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El peso de los beneficios en la tarta nacional se dispara y recupera niveles prepandemia
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SUBE AL 45,3% DEL PIB

El peso de los beneficios en la tarta nacional se dispara y recupera niveles prepandemia

Las empresas han vuelto al punto de partida precovid y han recuperado sus beneficios. Un análisis revela que la inflación interna generada por la economía es responsabilidad "casi por completo" de los excedentes empresariales

Foto: Foto: iStock.
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La inflación golpea a todos los agentes económicos, pero lo hace de una forma desigual. Un ejemplo lo pone negro sobre blanco. El peso de los beneficios brutos empresariales en el reparto de la llamada tarta nacional, que incluye también las rentas salariales y los impuestos vinculados a la producción, ha aumentado de forma sensible en 2022, hasta alcanzar el 45,3% del PIB. Eso quiere decir que los excedentes empresariales, a precios corrientes, ya han recuperado prácticamente los niveles anteriores a la pandemia (45,6%).

En el caso de la industria manufacturera, el resultado es todavía más elocuente. Sus márgenes superan ya en un 14% el nivel alcanzado en 2019. Los sectores de extractivas y energía y banca son los que destacan por el alza de sus beneficios. Igualmente, algunos servicios, como los de ocio y hostelería, han experimentado una fuerte recuperación de sus márgenes, pero no hay que olvidar que también fueron los que más sufrieron durante la pandemia, a causa de las restricciones a la movilidad impuestas por las autoridades económicas.

¿La consecuencia? Según un trabajo publicado por el profesor Rafael Myro, uno de los mayores expertos del país en contabilidad empresarial, el incremento de los beneficios unitarios “explica casi por completo” el aumento del deflactor del PIB en 2022, que se elevó al 4,3%. El deflactor mide, como se sabe, la inflación interna generada por la economía al margen del componente exterior (subida de las materias primas o encarecimiento de la energía).

Los que sostiene el profesor Myro, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense, es que tras el año 2020, el de la pandemia, los costes laborales unitarios aumentaron de una forma sensible debido sobre todo a la disminución de la productividad del trabajo, al tiempo que se reducían de forma drástica los beneficios empresariales. Estos, sin embargo, comenzaron a recuperarse ya en el último trimestre de 2021, un año en el que los impuestos indirectos se incrementaron considerablemente para recuperar el nivel prepandemia. Pero ha sido en 2022 cuando los beneficios de las empresas han experimentado un aumento decisivo, contribuyendo a acelerar la inflación. Es decir, justo lo contrario de lo que han hecho los salarios. En todo caso, y descontando el alza del IPC, ni la masa salarial ni los beneficios totales han recuperado el nivel prepandemia, situándose ambos un 5% por debajo del alcanzado en 2019.

La productividad se estanca

Los costes laborales unitarios (CLU), según este análisis, solo han influido en la inflación de forma significativa en el cuarto trimestre de este último año, en el que la productividad del trabajo se estancó y los salarios se incrementaron un 3,8% con respecto al mismo trimestre del año 2021.

Foto: Una camarera atiende una terraza en Tenerife. (EFE/Ramón de la Rocha)
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La recuperación de los beneficios empresariales ha sido posible gracias a una serie de factores. En primer lugar, debido al mantenimiento de un elevado nivel de actividad económica durante el año, como consecuencia del impulso generado durante los dos primeros trimestres del año a causa del fuerte incremento de las exportaciones de bienes, aunque, sobre todo, al comportamiento de los servicios, en particular el turismo. En la segunda parte del año, tiró más el consumo de las familias, que se vieron obligadas a hacer uso de los ahorros generados durante la pandemia

Estas fuerzas, como recuerda Myro, lograron que el PIB creciera durante el año un 5,5%. También contribuyó al alza de los beneficios la escasez de la oferta en diversos mercados, que acentuó la presión de la demanda. Además, los exportadores consiguieron elevar sus precios en los mercados internacionales de forma muy sensible, nada menos que un 16,5%.

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El propio Banco de España observó en la última central de balances, donde recoge la actividad económica de las empresas, un fuerte aumento de su rentabilidad. Concretamente, la rentabilidad ordinaria media del activo creció un punto y medio, y se sitúa ya en el 4,2%, mientras que la rentabilidad ordinaria media de los recursos propios se elevó hasta el 6,3%, casi el doble que un año antes. De este modo, la rentabilidad media del activo se situaría ya muy cerca de los niveles previos a la pandemia, al contrario que en el caso de los salarios medidos en convenio, que han perdido poder adquisitivo. Algo más de cinco puntos porcentuales en 2022 y 1,5 puntos un año antes (ambos en media anual).

Los recientes datos de la Contabilidad Nacional muestran con claridad esta tendencia desigual. Mientras que el excedente bruto de explotación (los beneficios) crece a un ritmo anual del 16,9%, la remuneración de los asalariados (que incluye el empleo creado) aumenta un 6,3%. Si se retrocede al último trimestre de 2019, inmediatamente antes de la irrupción de la pandemia, resulta que el excedente de explotación bruto de las empresas, comparándolo con el último trimestre de 2022, ha ganado 2,5 puntos de peso en la tarta nacional (del 43,3% al 45,8% del PIB), mientras que la remuneración de los asalariados ha perdido cuatro décimas, hasta el 46,2%. El resto son los impuestos sobre la producción y las importaciones.

La inflación golpea a todos los agentes económicos, pero lo hace de una forma desigual. Un ejemplo lo pone negro sobre blanco. El peso de los beneficios brutos empresariales en el reparto de la llamada tarta nacional, que incluye también las rentas salariales y los impuestos vinculados a la producción, ha aumentado de forma sensible en 2022, hasta alcanzar el 45,3% del PIB. Eso quiere decir que los excedentes empresariales, a precios corrientes, ya han recuperado prácticamente los niveles anteriores a la pandemia (45,6%).

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