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El Banco de España bajará su previsión de PIB y avisa de una inflación más persistente
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Se confirman los riesgos negativos

El Banco de España bajará su previsión de PIB y avisa de una inflación más persistente

Los riesgos económicos que temía el Banco se están materializando. El frenazo del PIB en el inicio del año y el repunte de la inflación subyacente lastranla recuperación pese al impulso del turismo

Foto: El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. (Efe)
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. (Efe)

Desde el pasado mes de septiembre, cada revisión de las previsiones de crecimiento para la economía de España es un suplicio. Y las próximas no cambiarán la tendencia. El Banco de España ha advertido este miércoles que recortará su cuadro de estimaciones ante la materialización de los riesgos a la baja que avistaba hace apenas unas semanas. La persistente decepción de los datos de contabilidad nacional llevará al BdE a dar un nuevo tijeretazo a sus previsiones cuando publique su informe trimestral en junio.

El PIB español creció apenas un 0,3% en el primer trimestre del año, apenas un tercio del avance que esperaba el Banco de España. Esto significa que la recuperación sufrió un brusco parón en el inicio del año como consecuencia del impacto de la guerra en Ucrania. La inercia perdida no se está recuperando en el segundo trimestre del año, lo que hace al BdE anticipar que el crecimiento será inferior al 4,5% que publicó hace poco más de un mes.

Foto: Foto: EFE/Toni Galán.

Así lo explica la entidad en su Informe Anual publicado este miércoles: “El crecimiento del PIB del primer trimestre fue, como consecuencia de la guerra, más moderado que el estimado en las últimas proyecciones del Banco”. El BdE consideraba que los principales riesgos sobre el crecimiento incluían una ralentización del consumo de las familias y un repunte de la inflación en un contexto de crisis energética y elevada incertidumbre. Ambos riesgos se han materializado ya, lo que obligará a un recorte de las previsiones.

Solo con el dato del primer trimestre del año, el BdE tendrá que rebajar en medio punto sus estimaciones, situándose así por debajo de la previsión oficial del Gobierno, que apunta a un crecimiento del 4,3%. Décima arriba o abajo, lo que está claro es que el contexto económico se sigue complicando, retrasando aún más la vuelta a los niveles precrisis. “En conjunto, los riesgos están orientados a la baja en el caso de la actividad y al alza en el caso de la inflación” advierte la entidad.

El repunte de la inflación es otro de los motivos de preocupación para el Banco. Si bien es cierto que los datos de abril mostraron una moderación de los precios energéticos, el resto de productos de la cesta de la compra mantienen su escalada. La inflación subyacente (la que excluye la energía) alcanzó el 4,4%, su nivel más alto desde el año 1995. Esto significa que se están produciendo ya efectos indirectos de la subida de la energía sobre el resto de los productos: las empresas están subiendo los precios para cubrir la subida de los costes de producción.

Foto: Fábrica de automóviles.

Estos efectos indirectos, unidos a los efectos de segunda ronda (subidas de salarios para compensar la subida de los precios) son los riesgos inflacionistas que teme el Banco de España. La generalización de la inflación hace que cada vez sea más difícil frenar esta espiral, por eso la entidad pide actuar de forma temprana con un pacto de rentas que reparta las pérdidas de renta entre empresas y trabajadores. La entidad pide que la negociación colectiva no recupere las cláusulas de indexación al IPC, ni siquiera de largo plazo como reclaman los sindicatos. “La pérdida se tiene que consolidar para trabajadores y empresas de forma permanente”, explica el director de Economía del BdE, Ángel Gavilán. En caso contrario, las empresas estarían obligadas a soportar a futuro una subida de salarios en una coyuntura que es imposible de predecir hoy. Por ejemplo, si la crisis se agrava, ¿cómo podrían las empresas aceptar una subida de salarios del 7% en 2023 o 2024?

El Banco de España también pide que los pensionistas participen de este pacto de rentas asumiendo su parte de pérdida de poder adquisitivo. La entidad considera que "el mantenimiento del poder de compra de las pensiones plantea algunas cuestiones de equidad en el contexto de la perturbación actual de pérdida de rentas". Esto es, podría ser injusto garantizar sus pensiones mientras el resto de la sociedad pierde recursos. Eso sí, reclama garantizar el poder adquisitivo de las pensiones mínimas precisamente "por esas mismas consideraciones de equidad". El BdE señala que si se garantiza el poder adquisitivo de los mayores, otros agentes económicos (trabajadores y empresas) tendrán que hacer un esfuerzo extra para abonar esa subida, que no será inferior al 7% el próximo año.

El Estado puede contribuir a este pacto de rentas con ayudas fiscales a los hogares y empresas más vulnerables. Esto es, a quienes no pueden aceptar más pérdidas por encontrarse ya en el segmento más delicado de la sociedad. Sin embargo, el Banco de España reclama que las ayudas públicas sean muy selectivas para evitar un crecimiento mayor de la deuda pública y no retroalimentar la inflación. La entidad considera que las medidas destinadas a moderar la subida de los precios, como las subvenciones públicas a la compra de los bienes que más se encarecen, crean una demanda artificial que empuja aún más los precios.

España cuenta con un impulso que no tendrá el resto de Europa: la normalización del sector turístico. Este impulso permitirá contrarrestar el freno provocado por la guerra en Ucrania. El turismo está liderando la creación de empleo y tirará del PIB durante la próxima temporada alta, sin embargo, otros sectores como la industria o la construcción han mostrado un comportamiento mucho más pobre. “Probablemente se esté produciendo ya un efecto diferencial respecto a otras grandes economías europeas”, explica el BdE, lo que permitiría a España ser uno de los países con mayor crecimiento en 2022.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, charla con Unai Sordo y Pepe Álvarez. (EFE/Ballesteros)

Sin embargo, esta recuperación más rápida es consecuencia de que España se ha comportado significativamente peor que el resto de países europeos durante la pandemia. De ahí que tenga más terreno por recuperar. El turismo es solo una de las causas que explican el retraso en la recuperación de España, pero no es el único. La construcción también sigue por debajo de los niveles de recuperación del resto de Europa. Pero el indicador que más preocupa es el del consumo de los hogares ya que a finales de 2021 seguía un 6% por debajo de los niveles de 2019, mientras que en la eurozona la distancia era ya próxima al 2%.

La debilidad del consumo es consecuencia de varios factores. Uno de ellos es que la renta disponible de los hogares se redujo más en España que en el resto de países europeos. También influye la composición del ahorro extraordinario acumulado durante la pandemia, que se concentró entre las rentas altas y medias. Su predisposición al consumo en esta fase de la recuperación es mínima. Un análisis de la entidad muestra que en los grupos sociales con mayores ingresos, la existencia de este ahorro no incentiva el consumo. Esto es, no está suponiendo el estímulo que los economistas esperaban.

En consecuencia, la economía española sigue avanzando hacia la recuperación, pero la meta cada vez está más lejos. La guerra en Ucrania probablemente retrasará hasta finales de 2023 la vuelta a los niveles de PIB precrisis (el BdE publicará en apenas un mes esta previsión actualizada). Un año más tarde que el conjunto de la eurozona. Lo que iba a ser una crisis corta de solo unos meses terminará prolongándose durante tres años.

Desde el pasado mes de septiembre, cada revisión de las previsiones de crecimiento para la economía de España es un suplicio. Y las próximas no cambiarán la tendencia. El Banco de España ha advertido este miércoles que recortará su cuadro de estimaciones ante la materialización de los riesgos a la baja que avistaba hace apenas unas semanas. La persistente decepción de los datos de contabilidad nacional llevará al BdE a dar un nuevo tijeretazo a sus previsiones cuando publique su informe trimestral en junio.

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