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El consumo lastra la recuperación: ómicron y la guerra desaceleran el PIB hasta el 0,3%
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MENOS CRECIMIENTO DEL ESPERADO

El consumo lastra la recuperación: ómicron y la guerra desaceleran el PIB hasta el 0,3%

El consumo de los hogares (-3,7%) se desploma en plena espiral inflacionista y golpea la economía tras registrar su primera caída desde la tercera ola. El PIB interanual sube al 6,4%

Foto: Una terraza en Madrid. (Kiko Huesca/EFE)
Una terraza en Madrid. (Kiko Huesca/EFE)

La recuperación económica de España sufrió en el primer trimestre una fuerte desaceleración. La incidencia de la variante ómicron, la guerra en Ucrania y la crisis inflacionista impactaron en el consumo de los hogares, que baja por primera vez desde la tercera ola y se convierte en el gran lastre para el crecimiento. El ritmo que se acumulaba desde el fin del estado de alarma se ralentiza y ya se empiezan a escuchar los tambores de recesión que suenan en Estados Unidos.

El PIB siguió creciendo en el primer trimestre, pero solo un 0,3% respecto al último de 2021, cuando se había disparado un 2,2%, según los datos de la contabilidad nacional adelantados este viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE). El dato está por debajo del esperado, que era un 0,5%, y muy por debajo de la previsión del Banco de España, que ascendía al 0,9%. Pese a todo, la comparación con el primer trimestre de 2021, en plena tercera ola del coronavirus, beneficia el dato interanual: el crecimiento se sitúa en el 6,4%, frente al 5,5% del trimestre precedente.

Como ya se empezaba a entrever en el cuarto trimestre de 2021, la demanda nacional (-1,2%) lastra el crecimiento. Mientras la inflación aprieta a las familias, el ahorro embalsado no se pone en marcha para mover la economía, lo que contrasta con la pujanza del sector exterior, gracias a la recuperación del turismo. El consumo de los hogares se contrajo un 3,7%, en su primera caída desde hace un año. De hecho, las ventas del comercio minorista, que también se han conocido este viernes, retrocedieron un 5,5% en marzo respecto al mismo mes del año pasado, su mayor caída desde febrero de 2021.

La contribución de la demanda nacional al crecimiento interanual del PIB fue de 3,3 puntos, cinco décimas menos que en el cuarto trimestre, mientras que la demanda externa ya aporta 3,1 puntos, 1,3 puntos más que en el trimestre pasado. En otras palabras: España ya crece casi tanto gracias a la demanda externa como a la interna.

Foto: La vicepresidenta económica, Nadia Calviño. (EFE/Atienza)

El golpe de la crisis del coronavirus, que fue mayor en nuestro país que en otros de su entorno, sigue pesando, y la recuperación de los niveles previos a la pandemia todavía queda muy lejos. De hecho, el PIB español en el primer trimestre de 2022 está 3,5 puntos por debajo que el del cuarto trimestre de 2019.

El mal dato conocido este viernes mete presión al Ejecutivo de cara al plan de estabilidad que debe presentar antes de este sábado a Bruselas. Como ya han hecho todos los organismos nacionales e internacionales, el Gobierno ha revisado a la baja —2,7 puntos menos en 2022, hasta el 4,3%— sus previsiones macroeconómicas ante el impacto de la guerra en Ucrania y la crisis energética, que detendrán los vientos de cola del sector exterior. El dato del PIB arroja dudas sobre el discurso del Ejecutivo, que mantiene que España liderará la recuperación europea gracias a la llegada de turistas y fondos comunitarios. En el primer trimestre, España no salió mal parada respecto a sus vecinos: el PIB de Alemania solo creció un 0,2%, igual que la media de la zona euro, el de Francia se estancó y el de Italia cayó un 0,2%.

El fuerte incremento de las horas trabajadas no se refleja en un repunte proporcional del PIB

Las cifras, sin embargo, resultan decepcionantes, especialmente respecto al impacto de las horas trabajadas, que hacía augurar un mayor crecimiento económico tras dispararse en el primer trimestre y recuperar los niveles prepandémicos. Hasta el momento, la recuperación del empleo había ido muy por delante de la del PIB, porque las horas trabajadas y, por tanto, la producción, no crecían al mismo ritmo que el número de trabajadores. Ahora, el fuerte incremento del número de horas trabajadas no se ha traducido en un gran repunte del PIB, lo que sugiere un descenso de la productividad.

Las importaciones, en negativo

Otro de los datos más preocupantes es la bajada de las importaciones (-0,5%), la primera que se produce desde el confinamiento. Esto hace augurar un descenso de la inversión en los próximos trimestres. De momento, la formación bruta de capital (2,4%) sigue al alza y se sitúa por encima de los niveles previos a la pandemia, aunque las inversiones siguen presentando una gran disparidad en función de los sectores, con la vivienda todavía muy rezagada. En cambio, las exportaciones continúan tirando de la economía española, y crecen un 3,4%. Eso sí, es la mitad que en el trimestre anterior.

Por actividades económicas, el comercio, transporte y hostelería sube un 2%, en un escenario de fuerte recuperación del turismo, incluso antes de los magníficos datos de Semana Santa. Sin embargo, el sector primario y la industria se contrajeron respecto al trimestre anterior. La crisis de suministros, alimentada por la huelga de transportistas que tuvo lugar en marzo, supuso un duro golpe para estas actividades, que el encarecimiento de la energía por la guerra en Ucrania amenaza con prolongar durante lo que queda de año.

La recuperación económica de España sufrió en el primer trimestre una fuerte desaceleración. La incidencia de la variante ómicron, la guerra en Ucrania y la crisis inflacionista impactaron en el consumo de los hogares, que baja por primera vez desde la tercera ola y se convierte en el gran lastre para el crecimiento. El ritmo que se acumulaba desde el fin del estado de alarma se ralentiza y ya se empiezan a escuchar los tambores de recesión que suenan en Estados Unidos.

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