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La gasolina vuelve a bajar y ya está en niveles preguerra con el descuento del Gobierno
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SIETE SEMANAS CONSECUTIVAS DE DESCENSOS

La gasolina vuelve a bajar y ya está en niveles preguerra con el descuento del Gobierno

El abaratamiento del crudo devuelve la normalidad al precio de los combustibles, rebajado artificialmente con la subvención. El verano avanza sin problemas de suministro

Foto: Una gasolinera en Zaragoza. (EFE/Javier Belver)
Una gasolinera en Zaragoza. (EFE/Javier Belver)

El Brent volvió a mediados de julio a niveles previos a la guerra, por debajo de los 100 dólares el barril, y la gasolina acaba de hacerlo ahora. Pero existe una trampa: esto ocurre gracias a la rebaja de 20 céntimos por litro de combustible que está en vigor desde el pasado 1 de abril. Sin ella, el abaratamiento del carburante habría sido mucho menor que el del crudo, en lo que se conoce como 'efecto pluma'.

Foto: Imagen de una gasolinera en Madrid. (EFE/Emilio Naranjo)

Los combustibles han bajado ininterrumpidamente desde el comienzo del verano. Pero, si no fuera por la costosa e ineficiente —según han denunciado diversos organismos— medida del Gobierno, todavía estarían muy lejos del precio que marcaban antes de que el presidente ruso, Vladímir Putin, lanzase sus tanques hacia Kiev. Eso ocurrió el pasado 24 de febrero. El 23, en los albores de la contienda, el litro de gasolina 95 se pagaba a una media de 1,589 euros, según los datos del Ministerio de Transición Ecológica accesibles aquí. Este miércoles, el precio del mismo carburante era de 1,798. Si se aplica el descuento del Ejecutivo, es solo un céntimo más elevado que entonces.

Como resulta habitual, el efecto de abaratamiento del crudo ha tardado unos días en sentirse al repostar el combustible: mientras que el Brent empezó a caer desde los máximos de 123 dólares en la segunda semana de junio, la gasolina comenzó ese proceso en la tercera. Esto hace suponer que la tendencia seguirá hasta después del puente de la Asunción, cuando se debería empezar a notar el repunte del petróleo de las últimas jornadas.

A la espera de confirmar si el crudo ha tocado suelo y empieza a recuperarse, lo cierto es que su pendiente descendente siempre es más pronunciada que la de los combustibles: si en su primer mes de descenso el barril de referencia en Europa se dejaba más de un 20% de su valor, el precio de la súper 95 apenas caía un 7% en el periodo equivalente, siempre según la estadística del ministerio.

La hecatombe que algunos predijeron para este verano no se ha producido: ni desabastecimiento ni tampoco nuevos récords

El 'Boletín petrolero' de la Unión Europa no ofrece datos tan actualizados —presentan un decalaje de unos días—, por lo que el valor de la gasolina sigue por encima de los niveles previos a la guerra. Sin embargo, confirma la tendencia: la súper 95 se paga a 1,66 euros (1,86 sin el descuento del Gobierno) y acumula siete semanas a la baja. Por su parte, el gasóleo se paga a 1,85, tras seis semanas de descensos.

La hecatombe que algunos expertos —entre ellos, el director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía, Fatih Birol— predijeron para este verano no se ha producido. Ni desabastecimiento por el descenso de la capacidad de refino durante la pandemia y el aumento de la demanda después, ni tampoco nuevos récords de precios ante el embargo al petróleo ruso. El efecto de la guerra se ha empezado a diluir en el bolsillo del consumidor, con un abaratamiento del 13,1% para la súper 95 y del 11,7% para el diésel desde finales de junio.

Foto: Una gasolinera, en Madrid. (EFE/Miguel Oses)

Estos datos tienen matices nacionales, como la citada rebaja aplicada por el Gobierno o los descuentos adicionales ofrecidos por algunas estaciones de servicio, pero responden, sobre todo, a una tendencia global. Igual que los carburantes subieron durante los primeros meses de la guerra en todo el mundo, comiéndose la subvención pública en el caso de España, ahora están en caída libre, con Estados Unidos como ejemplo más palmario.

En plena temporada de verano, ante un gran aumento de la demanda por los desplazamientos masivos, el precio del galón (3,79 litros) ha caído por debajo de los cuatro dólares por primera vez desde marzo. La moderación de los carburantes incluso ha permitido un respiro de la inflación en la primera economía del mundo: bajó seis décimas en julio, desde el 9,1% hasta el 8,5%.

Foto: La presidenta de la CNMC, Cani Fernández. (EFE/Román G. Aguilera)

El petróleo está siendo la materia prima más estable durante la espiral energética, y nunca ha llegado ni a acercarse a sus máximos históricos, registrados en julio de 2008, antes del estallido de la Gran Recesión. Sin embargo, el discutido comportamiento de las compañías, que han triplicado sus márgenes de refino en el último año, y el hecho de que en el precio de los carburantes influyan otros 'imputs' energéticos, como los del desbocado gas natural, provocaron una sucesión de récords durante la primavera que ahora parece haber llegado a su fin.

Todavía queda camino por delante: según el 'Boletín petrolero' de la Unión Europea, el precio real —sin descuento— de la gasolina sigue un 17% por encima del que había antes de la invasión, mientras que el del gasoil es un 25% superior. La subvención, que ya ha costado al menos 1.400 millones de euros y va en contra de los principios de la transición energética, no puede durar para siempre. De momento, hasta el 31 de diciembre.

El Brent volvió a mediados de julio a niveles previos a la guerra, por debajo de los 100 dólares el barril, y la gasolina acaba de hacerlo ahora. Pero existe una trampa: esto ocurre gracias a la rebaja de 20 céntimos por litro de combustible que está en vigor desde el pasado 1 de abril. Sin ella, el abaratamiento del carburante habría sido mucho menor que el del crudo, en lo que se conoce como 'efecto pluma'.

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