Echegoyen, el banquero que esquivó el ladrillo y acabó subido en él

Cercanía, empatía, capacidad de negociación, pacificador, visión estratégica... Estas son algunas de las virtudes que definían a Jaime Echegoyen (Madrid, 1956), fallecido este sábado en el Hospital Ruber tras una larga enfermedad. Este banquero madrileño había dejado la primera línea directiva hace apenas un año y medio, cuando decidió dejar la presidencia de Sareb poco antes de que tomara su control el Estado.

La carrera de Echegoyen fue en sí misma paradójica. Fue uno de los directivos más destacados del sector en los primeros años del milenio, liderando Bankinter entre 2002 y 2010, años en que la entidad esquivó la burbuja inmobiliaria, de lo que pudo aprovecharse en la siguiente década.

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Diferencias internas y una buena oferta de Barclays pusieron fin a su relación con Bankinter, donde estuvo 22 años, entre 1988 y 2010. Su paso por la filial española del banco británico fue agridulce. Así, tras años tratando de remontar su rumbo, el entonces consejero delegado del grupo, Bob Diamond, decidió vender los negocios del sur, entre ellos el español. Echegoyen chocó con Londres y dejó la entidad poco antes de que se pusiera en venta. Evitó así ser el que entregó las llaves del antiguo Zaragozano a CaixaBank.

El banquero madrileño tardó apenas unas semanas en encontrar nuevo destino. La guerra interna en Sareb, el banco malo, dejó libre el puesto de consejero delegado, tras varios roces entre la presidenta, Belén Romana, y el financiero Walter de Luna. Echegoyen cumplía el perfil que necesitaba la sociedad a la que se traspasaron 50.000 millones en ladrillo de las antiguas cajas: conciliador, pacificador y con visión estratégica.

El reto imposible de Sareb

Se dio de este modo la paradoja de que uno de los financieros que más acierto tuvoieron antes de la burbuja inmobiliaria acabó cogiendo las riendas de la mayor sociedad del ladrillo que ha habido en la historia del país.

Romana dejó su cargo al año de llegar Echegoyen como su número dos y este asumió el imposible reto de gestionar la Sareb sin que le costara más dinero al contribuyente. Lo intentó todo, desde cambiar el modelo de gestión de los activos hasta apostar por generar valor añadido de suelos y promociones de baja calidad. El resultado no fue bueno, y se saldó con un agujero para el Estado que actualmente se estima en casi 11.000 millones.

Por ello, Echegoyen acabó dejando el cargo a mediados de 2021, tras un año en el que había ido traspasando los poderes al experto inmobiliario Javier García del Río —que tampoco sigue ya en Sareb— y poco antes de que el FROB (Fondo de Reestructuración) tomara el control de la sociedad semipública.

La carrera en activo de este banquero duró más de 40 años. Los que trabajaron con él destacan su cercanía con la plantilla, fuera cual fuera su estatus. De hecho, cuando trabajaba en Bankinter y Barclays, llamaba o visitaba una oficina al menos una vez al mes, para conocer los problemas de sus soldados rasos. Lo que le convertía en un buen capitán.