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Los fondos de infraestructuras ganan la mano a los inmobiliarios tras el alza de tipos
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Los fondos de infraestructuras ganan la mano a los inmobiliarios tras el alza de tipos

Los grandes inversores mundiales están rehaciendo sus carteras ante el cambio de tercio que han traído consigo el alza de la inflación y de los tipos

Foto: Ilustración de inversión en infraestructuras. (iStock)
Ilustración de inversión en infraestructuras. (iStock)
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Los grandes inversores mundiales están rehaciendo sus carteras ante el cambio de tercio que han traído consigo el alza de la inflación y de los tipos de interés. Un nuevo reparto donde las infraestructuras están ganando la mano al inmobiliario. Se trata de dos caras de la misma moneda, dos tipos de inversiones tradicionalmente vistas como escudos protectores frente al encarecimiento de la vida, ya que permiten absorberla al indexarla en el precio del alquiler o del peaje de una autopista.

Sin embargo, el activo que compran, el colateral que respalda estas inversiones, marca las preferencias en cada momento en función del contexto. Y ahí es donde los grandes inversores mundiales están viendo ahora que es momento de apostar más por infraestructuras que por inmuebles, unos activos estos últimos en los que solo entran con visión patrimonialista; es decir, para alquilar, nunca para promover obra nueva y vender.

Foto: Macquearie es una de las mayores firmas de inversión del mundo. (Reuters/D. Gray)

Una reciente encuesta realizada por el grupo alemán Patrizia cifraba en un 60% el porcentaje de inversores que prevé aumentar la proporción de infraestructuras en sus carteras en los próximos cinco años. Además, dentro de estos, el 11% estima que lo hará de manera significativa; es decir, en más de un 10%. En cambio, se muestran más cautelosos con sus posiciones en inmuebles.

En concreto, el 55% tiene la intención de mantener sus carteras inmobiliarias sin cambios, mientras que el 28% prevé disminuirlas en los próximos cinco años. Para poner en contexto el cambio de tendencia, el año pasado, más del 60% de los inversores encuestados por Patrizia para este mismo informe aseguraron que esperaban aumentar sus carteras inmobiliarias.

Entre los factores que explican esta preferencia por las infraestructuras destacan lo que se conoce como las megatendencias mundiales, los grandes cambios que se están produciendo en todo el planeta y que diferentes casas de análisis consideran que van a condicionar el desarrollo económico a nivel mundial: la descarbonización, la digitalización, el urbanismo y los cambios demográficos.

Todo ellos son transformaciones que apuntan la necesidad de realizar millonarias inversiones en infraestructuras, ya sea en energías renovables, redes de telecomunicaciones o activos de agua. Unos desembolsos que requerirán el protagonismo del sector privado, ante la falta de capacidad de los Gobiernos para sufragar estas necesidades.

Foto: Logo de KKR en la Bolsa de Nueva York. (Reuters/Brendan McDermid)

Con este anzuelo, y a pesar de las dificultades vistas en el último año para levantar capital, Ares acaba de lanzarse por primera vez a crear desde cero un vehículo de infraestructuras y ha salido al mercado con el objetivo de conseguir 2.000 millones de dólares (1.826 millones de euros). Blackstone también ha tanteado el mercado para levantar un nuevo vehículo paneuropeo dotado con entre 1.000 y 2.000 millones de dólares, según desveló Bloomberg el pasado febrero. Mientras que EQT está levantando 20.000 millones en su sexto fondo de infraestructuras.

Según ION Analytics, este año se superará la histórica cifra de los 100.000 millones de dólares de capital levantado en vehículos de infraestructuras, tras el espectacular crecimiento que han tenido en poco más de una década, con rendimientos netos medios de entre el 7% y el 10% para los activos más clásicos, como carreteras o redes eléctricas, y del 10% o 13% en el caso de aparcamientos o centros datos.

Estas dos últimas clases de activos, según la política de cada gestora, se enmarcan en la categoría de infraestructuras o de inmobiliario, posiblemente, el más claro ejemplo de la cercanía que existe entre ellos dos. Esta proximidad explica que muchas gestoras especializadas en infraestructuras hayan terminado lanzando vehículos inmobiliarios y viceversa.

Foto: Edificio del Banco Central Europeo (BCE) en Fráncfort. (EFE/Mauritz Antin)

Un reciente ejemplo lo ha protagonizado Stonapeak, gigante de las infraestructuras, que el año pasado arrancó su primera estrategia inmobiliaria y lanzó un fondo con el objetivo de levantar 1.000 millones de euros, aunque solo ha logrado captar la mitad de su objetivo, según desveló la publicación especialiazada IPE Magazine.

En infraestructuras, los inversores confían en un repunte de las operaciones en los próximos 12 meses, tras el frenazo que siguió al cambio de política de los bancos centrales. Según la encuesta de Patrizia, el 55% de los gestores de estos fondos confía en que los ingresos recurrentes de sus inversiones se mantengan estables y un tercio espera que aumenten.

"Aunque el entorno de mercado ha moderado claramente la confianza de los clientes, nuestra encuesta muestra que sigue habiendo un fuerte apetito por ampliar las carteras de infraestructuras centrándose en la transición energética", señala Graham Matthews, consejero delegado de infraestructuras de Patrizia.

Los grandes inversores mundiales están rehaciendo sus carteras ante el cambio de tercio que han traído consigo el alza de la inflación y de los tipos de interés. Un nuevo reparto donde las infraestructuras están ganando la mano al inmobiliario. Se trata de dos caras de la misma moneda, dos tipos de inversiones tradicionalmente vistas como escudos protectores frente al encarecimiento de la vida, ya que permiten absorberla al indexarla en el precio del alquiler o del peaje de una autopista.

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