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La AIReF acusa al Gobierno de no tener una estrategia fiscal para reducir la deuda pública
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El déficit estructural se sitúa en el 4%

La AIReF acusa al Gobierno de no tener una estrategia fiscal para reducir la deuda pública

El Gobierno se encomienda al ciclo (crecimiento e inflación) para reducir el déficit a corto plazo, pero no tiene un plan para situar la deuda pública nuevamente por debajo del 100% del PIB

Foto: La presidenta de la Autoridad Fiscal, Cristina Herrero. (EFE/Víctor Casado)
La presidenta de la Autoridad Fiscal, Cristina Herrero. (EFE/Víctor Casado)

España está viviendo en 2022 un espejismo presupuestario similar al que experimentaba en los años de la burbuja inmobiliaria. El rebote económico por el final de la pandemia y la subida de la inflación están generando una rápida reducción del déficit público por dos motivos: el crecimiento de los ingresos públicos a un nivel nunca antes visto y el aumento del PIB nominal (que reduce la ratio de déficit y deuda). El resultado es que el déficit público está reduciéndose más rápido de lo previsto a corto plazo, lo que está elevando la complacencia de las administraciones públicas con el gasto y la estrategia fiscal. Por este motivo, la Autoridad Fiscal (AIReF) ha advertido al Gobierno de la situación vulnerable en la que deja las cuentas públicas por no fijar una estrategia presupuestaria de medio plazo.

De esta forma, aunque la AIReF ha mejorado la previsión de déficit del Gobierno en casi un punto, advierte de que este descenso es un hito puntual que no se mantendrá en los próximos años. Al contrario, el déficit estructural se estabilizará en el 4% del PIB, lo que significa que la deuda pública se consolidará por encima del 100% del PIB y volverá a crecer a partir del año 2025 sin medidas fiscales adicionales de reducción del gasto o aumento de los ingresos. En concreto, la AIReF estima que el déficit público bajará este año 2022 hasta el 4,2% del PIB frente al 6,9% del año 2021. Esta previsión mejora en ocho décimas la del Gobierno, sin embargo, la mejora se debe exclusivamente al ciclo económico. "La reducción que se produce a lo largo del periodo contemplado en el Programa de Estabilidad se sustenta fundamentalmente en el crecimiento del PIB nominal", ha advertido la presidenta de la entidad, Cristina Herrero.

Foto: La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en el Senado. (EFE/Mariscal)

En otras palabras, los datos que se están viendo ahora por la parte de los ingresos no durarán para siempre y es preferible que el Gobierno defina una estrategia fiscal para seguir consolidando las cuentas públicas cuando se pase este episodio actual. De hecho, la AIReF advierte de que la tasa de referencia de déficit que ha marcado el Gobierno, del 5%, lanza un mensaje complaciente al conjunto de administraciones públicas: si sus ingresos están creciendo rápidamente y el listón de la referencia del déficit es muy bajo, autonomías y ayuntamientos pueden interpretar que tienen margen para elevar su gasto público. "Es un margen ficticio porque los niveles de déficit y deuda sitúan a España en una posición vulnerable", ha alertado Herrero.

La AIReF advierte de que esta complacencia con las cuentas públicas hará que la reducción del déficit público se estanque a partir del año 2023. De hecho, para el año 2025 su previsión de déficit sigue en el 3% y ya es peor que la del Gobierno, que para ese momento prevé una reducción hasta el 2,9% del PIB. Un déficit público del 3% del PIB con una economía ya normalizada (tanto la inflación como el crecimiento) significa que la deuda pública ya no bajará más. De hecho, la AIReF advierte de que las presiones de gasto por la jubilación de la generación del 'baby boom' aumentarán la presión sobre el gasto público en la segunda mitad de la década actual.

En definitiva, sin una estrategia fiscal de medio plazo, la AIReF considera que la deuda pública dejará de bajar en el año 2025, marcando un mínimo en el entorno del 110% del PIB. Y, a partir de 2026, volvería a crecer, dejando a las cuentas públicas españolas en una situación vulnerable. Por este motivo, apremia al Gobierno a diseñar una estrategia fiscal que garantice la sostenibilidad de la deuda. La AIReF estima que, para situar la deuda nuevamente por debajo del 100% del PIB, será necesario un "ajuste estructural sostenido en el tiempo de una décima del PIB al año". Esto es, un recorte de más de 1.200 millones cada ejercicio. Y, para bajar la deuda al 80% del PIB, se necesitaría un ajuste de 0,35 puntos del PIB, algo más de 4.000 millones al año. Y, cuanto mayores sean los desequilibrios que se acumulen ahora, mayor será el ajuste requerido a futuro.

Foto: Foto: Pixabay/Steve Buissinne.

La AIReF también advierte de un nuevo riesgo al que se enfrentan las cuentas públicas: la subida de los tipos de interés en el mercado. La rentabilidad exigida al bono a 10 años ha superado ya el 2%, lo que implica un importante encarecimiento de las nuevas emisiones. Según las previsiones de la AIReF, el gasto acumulado en intereses hasta 2025 aumentará en 20.000 millones de euros como consecuencia del encarecimiento de la deuda.

La AIReF apunta a una mejora estructural de los ingresos públicos, pero en paralelo se produce un incremento mayor del gasto público. El saldo es un incremento del déficit estructural con el que España sale de la pandemia de 0,6 puntos del PIB. Por la parte del gasto, se consolidará por encima del 44% del PIB en buena medida por la consolidación de una parte del gasto covid por el reforzamiento de los servicios sanitarios. De cara a los próximos años, crecerá rápidamente el gasto en pensiones. En concreto, en 2023 aumentará nada menos que un 8,8% y en los dos años siguientes se mantendrá el crecimiento por encima del 4%.

Por la vía de los ingresos, los recursos públicos se consolidan por encima del 41% del PIB. En este caso, el incremento se debe principalmente al crecimiento de las bases imponibles, lo que permite elevar la recaudación tributaria sin subir los impuestos. El crecimiento de las bases imponibles se debe a la creación de empleo, la inflación y el afloramiento de economía sumergida. De esta forma, España reduciría en algo más de un punto del PIB su brecha de ingresos públicos que tenía respecto a la media europea.

Teniendo en cuenta esta situación favorable de los ingresos, debería ser relativamente sencillo corregir el déficit público. Bastaría con que las administraciones no utilicen estos recursos para aumentar su gasto, sino que los destinen a reducir su déficit. Por este motivo, la AIReF pide al conjunto de administraciones públicas "limitar la utilización de los ingresos temporales o de aquellas desviaciones positivas de la recaudación" respecto a los presupuestos aprobados.

España está viviendo en 2022 un espejismo presupuestario similar al que experimentaba en los años de la burbuja inmobiliaria. El rebote económico por el final de la pandemia y la subida de la inflación están generando una rápida reducción del déficit público por dos motivos: el crecimiento de los ingresos públicos a un nivel nunca antes visto y el aumento del PIB nominal (que reduce la ratio de déficit y deuda). El resultado es que el déficit público está reduciéndose más rápido de lo previsto a corto plazo, lo que está elevando la complacencia de las administraciones públicas con el gasto y la estrategia fiscal. Por este motivo, la Autoridad Fiscal (AIReF) ha advertido al Gobierno de la situación vulnerable en la que deja las cuentas públicas por no fijar una estrategia presupuestaria de medio plazo.

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