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El Banco de España constata la ralentización económica y duplica su previsión de inflación
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El Banco de España constata la ralentización económica y duplica su previsión de inflación

La entidad resta un punto al crecimiento este año y otro al de 2023 por el 'shock' de precios energéticos. La inflación media del año alcanzará el 7,5% pero volverá rápidamente al 2% en 2023

Foto: Sede del Banco de España en Madrid. (EFE)
Sede del Banco de España en Madrid. (EFE)

La recuperación económica posterior a la pandemia vuelve a sufrir otro parón, y ya es la enésima revisión a la baja en las perspectivas de crecimiento. En esta ocasión no se debe a una nueva variante del virus, sino al estallido de la guerra en Ucrania y la posterior crisis energética que ha provocado. España volverá a ser uno de los países más golpeados por una crisis internacional, dada su dependencia energética, lo que ha obligado al Banco de España a dar otro importante recorte a sus previsiones de crecimiento para el país. En concreto, ha restado en 0,9 puntos su previsión de avance del PIB en 2022 y otro punto adicional en 2023.

Esto significa que España no recuperará el PIB trimestral previo a la pandemia hasta el verano de 2023. Ni siquiera la revisión al alza de la contabilidad nacional del cuarto trimestre de 2021 ha servido para acercar la salida de la crisis, que se topa ahora con nuevas dificultades. Aunque el Banco de España descarta por el momento la posibilidad de una recesión, advierte que la guerra en Ucrania ha provocado una "perturbación económica muy severa" que ha obligado a recortar el crecimiento previsto a escala global.

Foto: Una persona repostando en Barcelona. (EFE/Alejandro García)

En concreto, para el año 2022 el BdE estima ahora un avance del PIB del 4,5%, esto son 0,9 puntos menos que su estimación de diciembre, y también ha recortado su previsión para 2023 en un punto, hasta el 2,9%. Esto significa que se descarta finalmente la posibilidad de una aceleración de la recuperación en 2022 y el mayor impulso al crecimiento se habría producido en 2021. El crecimiento seguirá siendo intenso, pero desacelerará rápidamente y retrasará hasta 2023 la vuelta a los niveles de PIB precrisis.

Esta moderación del crecimiento ya se constata en el primer trimestre del año. El Banco de España estima que la economía española creció un 0,9% respecto al trimestre anterior, una cifra que es menos de la mitad del crecimiento registrado en el trimestre anterior, cuando llegó al 2,2%. La entidad señala que el efecto de la última ola del coronavirus provocada por la variante ómicron no habría tenido una gran incidencia negativa sobre la actividad, sin embargo, la crisis energética y las huelgas del mes de marzo sí habrían restado dinamismo a la actividad. Esta desaceleración tendrá su mayor impacto en el segundo trimestre de este año, que prácticamente llegará al estancamiento con un crecimiento pírrico del 0,1%.

El Banco de España desagrega las causas de este recorte de las previsiones que se produce a pesar de que los datos positivos del cierre de 2021 deberían llevar a una mejora de las expectativas de 0,8 puntos del PIB por el 'efecto carry over' (la parte del crecimiento que se extiende al año siguiento por partir de una base de PIB más elevada). Además, el BdE da dos décimas adicionales a su previsión por el plan de choque que aprobó el Gobierno la semana pasada. Sin embargo, estas mejoras no son suficientes para compensar todo el efecto negativo derivado de la guerra. En concreto, calcula que la crisis de precios costará 0,7 puntos al crecimiento, otros 0,6 puntos se irán por el deterioro de las expectativas de hogares y empresas y otros 0,5 puntos se perderán por los problemas comerciales y los cuellos de botella.

La crisis energética ha obligado al Banco de España a rehacer sus previsiones de inflación para este año dada la intensidad del 'shock' energético. Si en diciembre confiaba en una rápida moderación de los precios hasta el 3,7%, ahora duplica esta cifra hasta el 7,5% de media anual. Esto significa que España tendría la mayor inflación desde los años ochenta y obligará a realizar un gran esfuerzo a las familias para asumir la pérdida de poder adquisitivo a la que se ven abocados. Sin embargo, el Banco de España mantiene el optimismo a medio plazo y considera que en 2023 la subida de precios se quedará en el 2% y en el 1,6% en 2024. Además, descarta que se vayan a producir efectos de segunda ronda, lo que mantendría la inflación subyacente (la que excluye la energía y los alimentos frescos) controlada en el 2,8% este año, el 1,8% en 2023 y el 1,7% en 2024.

La gran distancia entre el IPC general y el subyacente muestra hasta qué punto España sufre más por la crisis energética. Primero por la dependencia de las importaciones y, segundo, porque los distintos bienes energéticos tienen mayor peso en la cesta de compra de las familias. En consecuencia, el BdE ha realizado un importante recorte a sus previsiones de crecimiento del consumo de los hogares, hasta el 4,5%, lo que es 0,6 puntos inferior a su previsión de diciembre. También la inversión sufrirá un frenazo en su recuperación como consecuencia del deterioro de la facturación de las empresas y la incertidumbre en el futuro. El Banco anticipaba en diciembre que la formación bruta de capital fijo (FBCF) crecería un 7,8% este año y ahora estima que se quedará en el 4,5%.

En este recorte influye también el bajo ritmo de ejecución de los fondos Next Generation EU, que será decepcionante en 2021 y 2022 y superará las previciones a partir de 2023, según prevé el Banco de España. En concreto, la ejecución real en 2021 fue de poco más de 6.000 millones de euros, por debajo de los 11.000 millones que esperaba en diciembre, y en 2022 se quedará en el entorno de los 25.000 millones de euros, por debajo de los 28.000 millones que esperaba. Este menor ritmo de la ejecución de los fondos europeos tendrá una incidencia negativa sobre la evolución de la inversión que se suma a los ajustes que harán las empresas ante la difícil coyuntura económica actual.

La recuperación económica posterior a la pandemia vuelve a sufrir otro parón, y ya es la enésima revisión a la baja en las perspectivas de crecimiento. En esta ocasión no se debe a una nueva variante del virus, sino al estallido de la guerra en Ucrania y la posterior crisis energética que ha provocado. España volverá a ser uno de los países más golpeados por una crisis internacional, dada su dependencia energética, lo que ha obligado al Banco de España a dar otro importante recorte a sus previsiones de crecimiento para el país. En concreto, ha restado en 0,9 puntos su previsión de avance del PIB en 2022 y otro punto adicional en 2023.

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