Carlos Cuerpo, un técnico forjado en la responsabilidad fiscal para dar continuidad a Calviño

A Carlos Cuerpo (Badajoz, 1980) le ha llegado su gran momento a una edad temprana, 43 años. Precisamente por su juventud no aparecía en las quinielas para sustituir a Nadia Calviño al frente del Ministerio de Economía, Comercio y Empresa. Completa así un ascenso meteórico desde que entrara por primera vez en el ministerio en el año 2008 como TECO (técnico comercial y economista del Estado), logrado gracias a su prestigio profesional. Es licenciado en Economía por la Universidad de Extremadura, máster por la London School of Economics y doctor por la Universidad Autónoma de Madrid.

A pesar de su corta trayectoria, reúne los requisitos del cargo. En palabras de Sánchez: "Es un profesional joven de acreditada competencia (...), profundo conocedor de la Administración pública, un europeísta convencido y un profesional honesto". También se conoce la casa, que es la suya. En los últimos cuatro años, ha sido un pilar clave en el equipo de Calviño. Entre sus miembros solo hay buenas palabras hacia Cuerpo; en lo profesional, por sus amplios conocimientos sobre la economía española y europea, y en lo personal, por su carácter cercano y honesto.

En febrero de 2020 volvió al Ministerio de Economía como director general de Análisis Económico y en 2021 fue ascendido a secretario general del Tesoro. Desde entonces se ha encargado de la financiación de España en un momento delicado por la gran subida de los tipos de interés. En estos años ha conseguido mantener a raya la prima de riesgo y el apetito de los inversores internacionales por la deuda española.

Cuerpo ha tenido, además, un papel fundamental en el diseño y acuerdo de las nuevas reglas fiscales europeas recién acordadas en Bruselas bajo la presidencia española. Este último logro ha sido crucial para mostrar ante el presidente sus cualidades de economista y de negociador. También Calviño ha jugado un papel clave para su nombramiento. Esta elección es claramente una señal de continuidad en el ministerio. De hecho, no se esperan grandes cambios en los puestos de responsabilidad tras su llegada, salvo la posible salida de Gonzalo García, quien ocupa ahora el cargo de secretario de Estado de Economía.

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Pero lo que significa realmente continuidad es que el Ministerio de Economía seguirá siendo el contrapeso a las políticas impulsadas desde Sumar. Será la ortodoxia frente al voluntarismo de sus socios en el Consejo de Ministros. Además, heredará también la batuta de presidente de la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos (CDGAE).

Cuerpo es un socialdemócrata ortodoxo, pero, sobre todo, es un técnico, que prefiere que el diseño de las políticas se sustente en datos y modelos y no en promesas, intuiciones o ideología. Una buena parte de su carácter lo conformó durante su paso por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF). Fue, realmente, su gran salto a primera línea mediática tras un paso de tres años por la Comisión Europea ejerciendo de experto nacional para el procedimiento de desequilibrios macroeconómicos. Llegó a la AIReF en los primeros momentos de vida de este nuevo organismo creado tras la crisis financiera para evitar los desmanes del pasado.

En 2014 ocupó el cargo de subdirector de endeudamiento público y en 2016 ascendió a director de Análisis Económico, nombrado por su ahora compañero del Consejo de Ministros, José Luis Escrivá. En esos años veló por la buena gestión de las cuentas públicas españolas. Actuó como supervisor de los cuadros macroeconómicos del entonces ministro de Economía, Luis de Guindos, y veló por la solvencia de los presupuestos generales del Estado. Las lecciones de la AIReF de esos años, cuidar el diseño de las políticas públicas y velar por la estabilidad financiera, han guiado su trayectoria desde entonces.

En esos años ya criticaba la persistencia de los déficits públicos y la acumulación de deuda por generar tres grandes "efectos no deseados sobre el bienestar económico". La reducción del crecimiento potencial, el traslado del ajuste fiscal a generaciones futuras (serán los hijos quienes paguen los desmanes del presente) y una reducción de la capacidad de la política fiscal para estabilizar el ciclo económico.

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En esta entrevista concedida a El Confidencial hace un año ya mostraba sus prioridades: control del gasto corriente, ayudas focalizadas en los sectores más vulnerables y política fiscal expansiva solo centrada en las inversiones. "Una especie de cuadratura del círculo", explicaba entonces. Calviño habría suscrito cada una de sus palabras, pero no así Yolanda Díaz.

La gran diferencia con su predecesora es que no ostentará una vicepresidencia. Eso significa que tendrá que hacer equipo con la nueva número dos del Gobierno, María Jesús Montero, para hacer frente común frente a Sumar. Una tarea difícil, como quedó demostrado en la negociación del subsidio por desempleo, que finalmente se llevó Díaz pese al esfuerzo realizado por el equipo de Economía. O la prórroga del decreto anticrisis con beneficios fiscales generalizados que capturarán las rentas altas.

Cuerpo llega a un Gobierno ya veterano y con un perfil claramente político, al contrario de lo que se encontró Calviño. De ahí que vaya a ser un reto para él defender las posiciones del ministerio en una legislatura en la que los socios del PSOE van a exigir políticas populistas. "Tendrá que sacar carácter", explican quienes le conocen. Será el momento de que el técnico muestre su capacidad para desempeñarse entre políticos y lograr consensos.