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La Unión Europea logra llenar sus reservas de gas al 90% dos meses y medio antes del plazo
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EN ESPAÑA ESTÁN A REBOSAR

La Unión Europea logra llenar sus reservas de gas al 90% dos meses y medio antes del plazo

Los Veintisiete aprovechan la caída del consumo y la bajada de los precios para hacer acopio en tiempo récord. Francia es el único de los grandes que todavía no ha alcanzado la meta

Foto: La presidenta Ursula von der Leyen firma en un gasoducto. (EFE/Ole Berg-Rusten)
La presidenta Ursula von der Leyen firma en un gasoducto. (EFE/Ole Berg-Rusten)
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La UE ha hecho los deberes dos meses y medio antes del examen. Los Veintisiete han conseguido llenar sus reservas de gas al 90%, pese a que todavía faltan unos 75 días para el 1 de noviembre, la fecha marcada en rojo para alcanzar esa cifra. El año pasado, no se lograron unos niveles semejantes hasta el 5 de octubre. España tiene las suyas en máximos históricos, muy cerca del 100%.

La temporada de inyección en los almacenes subterráneos se prolonga desde el 1 de abril hasta el 31 de octubre. Durante ese periodo, es habitual que las empresas vayan haciendo acopio de gas para afrontar el invierno, cuando el consumo es mucho mayor. Se trata de un proceso rutinario para garantizar el abastecimiento durante la estación fría, pero que, tras el inicio de la guerra en Ucrania, adquirió una relevancia particular ante los problemas de suministro como consecuencia del cierre del grifo ruso.

En ese contexto, los Veintisiete acordaron unos umbrales mínimos para evitar que el chantaje energético del Kremlin se tradujese en cortes para los hogares o las industrias si el invierno resultaba especialmente frío. El reglamento aprobado por el Consejo de la Unión Europea obligaba a cada país a llegar al 1 de noviembre de 2022 con las reservas al 80% de su capacidad, un nivel mínimo que, durante los años siguientes, se situaría en el 90%. Actualmente, siete de los 19 socios que forman parte de Gas Infraestructures Europe —el organismo que reúne a los operadores de infraestructuras de la mayoría de los Estados miembros— no llegan a esa cifra, pero la UE en su conjunto acaba de alcanzarla.

El extraordinario adelanto se debe a dos factores principales. El primero es la notable caída del consumo durante el invierno pasado, que fue especialmente benigno. Las temperaturas suaves y el esfuerzo de ahorro energético protagonizado por ciudadanos y empresas permitió finalizar la temporada de vaciado con los almacenes subterráneos en niveles muy aceptables: un 56% de media, más del doble que el ejercicio precedente. Como resulta obvio, si se parte de un suelo más elevado, alcanzar la meta se vuelve más sencillo.

Foto: Regasificadora de El Musel (Asturias). (EFE/Eloy Alonso)

Además, el llenado ha sido especialmente veloz gracias al incentivo económico que ofrecían unos precios bastante competitivos en los mercados internacionales. Si el gas está barato, las empresas comercializadoras —que son, en última instancia, las obligadas por el reglamento europeo— se ven apremiadas a hacer acopio antes de que suba. Así evitan lo que ocurrió el año pasado, cuando la carrera por hacerse con el hidrocarburo tensionó las cotizaciones en plena temporada baja y condenó a las compañías a pérdidas millonarias que, en muchos casos, todavía no han aflorado. En definitiva: esta vez, el requisito legal ha ido de la mano de la lógica económica, acelerando el proceso.

España, que ya cerró el invierno con las reservas por encima del 80%, no solo ha vapuleado en todo momento su propia hoja de ruta —mucho más exigente que la europea—, sino que afronta la situación más desahogada del continente. Según los últimos datos disponibles, correspondientes al 15 de agosto, los almacenes subterráneos de nuestro país se encuentran al 99,8%, lo que a efectos prácticos significa que están repletos.

Los máximos históricos avalan la eficacia de la estrategia seguida por el Gobierno, en colaboración con el gestor del sistema (Enagás) y las empresas. Es importante puntualizar que nuestro país ya partía de una posición privilegiada, con una dependencia de Rusia mucho más reducida que la mayoría de sus vecinos —especialmente los del centro y el este del continente— y un tercio de la capacidad de regasificación de la Unión Europea. Además, y gracias a la flexibilidad que otorga el gas natural licuado (GNL) que entra por los puertos de la península, las reservas nacionales son mucho más modestas que las de los grandes del euro: España solo puede llegar a guardar bajo tierra unos 34 teravatios hora (TWh), siete veces menos que Alemania, seis veces menos que Italia y cuatro menos que Francia. Llenarlas, por tanto, resulta más sencillo.

Como Madrid, Berlín y Roma ya han alcanzado la meta, pero París está en el grupo de los que aún no lo han conseguido, con sus almacenes subterráneos al 83%. Durante las próximas semanas está previsto que lo haga, igual que el resto de los incumplidores, que todavía gozan de un amplísimo margen para llegar a la cifra estipulada antes del 1 de noviembre. De hecho, el país más atrasado, Letonia, ya tiene sus almacenes subterráneos al 77% de capacidad, y al ritmo de inyección actual debería alcanzar el objetivo a finales de septiembre. El año pasado, a estas alturas, estaban a solo la mitad, y empezaron el invierno por debajo del 60%.

El éxito que permitirá a Europa respirar un poco más tranquila el próximo invierno se alimenta, en parte, de gas siberiano trasladado por barco

La estrategia europea está funcionando, pese a la práctica supresión del suministro terrestre del Kremlin. En los próximos días, se cumplirá un año desde que los envíos por gasoducto quedasen reducidos a la mínima expresión tras el cierre del Nord Stream 1, pero eso no significa que no siga entrando gas ruso en el bloque comunitario. Lo hace a través de los puertos en forma de GNL, y los españoles están entre los principales receptores. Según un estudio del laboratorio de ideas Bruegel, de referencia en Bruselas, nuestro país sería el más afectado por unas eventuales sanciones al envío del hidrocarburo por mar, como ya ocurre con el petróleo. Rusia se ha convertido en el tercer suministrador nacional, solo por detrás de Argelia y Estados Unidos.

Se da, por tanto, una paradoja: el éxito del llenado de las reservas que permitirá a Europa respirar un poco más tranquila de cara al próximo invierno se está alimentando, en parte, de gas siberiano trasladado por barcos metaneros. El mercado al contado, en el que el contenido de los buques se vende al mejor postor, vive una situación de cierta holgura, pero organizaciones como la Agencia Internacional de la Energía recuerdan que un incremento de la demanda asiática podría volver a tensionar los precios. De momento, los futuros a un mes del TTF, que se negocian en la Bolsa de Ámsterdam y constituyen la referencia en el continente, se pagan a unos razonables 37 euros. El año pasado estaban a 300, en máximos históricos.

Tras una época muy complicada, los Veintisiete están consiguiendo más suministro a mejor precio. Pero el general Invierno aguarda el fin de la época templada, y todos —autoridades, expertos y agentes del mercado— llaman a la prudencia ante la segunda estación fría sin bombeos masivos desde el este.

La UE ha hecho los deberes dos meses y medio antes del examen. Los Veintisiete han conseguido llenar sus reservas de gas al 90%, pese a que todavía faltan unos 75 días para el 1 de noviembre, la fecha marcada en rojo para alcanzar esa cifra. El año pasado, no se lograron unos niveles semejantes hasta el 5 de octubre. España tiene las suyas en máximos históricos, muy cerca del 100%.

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