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Podemos no negociará contrarreloj: pulsará el botón rojo de la consulta antes del 20-J
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LAS BASES DECIDIRÁN EL VOTO EN LA INVESTIDURA

Podemos no negociará contrarreloj: pulsará el botón rojo de la consulta antes del 20-J

No habrá margen para hablar en el tiempo de descuento, en las 48 horas que median entre la primera votación (23 de julio) y la segunda (el 25). Las posiciones siguen firmes, aunque el tono se rebaja

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Queda una semana escasa para que se produzca el cada vez más improbable desbloqueo de la investidura de Pedro Sánchez, fijada para el 22 y 23 de julio. Podemos convocará una consulta a sus inscritos para determinar el sentido de su voto unos días antes de que arranque la sesión, no más tarde del fin de semana previo, según confirman a este diario fuentes cercanas a la dirección del partido. No habrá margen, por tanto, para negociar en el tiempo de descuento, en las 48 horas que median entre la primera votación de la investidura (23 de julio), para la que se necesita mayoría absoluta, y la segunda votación (25 de julio), con la que es suficiente obtener más síes que noes. Los tiempos son ya más apurados y por ahora, fracasada la quinta y última reunión de los líderes, solo se ha conseguido rebajar el tono de los reproches pero sin que ninguna parte se mueva de sus posicionamientos de partida.

Desde Podemos entienden que si los socialistas realmente quieren llegar a un acuerdo, aunque este no se hiciese público hasta el último minuto, se debe negociar "con tiempo y con equipos". Argumentan que no se trata de un acuerdo para una cosa menor, sino que se está planteando la formación de Gobierno, para lo que dicen que es necesario hablar de objetivos, medidas programáticas, cómo se desarrollarán y qué equipos y con qué competencias las llevarán a cabo. En esta línea ponen como ejemplo las negociaciones que se llevaron a cabo para los pactos autonómicos entre ambas formaciones, las cuales llevaron su tiempo y en cualquier caso no se cerraron en 48 horas. Asimismo, insisten en que los socialistas sabían que Podemos deberá someter cualquier acuerdo a la votación de sus bases, por lo que el tiempo se agota y la investidura fallida está más cerca.

A día de hoy, las posiciones de PSOE y Unidas Podemos siguen distanciadas por el afán de los primeros de formar un "Gobierno monocolor", de "cooperación", y la condición de los segundos de que sea un Ejecutivo de coalición. Las negociaciones están rotas, aunque formalmente ni siquiera han arrancado y seguirán sin hacerlo, según indican fuentes de Podemos conocedoras de las reuniones entre Iglesias y Sánchez si este último "sigue queriendo ir a una investidura sin negociar un Gobierno y las políticas que llevará a cabo, cuando no tiene mayoría absoluta". De momento, dicen, lo que habría es "una imposición de Gobierno monocolor" con el PSOE "acaparando todos los sillones cuando los ciudadanos han votado acuerdo". En esta misma línea concluyen que "cuando el PSOE quiera negociar de verdad un Gobierno, ahí estará Unidas Podemos". Desde Ferraz, la perspectiva es diametralmente opuesta: están dispuestos a sentarse si los morados se avienen a elegir un comité negociador que, con el del PSOE, hable sobre líneas programáticas. La dirección insiste: primero, abordar políticas.

La pregunta está por elaborar, a la espera de si hay más movimientos o el PSOE levanta los "vetos" al acuerdo de coalición integral, cosa no prevista


Las pregunta que se someterá a las bases de Podemos está pendiente de elaborar, a la espera de si en los próximos días se producen movimientos o se levanta el "veto" de los socialistas a lo que desde la formación morada denominan "negociación integral", en referencia tanto a los ejes programáticos como a los equipos que llevarían a cabo esas medidas. Se espera con atención la entrevista que el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, hará esta misma mañana en 'Los desayunos de TVE'. Sin embargo, el optimismo es reducido, debido a que se entiende que cuando las negociaciones salen de la discreción para entrar en la fase de realizar declaraciones cruzadas a través de los medios, el fracaso está garantizado. Más que buscarse un acuerdo, de lo que se trata al pasar a esta fase es de descargar las culpas en el otro y preparar el relato ante un hipotético y definitivo desacuerdo.

Foto: Pedro Sánchez, poco antes del arranque de su reunión con Pablo Iglesias, este 9 de julio en el Congreso. (EFE)

La "humillación" por el trato recibido

De lo que no hay dudas es sobre el calendario, ya que los resultados de la consulta tendrán que conocerse antes del inicio de la sesión de investidura. En el aire está si además de la opción de votar sí o no, se pregunta también por la posibilidad de la abstención. Con todo, el infructuoso desarrollo de las negociaciones ya ha llevado a Podemos a comenzar a trasladar a la interna la supuesta "humillación", falta de respeto y maltrato recibido por parte de los socialistas para alentar un no lo más masivo posible en caso de que nada cambie los próximos días.

Mientras, el PSOE incrementa la presión sobre el PP: 66 diputados que se abstuvieron en 2016 piden el mismo gesto hoy a los parlamentarios populares

Se ha hecho hincapié también en trasladar el mensaje de que el PSOE busca una investidura fallida como método de presión a PP y Ciudadanos, buscando su abstención en una segunda intentona en septiembre ya con la amenaza de la repetición electoral. Si bien el PSOE ha desmentido que Sánchez dijese a Iglesias en sus encuentros que buscaba el apoyo de los conservadores para su investidura, este miércoles el partido difundía a los medios una carta firmada por 66 diputados socialistas que se abstuvieron en la investidura de Mariano Rajoy hace tres años para presionar al PP y pedir a los conservadores que hagan lo mismo. Que actúen con "reciprocidad" y se abstengan "sin condiciones" en la investidura del jefe del Ejecutivo en funciones. Que sigan el camino que ellos siguieron, "difícil" pero "honorable". Entre los firmantes, figuran tanto dirigentes alejados del líder, como Antonio Hernando o Eduardo Madina, como fieles y miembros de su actual dirección, como el secretario de Organización, José Luis Ábalos, y la portavoz en el Congreso, Adriana Lastra. Esta, que también se abstuvo en 2016 "por imperativo", explicó este miércoles en La Sexta que el PSOE nunca ha "engañado" a nadie, pues siempre ha demandado a todas las fuerzas que no bloqueen la investidura de Sánchez, porque además no hay "ninguna alternativa" posible.

66 diputados del PSOE que se abstuvieron con Rajoy piden al PP reciprocidad

La consulta de Podemos a las bases no solo es una herramienta de presión retórica. Remite a los hechos de 2016, cuando los inscritos de la formación morada rechazaron apoyar la elección de Sánchez tras su acuerdo de legislatura con Albert Rivera, insistiendo en la fórmula de una coalición de izquierdas. La investidura fracasó y se convocaron nuevas elecciones. "Si alguien tiene alguna duda, los posicionamientos de Unidas Podemos los decidirán los inscritos y las inscritas", recordaba Iglesias ya hace dos semanas. Los socialistas también deben estatutariamente convocar una consulta a sus bases si firma una coalición con otro partido, pero justo Ferraz huye de ese término y ese concepto, porque lo que ofrece es un Gobierno de cooperación sin ministros morados.

Una mayoría de españoles prefiere un Gobierno de coalición con PSOE y Podemos, según el CIS

El fracaso de la última reunión entre Sánchez e Iglesias este martes en el Congreso trataba de reconducirse, o al menos rebajar tensiones, a través del conducto de diálogo abierto entre Adriana Lastra y su homóloga de Unidas Podemos, Irene Montero. Ambas intentaron rebajar la tensión desde primera hora con sendas entrevistas en la Cadena SER. La número dos socialista valoraba el "cambio de actitud" de la dirigente morada y la llamó. Fuentes de Ferraz informaban después de que, tras la conversación telefónica entre ambas, "las posiciones de ambas formaciones siguen igual que ayer [por el martes], Lastra y Montero se han emplazado a seguir dialogando y a tener una vía abierta de comunicación". Ambas quedaron en verse, aunque sin fecha aún.

Desde Unidas Podemos, por su parte, matizaban que Montero le había trasladado a la portavoz socialista su disposición a sentarse a negociar "en cuanto el PSOE levante sus vetos y líneas rojas y esté dispuesto a negociar un Gobierno de coalición de izquierdas, que es lo que quieren los españoles, según el CIS". El instituto publicó este miércoles su barómetro poselectoral, y los datos en este punto resultaban confusos. Sobre el papel, la opción preferida por los españoles es la de un Ejecutivo en solitario del PSOE (20,2%), pero si se sumaban las dos variantes de coalición progresista, la de PSOE y UP con el apoyo de fuerzas nacionalistas no independentistas y las abstenciones necesarias (15,8%), y la de socialistas y morados con las formaciones separatistas (10,6%), el resultado era mayor, del 26,4%.

"Todas las fórmulas" que gusten al candidato

De modo que el punto de conflicto se sitúa exactamente en el mismo punto. Las posiciones siguen siendo inamovibles por mucho que la tensión se haya reconducido y los reproches no se hayan cruzado más en las últimas horas. "Una vez pasado el susto de la reunión, las aguas se están encauzando otra vez", indicaban en la Moncloa, donde la esperanza de llevar a buen puerto la investidura en julio sigue siendo mínima.

Sánchez logra el apoyo de los dos expresidentes a su estrategia. "Es bastante correcta y sensata", dice González. Zapatero recuerda que faltan días aún

Sánchez, de camino, logró dos significativos apoyos, por su peso cualitativo, a su estrategia. El de los expresidentes Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero. El primero señaló que el jefe del Ejecutivo está manteniendo una posición "bastante correcta y sensata" en las negociaciones para su investidura. Lo hizo en el acto de presentación, en Madrid, de la correspondencia que mantuvo en sus tiempos de mandatario con líderes internacionales, ministros y ciudadanos. A él también acudió Madina, alejado ya de la política y más aún de Sánchez. En línea con lo manifestado en la carta de la que él es firmante, apuntó que si los socialistas decidieron abstenerse porque comprendieron que había ganado Rajoy las generales, ahora toca saber "si el PP ha aprendido algo". Los populares contestaron para volver a enarbolar su no, arguyendo que precisamente Sánchez renunció a su escaño para no tener que abstenerse y en 2018 lideró una moción de censura apoyada por los soberanistas para echar al entonces jefe del PP. Ábalos calificó de "lamentable" que el PP responda con "ironía y burla" a su petición.

Ábalos ve "muy lamentable" que el PP se burle porque el PSOE pida la abstención

Zapatero, tras un acto de biotecnología en la capital, aseguró que le valen "todas las fórmulas" de gobierno, siempre que sean fruto del "acuerdo" y que cuenten con el respaldo del candidato. Las negociaciones de PSOE y Unidas Podemos, reconoció, "no son fáciles" por la arena multipartidista, pero deseó que cuaje una investidura y que sea pronto, y aún "quedan bastantes días" para llegar a ese acuerdo. Realmente, no queda tanto tiempo. Menos de dos semanas para que arranque el debate —será el lunes 22 de julio— y unos diez días para que los morados activen el botón rojo de la consulta.

Queda una semana escasa para que se produzca el cada vez más improbable desbloqueo de la investidura de Pedro Sánchez, fijada para el 22 y 23 de julio. Podemos convocará una consulta a sus inscritos para determinar el sentido de su voto unos días antes de que arranque la sesión, no más tarde del fin de semana previo, según confirman a este diario fuentes cercanas a la dirección del partido. No habrá margen, por tanto, para negociar en el tiempo de descuento, en las 48 horas que median entre la primera votación de la investidura (23 de julio), para la que se necesita mayoría absoluta, y la segunda votación (25 de julio), con la que es suficiente obtener más síes que noes. Los tiempos son ya más apurados y por ahora, fracasada la quinta y última reunión de los líderes, solo se ha conseguido rebajar el tono de los reproches pero sin que ninguna parte se mueva de sus posicionamientos de partida.

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