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La Navidad de la inflación: las familias recortan en regalos y gastan en alimentación
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Ventas de las grandes empresas

La Navidad de la inflación: las familias recortan en regalos y gastan en alimentación

El inicio de la campaña navideña pincha, con el Black Friday incluido. Los hogares priorizan el gasto en alimentación y adelantan sus compras antes de la subida de precios

Foto: El precio de los alimentos sigue escalando. (EFE/Cereijido)
El precio de los alimentos sigue escalando. (EFE/Cereijido)
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La campaña de Navidad en este año es especialmente relevante desde el punto de vista económico porque determinará si España entra o no en recesión. Las previsiones actuales apuntan a un crecimiento tan moderado del PIB durante el otoño y el invierno que cualquier susto negativo puede derivar en dos trimestres consecutivos de contracción, lo que los economistas llaman recesión. Por ejemplo, el escenario base del Banco de España apunta a un crecimiento de apenas un 0,1% durante el cuarto trimestre de 2022 y el primero de 2023. El margen de error es mínimo y todo dependerá de la campaña navideña.

El mejor dato adelantado sobre la evolución del comercio es el de ventas diarias de grandes empresas declaradas a la Agencia Tributaria. Lo que muestra esta estadística es que la mayor parte del incremento del gasto de las familias se está destinando a soportar la inflación. Esto es, apenas hay incremento de las compras reales, simplemente hay que pagar los precios más altos. En cuanto a la composición del gasto, los hogares están dedicando más recursos a la compra de alimentos y están ahorrando en regalos.

La Agencia Tributaria publicó el miércoles los datos completos hasta el cierre de noviembre y datos diarios hasta el 6 de diciembre. Esto es, la estadística incluye toda la campaña del Black Friday y el Cyber Monday, así como el inicio del puente por la festividad de la Constitución. Durante el mes de noviembre, la facturación minorista aumentó casi un 10% en términos nominales, sin embargo, la mayor parte de ese gasto adicional no se destinó a comprar más productos, sino a cubrir la inflación. Si se deflacta el consumo, las ventas reales aumentaron apenas un 1,8% respecto al mismo mes del año anterior. Todo apunta, por tanto, a que los hogares van a ser prudentes durante las navidades en un entorno de pérdida de poder adquisitivo y de incertidumbre sobre la evolución futura de la economía y el empleo.

Foto: Fotografía de la emisión de billetes de 100, 200 y 500 euros. (Reuters/Antonio Bronic)

La composición sectorial del gasto también es muy relevante, aunque la estadística de la Agencia Tributaria no ofrece una gran desagregación. Se distinguen tres secciones específicas dentro del comercio minorista: establecimientos no especializados (dominados por el gasto en alimentación de los grandes supermercados), gasolineras y tiendas especializadas (principalmente las grandes marcas).

Las ventas de la alimentación son las que tiran al alza del comercio. La facturación en supermercados y otras tiendas no especializadas aumentó un 14% en precios corrientes y casi un 6% en términos reales. Esto es, las familias están haciendo un esfuerzo especial para preparar el menú navideño ante la subida de precios. Aunque esta estadística también sugiere que este año las familias habrían adelantado las compras antes de que se produzca la tradicional subida del precio de los alimentos típicos de las fiestas justo antes de la navidad.

Los datos diarios hasta el 6 de diciembre también apuntan a un crecimiento intenso de las ventas en los súper en el inicio del mes. En esa semana (del 30 de noviembre al 6 de diciembre), acumularon una facturación un 15% superior a la de la misma semana del año anterior.

Por el contrario, las grandes marcas minoristas (desde las marcas de ropa hasta las de electrónica o juguetes) están teniendo una facturación decepcionante. El montante de las ventas en noviembre fue exactamente el mismo que en el mismo mes del año anterior, sin embargo, una parte de ese gasto fue consecuencia de la inflación. En realidad, las ventas reales fueron un 6% inferiores a las del año anterior.

Foto: Banderas europeas en la sede del BCE. (Reuters/Wolfgang Rattay)

Y los datos incluso empeoraron en la primera semana de diciembre tras el Black Friday. En concreto, las ventas nominales fueron casi un 11% inferiores a las de la misma semana de 2021. Es posible que los hogares adelantaran una parte de sus compras a ese día para aprovechar los descuentos en una coyuntura tan inflacionista. Esto permitió mejorar los datos de noviembre, pero los de diciembre están siendo mucho peores. Un mal augurio para la campaña navideña que ya debería estar en pleno despegue. Este año toca ahorrar con los regalos.

Los datos del comercio minorista también están afectados por las ventas de combustible. Las grandes distribuidoras de carburantes para vehículos facturaron en noviembre un 16% más que hace un año. Sin embargo, vendieron casi un 1% menos de combustible. El resto se fue todo en la subida del precio de la gasolina y el diésel. Eso sí, la caída del precio en los últimos meses está permitiendo limitar el incremento del gasto. Por ejemplo, en junio, cuando el precio del barril de crudo estaba disparado, el crecimiento de la facturación en las gasolineras era del 70% (a precios corrientes) en tasa interanual, pero las ventas reales eran apenas un 20% superiores.

De esta forma, los hogares están teniendo que ganar en eficiencia para sus compras navideñas. Eso implica buscar los mejores precios, pero también elegir mejor el gasto, ya que la inflación está dando un gran bocado al poder de compra de los salarios. Los hogares están elevando su gasto, pero el consumo real crece muy poco y lo que ocurre es que están recomponiendo su la cesta en el inicio de la campaña navideña.

La campaña de Navidad en este año es especialmente relevante desde el punto de vista económico porque determinará si España entra o no en recesión. Las previsiones actuales apuntan a un crecimiento tan moderado del PIB durante el otoño y el invierno que cualquier susto negativo puede derivar en dos trimestres consecutivos de contracción, lo que los economistas llaman recesión. Por ejemplo, el escenario base del Banco de España apunta a un crecimiento de apenas un 0,1% durante el cuarto trimestre de 2022 y el primero de 2023. El margen de error es mínimo y todo dependerá de la campaña navideña.

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