientos sociales será crucial para conseguir conquistas sociales más ambiciosas que las que Unidas Podemos puede arrancar formando parte de un Gobierno en minoría.
El propio Iglesias se ha referido en diversas ocasiones desde que accedió a la vicepresidencia segunda del Gobierno al necesario papel de los movimientos sociales, invitándolos a ejercer una tarea de vigilancia y presión al nuevo Ejecutivo de coalición. "Gracias por haber defendido durante la última década la justicia social. Vais a ser la referencia de esta vicepresidencia. No dejéis de criticarnos ni presionarnos", aseguró durante su discurso tras asumir oficialmente su cartera del Gobierno. Se generarán así contrapesos entre partido y Gobierno, diferenciando la acción gubernamental de la acción política del partido, pero con la intención de "acompañar" o, más bien, empujar.
Recomposición a nivel territorial
Esto es, posiciones más rupturistas y pegadas a la calle desde el partido y otras más gobernistas y posibilistas con la correlación de fuerzas de los morados en el Consejo de Ministros. "Gobernabilidad es meter en la agenda política los intereses de la gente trabajadora de este país, reactivar la actividad industrial y conseguir creación de empleo", avanzaba la pasada semana el portavoz Rafa Mayoral, antes de reunirse con los trabajadores de La Naval en Bilbao. En el último consejo ciudadano, Iglesias le encomendó "hablar desde la calle más que desde el partido".
La segunda parte del proceso congresual que ha abierto Podemos rematará buscando recomponerse a nivel territorial para superar la interinidad que vienen arrastrando desde hace meses varias de sus direcciones autonómicas. Este último es el caso de Madrid, Cantabria, Castilla-La Mancha, Murcia y La Rioja, donde son gestoras las que rigen el día a día de la organización, pero también la Comunidad Valenciana, que tiene pendiente sustituir a su ex secretario general Antonio Estañ, quien dimitió el pasado mes de noviembre. Direcciones que también arrastran todavía la merma de cuadros tras el enfrentamiento entre sectores y la consiguiente escisión liderada por Íñigo Errejón.
Podemos deja atrás el simbolismo de Vistalegre, el recinto totémico de la formación donde celebró su asamblea fundacional, primero, y luego repitió su segundo congreso, marcado por la confrontación de las posiciones de Pablo Iglesias e Íñigo Errejón. La tercera asamblea estatal del partido, que culminará el 21 de marzo con un encuentro con la militancia y la publicación de los resultados de las votaciones, cambiará de ubicación para simbolizar la nueva fase como partido del Gobierno y desprenderse del aura fratricida de las luchas internas que pesan sobre Vistalegre II. La primera opción que está sobre la mesa, según confirman los organizadores a este diario, y a la espera de poder cerrar los detalles, es la Cubierta de Leganés, un espacio con aforo para 10.000 personas, frente a los 13.500 asientos del Palacio de Vistalegre.