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Eurostat corrige a España y advierte de que no ha cumplido el objetivo de ahorro de gas
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SE COMPROMETIÓ A UNA CAÍDA DEL 15%

Eurostat corrige a España y advierte de que no ha cumplido el objetivo de ahorro de gas

El Ejecutivo saca pecho de una reducción del 21%, que Bruselas rebaja a la mitad. La discrepancia se debe a que el Gobierno excluye el hidrocarburo que se usa para exportar luz

Foto: La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera. (EFE/Olivier Hoslet)
La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera. (EFE/Olivier Hoslet)

España ha incumplido los objetivos de ahorro de gas a los que se comprometió con Bruselas. Eurostat, el organismo estadístico comunitario, enmienda la plana al Ejecutivo, que presume de que las políticas emprendidas desde el pasado verano han permitido superar con creces la meta voluntaria del 15%. La realidad que cuenta para Bruselas es muy distinta: nuestro país solo ha reducido su demanda un 10,8% entre agosto y marzo respecto a la media de los últimos cinco años, y es uno de los seis incumplidores. La discrepancia se debe a que el Gobierno no computa el gas dedicado a la generación de electricidad para exportar, en un momento de envíos históricos hacia Francia.

Este mismo lunes, el Ejecutivo sacaba pecho de un ahorro del 21% durante la rueda de prensa mensual para hacer balance del Plan Más Seguridad Energética, que contiene 73 medidas para afrontar la crisis tras el estallido de la guerra en Ucrania. Pero lo cierto es que las cifras de Eurostat conocidas este miércoles, las únicas homologables a escala comunitaria, no dicen lo mismo. "Los datos muestran que la mayoría de los países de la UE alcanzaron el objetivo del -15%, con la excepción de Eslovaquia (-1,0%), España (-10,8%), Polonia (-12,5%), Eslovenia (-13,8%), Bélgica (-14,5%) (...) y Malta", afirma el organismo en la nota de prensa enviada a los medios de comunicación. En otras palabras: España no ha cumplido.

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Sin embargo, eso no quiere decir que se enfrente a sanciones. Fuentes comunitarias consultadas por El Confidencial restan importancia a la situación y aseguran que el objetivo es lograr un ahorro del 15% en la Unión Europea, algo que sí se ha conseguido con creces: el conjunto de los Veintisiete ha consumido un 17,7% menos, gracias a los esfuerzos adicionales de países como Finlandia, donde la demanda ha caído un 55%, y otros cercanos a Rusia, muy implicados políticamente en la guerra y que además se han beneficiado de un invierno más suave que el de otros años, como los bálticos.

Las autoridades europeas han interpretado así el reglamento aprobado el pasado verano, pese a que su literalidad apunta a un carácter individual de las metas de ahorro: "Los Estados miembros se esforzarán al máximo por reducir su consumo de gas en el período comprendido entre el 1 de agosto de 2022 y el 31 de marzo de 2023 en al menos un 15%". En cualquier caso, España se comprometió a lograr un descenso del 15%, como se aprecia en los informes mensuales de seguimiento del plan energético, donde se explicitan unas metas nacionales y comunitarias idénticas.

placeholder Presentación oficial del Gobierno con los objetivos de ahorro.
Presentación oficial del Gobierno con los objetivos de ahorro.

Cada vez que presume de haber alcanzado los objetivos, el Ministerio de Transición Ecológica se refiere a ese umbral, pese a que no se trata de una norma obligatoria en el actual escenario de prealerta. En caso de que Bruselas decrete la situación de alerta, nuestro país sí se vería forzado a lograr la reducción para cumplir con el mecanismo de solidaridad entre los Estados miembros, pero esta sería menor: de entre el 6% y el 7%. La cifra, que para el conjunto de la Unión Europea se estableció en un 15%, es más laxa para España gracias a una dura negociación en la que la vicepresidenta Teresa Ribera acabó haciendo valer el argumento de la menor dependencia nacional del gas ruso.

Aunque el periodo fijado por el reglamento del pasado agosto finalizó el pasado 31 de marzo, a la vez que la temporada de invierno para el sector del gas, los Estados miembros han acordado prorrogar un año más el objetivo voluntario. "La UE no está completamente fuera de la crisis energética y Rusia sigue utilizando la energía como arma. Los Estados miembros deben ser solidarios y estar preparados antes del próximo invierno", recordaba entonces Ebba Busch, ministra de Energía de Suecia, que ostenta la presidencia rotatoria de la Unión hasta finales de junio. La medida, por tanto, estará en vigor hasta la primavera de 2024.

Foto: Planta de regasificación en Mugardos (A Coruña). (EFE/Kiko Delgado)

El ahorro en el consumo total, señala el Ejecutivo comunitario, resulta clave para el siguiente objetivo: rellenar cuanto antes las reservas de cara al próximo período de calefacción, que se iniciará el 1 de noviembre. Según los datos del gestor europeo (GIE-AGSI), los almacenes subterráneos se encontraban al 57% de su capacidad el 17 de abril —al 86% en España—, un dato históricamente alto y que debería facilitar el trabajo en los próximos meses. Bruselas quiere que las reservas lleguen al 90% en noviembre. La mala noticia es que una parte importante del hidrocarburo sigue siendo ruso, aunque la Comisión Europea espera que los Estados miembros puedan desprenderse pronto del gas natural licuado suministrado por el Kremlin. En el caso de España, las compras siguen aumentando desde el inicio de la guerra: nuestro país ya lidera las operaciones en el bloque comunitario.

Las discrepancias metodológicas

La continua llegada de barcos metaneros es uno de los peros al discurso triunfalista del Gobierno, que se esfuerza en presentar a España a la vanguardia de las políticas energéticas europeas, con medidas como el tope al gas para la generación eléctrica, más conocida como excepción ibérica. Sin embargo, esta última es, en parte, responsable del baño de realidad que arrojan los datos de este miércoles.

Las cifras no cuadran. La estadística del Gobierno resulta más exacta que la de Eurostat, ya que contabiliza mejor cuánto consumen realmente los españoles, como aseguraban en su día a este periódico desde el Ministerio de Transición Ecológica: "El dato de Eurostat es un dato bruto de consumo de gas en España que tiene en cuenta las importaciones y exportaciones de gas, pero no las importaciones y exportaciones de gas convertido en electricidad, es decir, el uso de gas como energía primaria para exportar energía final que cubra las necesidades de otros países".

Foto: La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera. (EFE/Julio César Rivas)

Pero lo cierto es que la oficina estadística comunitaria se limita a aplicar el reglamento europeo, que es muy claro al respecto en su definición de consumo: "El suministro total de gas natural para actividades en el territorio de un Estado miembro, incluidos el consumo final de los hogares, la industria y la producción de electricidad". Aunque la luz que se exporta a otros países no se use en España, sí el hidrocarburo empleado para su generación, ya que esta actividad se desarrolla en territorio nacional. Es decir: hay que contarlo.

Y ahí está el problema para el Gobierno, especialmente en el contexto actual. Los parones en el parque nuclear francés han disparado las exportaciones al país vecino, que baten récords cada mes desde el estallido de la crisis energética. Aunque este proceso continúa en las últimas semanas, cuando el tope al gas ya no se ha aplicado —al situarse el precio en el mercado por debajo del umbral establecido—, lo cierto es que la introducción de la medida está en el origen de los datos históricos, por dos motivos: ha supuesto un desincentivo para el ahorro de gas y ha estimulado el apetito de los consumidores franceses por la electricidad española, más barata.

Para cubrir esa demanda adicional, nuestro país ha tirado de los ciclos combinados, que emplean el combustible para generar luz. Como resultado, el consumo de gas para la producción eléctrica ha repuntado, hasta malograr los objetivos. La caída del consumo de los hogares y las industrias, debido a la ralentización económica, las medidas de ahorro y la sustitución por otras fuentes de energía, no ha sido suficiente.

España ha incumplido los objetivos de ahorro de gas a los que se comprometió con Bruselas. Eurostat, el organismo estadístico comunitario, enmienda la plana al Ejecutivo, que presume de que las políticas emprendidas desde el pasado verano han permitido superar con creces la meta voluntaria del 15%. La realidad que cuenta para Bruselas es muy distinta: nuestro país solo ha reducido su demanda un 10,8% entre agosto y marzo respecto a la media de los últimos cinco años, y es uno de los seis incumplidores. La discrepancia se debe a que el Gobierno no computa el gas dedicado a la generación de electricidad para exportar, en un momento de envíos históricos hacia Francia.

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