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Destructor Flight III: ¿qué hay detrás del buque más letal diseñado por los astilleros españoles?
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un buque de más de 10.000 toneladas

Destructor Flight III: ¿qué hay detrás del buque más letal diseñado por los astilleros españoles?

Navantia presentó en Australia la corbeta Tasmania, la fragata Alpha-500 y el destructor Flight III, el mayor buque diseñado por los astilleros españoles. Esta es la estrategia comercial de los astilleros públicos en las antípodas

Foto: Corbeta Hail de Navantia para Arabia Saudí. (EFE/Román Ríos)
Corbeta Hail de Navantia para Arabia Saudí. (EFE/Román Ríos)

Navantia acaba de presentar nada menos que tres nuevos diseños de buque en la exposición marítima internacional Indo-Pacífico 2023, celebrada en Sídney el 7-9 de noviembre. La compañía española aprovechó la cita internacional para mostrar su propuesta para el programa de futura corbeta de la Real Armada Australiana y, de paso, exhibir otros diseños por si el Gobierno australiano se decide a última hora a lanzar una nueva licitación de buques de combate. El país necesita un plan alternativo ante los problemas que están teniendo el desarrollo y construcción de las futuras fragatas antisubmarinas clase Hunter y la industria lo sabe.

El astillero público ha bautizado a su proyecto de corbeta como clase Tasmania. Está claramente inspirado en el diseño Avante 2200, un tipo de buque del que Venezuela compró cuatro unidades en configuración de patrullero de altura y del que Arabia Saudita encargó cinco en configuración corbeta. El buque pensado para Australia es más largo y grande, incorporando más armamento. Así los 98,9 metros y 3.300 toneladas de desplazamiento a plena carga del diseño Avante 2200 se convierten en 109,6 metros y 3.600 toneladas en el caso de las Tasmania.

El armamento principal también presenta varias diferencias. El cañón Oto Melara de 76 mm aparece sustituido por un cañón de 57 mm, posiblemente de Bofors. El cambio podría deberse a que se trata del mismo modelo que ya entró en servicio en la armada australiana a bordo de los patrulleros oceánicos clase Arafura. Por su parte, encontramos los 16 pozos Mk.41 VLS para misiles, los dos lanzadores triples de torpedos y un sistema de defensa de punto antimisil similares a los del diseño original. Mientras, los misiles antibuque pasan de ocho a 16. Una cifra que dobla la dotación habitual en las fragatas de la OTAN.

Una de las particularidades del diseño ofrecido es la presencia en el mástil de un característico radar de barrido electrónico Ceafar con antenas planas de la empresa australiana CEA Technologies. Esto muestra la estrategia de Navantia de sumar proveedores locales para hacer más atractiva su oferta, en la que lleva trabajando desde noviembre de 2022 con el astillero Austal y la empresa de ingeniería y construcción naval Civmec, ya que las corbetas se construirán en suelo australiano. Una de las bazas comerciales es que Navantia ya ha vendido tres modelos de buques de guerra a Australia, ya produjo nueve unidades de la corbeta original Avante 2200 y su socio Civmec ya tiene experiencia construyendo en Australia buques diseñados por un tercero. Esto garantizaría que, de ser la propuesta ganadora, la producción podría comenzar pronto.

Nuestro primer destructor moderno

La novedad de Navantia para la exposición Indo-Pacífico 2023 fue la presentación de dos diseños originales que no encajan con ningún programa en curso de la Real Armada Australiana. Parecen ser una respuesta de la compañía española a los problemas que están teniendo los astilleros locales con las fragatas clase Hunter y los patrulleros oceánicos clase Arafura. Esto ha generado controversia en Australia y abre la posibilidad de que, en un futuro, el Gobierno australiano corte por lo sano y lance unos nuevos proyectos.

Para este escenario, Navantia mostró en Australia una fragata de 121 metros de eslora y 4.500 toneladas de desplazamiento bautizada como Alpha 5000. El diseño parece una evolución del último modelo de la familia Avante 2200, de la que conocíamos las versiones Alpha 3000 y Alpha 4000. La principal característica es que su mayor tamaño le permite contar con un mástil integrado como las futuras fragatas F-110 de la Armada. En el caso de la Alpha 5000, este mástil integrado incorpora una versión más capaz y potente del radar Ceafar que también lleva la corbeta clase Tasmania. La mayor eslora le permite además contar con un segundo pozo de misiles para sumar un total de 32. Y su mayor tamaño le permite contar con espacios configurables con equipos modulares, según la misión.

Por último, el diseño más sorprendente presentado por Navantia en Sídney fue un destructor de 165 metros de eslora y 10.200 toneladas conocido como Flight III (Escuadrilla III). Esa denominación ha sido empleada por la armada estadounidense para designar las subseries de sus buques y, en este caso, haría referencia a que se trata la tercera evolución de un diseño que arrancó con las fragatas F-100, evolucionó con las futuras F-110 y llega a su último estadio con este nuevo concepto de destructor.

Estamos ante el buque de combate más capaz que haya salido de la mente de los ingenieros de Navantia. Diferentes detalles dan cuenta de que está pensado teniendo en cuenta los futuros saltos tecnológicos en el campo de la guerra. Así, está dotado de 128 pozos de misil y además está pensado para albergar tanto drones aéreos como submarinos. El sistema de propulsión permitiría, además, alimentar futuras armas de energía.

Con este diseño original para su catálogo, Navantia se suma a la tendencia de otras armadas europeas de dotarse de destructores de más de 10.000 toneladas. Italia y Alemania ya tienen sus propios proyectos de buques de ese tamaño, mientras que en España circulan noticias sobre el interés de la Armada en contar con dos unidades adicionales de fragatas F-110 en una subvariante alargada con más pozos de misiles.

Un cliente a tener en cuenta

Los diseños presentados por Navantia en Sídney estaban, al menos en teoría, orientados a las actuales necesidades de la armada australiana. Pero no cuesta encontrar ciertas similitudes entres las necesidades y planes futuros de las armadas de ambos países. España tiene operativas desde hace tiempo sus cinco fragatas de la serie F-100, mientras que en Australia utilizan sus derivadas de la clase Hobart. Su misión principal es la defensa aérea, para lo que cuentan con el sistema Aegis.

Foto: El destructor USS Arleigh Burke, en una imagen de 2021. (US Navy)

También ambos países tienen una clase de fragatas al final de su vida útil; en España las seis clase Santa María, en Australia las ocho fragatas clase Anzac, un diseño alemán que encargaron en un programa conjunto con Nueva Zelanda. Además, Australia dio de baja recientemente a las seis clase Adelaide, que provenían del mismo modelo estadounidense que el de las Santa María.

Las futuras fragatas antisubmarinas españolas serán las F-110 de Navantia, un diseño poco rompedor que, en realidad, es una evolución de las anteriores F-100. Los australianos, en cambio, adjudicaron a la multinacional de origen británico BAE Systems el concurso de construcción de nueve fragatas antisubmarinas que ocuparán el hueco dejado por las fragatas clase Adelaide y las clase Anzac. Aunque son menos en número, se trata de buques mucho mayores, más complejos y, por tanto, más caros.

Si las fragatas clase Anzac desplazan 3.600 toneladas a máxima carga y las fragatas clase Adelaide desplazaban 4.100 toneladas, encontramos que las futuras Hunter desplazarán 10.000 toneladas. Precisamente ahí está el problema. El diseño original británico era más pequeño, pero la Armada australiana exigió modificaciones y cambios que hicieron crecer el buque hasta las actuales 10.000, acumulando por el camino retrasos y descontrol presupuestario. En 2022, el programa de la fragata clase Hunter se incluyó en la lista de "proyectos preocupantes" del Ministerio de Defensa australiano.

Foto: El S-81 Isaac Peral realiza su primera navegación en superficie. (EFE/Marcial Guillén)

Un informe oficial publicado el pasado mes de mayo reconocía que el programa de las fragatas clase Hunter acumulaba 18 meses de retraso y costes adicionales, problemas atribuidos a la inmadurez del diseño según recogía la prensa local. El informe reconocía además que la elección del candidato británico no había tenido en cuenta el riesgo de elegir un proyecto que solo existía sobre el papel. Así que han surgido voces que reclaman darle un hachazo al programa, presupuestado originalmente en 45.000 millones de dólares australianos, para comprar como alternativa un diseño de fragata probado.

Ahí entra Navantia con un catálogo de diseños variados y la experiencia de haber vendido a la Real Armada Australiana tres tipos diferentes de buques.

Más tensión, más misiles

Una de las razones que más argumentan los críticos de las futuras fragatas clase Hunter es que solo contarán con 32 pozos de misiles, una cantidad que consideran insuficiente en un entorno regional desafiante como es el Indo-Pacífico. Pero esos 32 pozos son el doble de las que llevan las futuras F-110 españolas, un buque diseñado con prioridades diferentes a la de un potencial conflicto convencional de alta intensidad.

Paradójicamente, la alternativa a esas fragatas que en Australia consideran insuficientemente armadas para la guerra moderna es otro modelo español. La fragata F-100 original, cuyo diseño se adaptó para convertirse en la clase Hobart australiana, está dotada de 48 pozos de misil Mk.41 VLS. Así que Navantia ha encontrado inesperados aliados en el país oceánico que proponen recortar el programa de las futuras fragatas antisubmarinas clase Hunter antes de que la primera toque el agua para lanzar una segunda serie de buques de la clase Hobart, que es de suponer incorporarían sistemas actualizados.

Australia fue en un momento tierra de oportunidades para Navantia. Y por extrañas vueltas de la vida podría volver a serlo si resulta ganadora del concurso de seis nuevas corbetas o aparece, por sorpresa, un programa alternativo de adquisición de buques de combate donde se premie el bajo riesgo tecnológico. Pero ver a los astilleros públicos españoles ofertar buques de guerra en Australia es un ejercicio interesante al comparar semejanzas y diferencias respecto a los que ha pedido la Armada.

Lejos de España, Navantia ofrece buques de combate cargados de sistemas y armamentos pensados para teatros de operaciones de alta intensidad. Así que su ausencia en los buques para España no era una cuestión de filosofía de diseño de la compañía, sino el resultado de limitaciones presupuestarias y una diferente percepción de las amenazas.

Navantia acaba de presentar nada menos que tres nuevos diseños de buque en la exposición marítima internacional Indo-Pacífico 2023, celebrada en Sídney el 7-9 de noviembre. La compañía española aprovechó la cita internacional para mostrar su propuesta para el programa de futura corbeta de la Real Armada Australiana y, de paso, exhibir otros diseños por si el Gobierno australiano se decide a última hora a lanzar una nueva licitación de buques de combate. El país necesita un plan alternativo ante los problemas que están teniendo el desarrollo y construcción de las futuras fragatas antisubmarinas clase Hunter y la industria lo sabe.

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