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La maldición del 1,5%: el enfermo de Europa no es Alemania, es la propia eurozona
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¿ESTANCAMIENTO SECULAR?

La maldición del 1,5%: el enfermo de Europa no es Alemania, es la propia eurozona

La eurozona entra en un tiempo nuevo. Se abre un periodo de bajo crecimiento a causa de factores estructurales como la productividad o el envejecimiento. Atrás quedan los tiempos en que crecía por encima del 2%

Foto: Banderas de la UE en la Comisión en Bruselas. (Reuters/Yves Herman)
Banderas de la UE en la Comisión en Bruselas. (Reuters/Yves Herman)

Desde que el zar Nicolás I calificó al Imperio otomano —a mediados de siglo XIX— como el enfermo de Europa, el número de países enfangados en un bajo crecimiento económico y con problemas estructurales no ha dejado de crecer: Alemania, Reino Unido, Italia, España… Lo singular es que, por primera vez, una región económica, casi un continente, sufre esta patología. En concreto, la eurozona, cuyas perspectivas son sombrías para los próximos años, con avances del PIB que difícilmente superarán el 1,5%.

No es una previsión aislada. Hay consenso entre los principales servicios de estudios en que la eurozona afronta un largo periodo de bajo crecimiento a causa de fenómenos coyunturales —la rápida subida de los tipos de interés en el último año y medio, la inflación y la tensión geopolítica— y estructurales, vinculados, en este caso, a acontecimientos complejos y de largo recorrido como el envejecimiento, la desaceleración de la población activa, los escasos avances de la productividad o la fragmentación económica derivada de la pérdida de impulso de la globalización, que incide de forma intensa en economías volcadas al comercio mundial, como Alemania y la propia eurozona. Una especie de japonización de la economía o de estancamiento secular, como se prefiera, siguiendo la célebre expresión del economista Alvin Hansen.

El FMI, por ejemplo, prevé crecimientos situados entre el 1,3% y el 1,8% hasta 2028 (un 1,2% en 2024), mientras que la OCDE proyecta un incremento del PIB de apenas un 1,1% el año próximo. El Banco Central Europeo (BCE), por su parte, lo sitúa en el 1% (un 1,5% un año más tarde), y la Comisión Europea apunta a un 1,2% el año próximo y un 1,6% en 2025. Servicios de estudios como el de S&P rebajan esa estimación hasta el 0,8% en 2024 y un 1,5% un año más tarde, mientras que The Conference Board, uno de los principales centros de investigación económica del planeta, prevé un 0,9% en 2024 y una media del 0,8% entre 2024 y 2029, lo que explicaría que no se trata de un fenómeno únicamente vinculado al aterrizaje de la eurozona por el endurecimiento de la política monetaria, sino que va más allá.

Detrás de esta evolución está, sobre todo, el comportamiento de la economía alemana, que representa (a la luz de su ponderación en el capital del BCE) un 21% de la eurozona, lo que influye de forma poderosa en el crecimiento de la región. Pero también hay fenómenos que afectan al conjunto de la eurozona, como el envejecimiento y, por ende, las dificultades para ensanchar la población activa (ocupados y parados), lo que limita la aportación del empleo al crecimiento económico. Como recuerda el IFO alemán en su último informe de coyuntura, "el crecimiento potencial se reducirá significativamente a medio plazo debido a la disminución de la población activa".

Crecimiento y comercio mundial

Tampoco se trata de un fenómeno exclusivamente de la eurozona. Como ha estimado el FMI, el crecimiento mundial se desacelerará del 3,5% en 2022 al 3% en 2023, mientras que en 2024 bajará hasta el 2,9%, es decir, muy por debajo del promedio histórico, situado entre 2000 y 2019 en el 3,8%. En definitiva, el planeta afronta a medio plazo un periodo de bajo crecimiento. Entre otras razones, por el frenazo al comercio mundial, que arrastra los peores registros —salvo en los años de la pandemia— en décadas.

La propia OMC avanzó este lunes que el comercio mundial en el segundo trimestre de este año ha caído un 0,5% respecto del mismo periodo del año anterior, y aunque su barómetro de situación ha vuelto a superar su valor tendencial (por encima de 100 puntos), las incertidumbres siguen siendo elevadas por "las crecientes tensiones geopolíticas", como constata la Organización Mundial de Comercio.

La OMC estima ahora que el comercio mundial crecerá este año apenas un 0,8%, cifra que contrasta con su evolución histórica. Datos de la propia organización muestran que el volumen y el valor del comercio mundial, respectivamente, han aumentado en promedio entre el 4% y el 6% desde 1995, año en que se estableció la OMC. Desde 1950, incluso, el valor del comercio mundial se ha multiplicado por 400 veces, lo que da idea de su importancia para el crecimiento del planeta. Ahora, sin embargo, permanece prácticamente estancado.

Junto al comercio, el otro factor que influye de forma determinante en el crecimiento mundial es la demografía. La literatura económica ha acreditado que el envejecimiento reduce la demanda de bienes y servicios, además de provocar una disminución de la población activa, lo que en última instancia afecta a la fuerza laboral.

Un reciente estudio del Banco de España referido a nuestro país, por ejemplo, ha estimado que el envejecimiento poblacional experimentado durante la última década habría tenido un impacto negativo de unos 3,4 puntos porcentuales sobre el nivel de la tasa de actividad en 2022. Según los economistas del banco central, esto se explica porque la participación laboral de la población mayor de 16 años habría sido 3,4 puntos porcentuales más elevada de haberse mantenido la estructura poblacional por edades del año 2012, lo que representa 790.000 trabajadores potenciales menos. Este impacto habría sido heterogéneo por regiones, con una caída más intensa en las regiones del norte del país.

Horas trabajadas

España no es un caso aislado. En el último informe del FMI sobre la eurozona, se recuerda que la tasa de paro en la región ha alcanzado un mínimo histórico, mientras que la participación laboral superó sus tendencias prepandémicas. Ahora bien, sostiene, la otra cara de la moneda fue una recuperación incompleta de las horas trabajadas por empleado, lo que refleja la continuación de una tendencia a largo plazo que hace que las dificultades para encontrar mano de obra sean las mayores en 15 años.

La tasa de paro en la región ha alcanzado un mínimo histórico, mientras que la participación laboral superó sus tendencias prepandémicas

El envejecimiento, igualmente, influye en la dinámica inversora de la economía, habida cuenta de que la propensión a la demanda de créditos por parte de la población de mayor edad es menor que entre los más jóvenes, lo que explica en buena medida el crecimiento del ahorro. Algo que, a su vez, influye en los tipos de interés.

Un artículo del FMI, utilizando una muestra de países europeos con datos comprendidos entre 1950 y 2014, examinó la relación entre el envejecimiento de la fuerza de trabajo y la productividad de la mano de obra, y llegó a la conclusión de que el envejecimiento reduce de forma muy relevante la producción por trabajador. En concreto, un aumento de cinco puntos porcentuales de la proporción de trabajadores de 55-64 años se vincula con una disminución de la productividad de la mano de obra de alrededor del 3%.

Como sostiene el Fondo, el crecimiento de la productividad en la eurozona ha sido moderado durante las últimas décadas, y aunque se trata de un fenómeno común a muchas economías avanzadas, la zona del euro "ha seguido una larga tendencia a la baja en relación con EEUU". Y lo que es peor, "es posible que esta tendencia se haya acelerado desde el inicio de la pandemia".

Desde que el zar Nicolás I calificó al Imperio otomano —a mediados de siglo XIX— como el enfermo de Europa, el número de países enfangados en un bajo crecimiento económico y con problemas estructurales no ha dejado de crecer: Alemania, Reino Unido, Italia, España… Lo singular es que, por primera vez, una región económica, casi un continente, sufre esta patología. En concreto, la eurozona, cuyas perspectivas son sombrías para los próximos años, con avances del PIB que difícilmente superarán el 1,5%.

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