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Una comparación odiosa: Madrid vs. Barcelona
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INFORME DE AXESOR SOBRE LAS DOS CIUDADES

Una comparación odiosa: Madrid vs. Barcelona

Madrid y Barcelona; Barcelona y Madrid: la rivalidad entre las dos ciudades va mucho más allá que una simple comparación. Axesor, la agencia de 'rating', acaba de calificarlas

Foto: 'Skyline' de Madrid (i) y Barcelona.
'Skyline' de Madrid (i) y Barcelona.

Desde que Dickens publicó en sucesivas entregas su 'Historia de dos ciudades' (París y Londres), la rivalidad entre grandes urbes no ha dejado de crecer. Probablemente, por una percepción binaria de la realidad que ya el propio Dickens describió en uno de los mejores arranques de la literatura universal: “Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación...”.

Para muchos, Barcelona y Madrid —o Madrid y Barcelona, como se prefiera— representan el mismo antagonismo. La contraposición canónica entre dos formas de entender el mundo. Incluso la antítesis insuperable de dos modelos de ciudad. Pero más allá del contexto político, que hay que relacionar necesariamente con el ‘procés’ y con el nacionalismo, además de con diferentes patrones de crecimiento, hay una primera evidencia: Madrid y Barcelona siguen siendo la joya de la corona de la economía española. Y no solo por su tamaño. También por su solvencia financiera derivada en gran parte por la mejora de la actividad en el conjunto del país, que ha beneficiado, sobre todo, a las grandes urbes.

Lo dicen sendos informes realizados por Axesor Rating y que, por primera vez, califican la solvencia crediticia de las dos grandes ciudades españolas sin que ambos consistorios lo hayan reclamado. El resultado es el mismo: 'A' con perspectiva estable. Es decir, un notable alto que hay que vincular, en los dos casos, a que el PIB crece en línea o por encima del PIB nacional; una tasa de desempleo que se sitúa claramente por debajo de la que existe en el conjunto de España, y un nivel de renta per cápita que es más elevado que la media de las grandes ciudades.

Es decir, una posición 'envidiable' que, sin embargo, cuenta con algunas debilidades. En el caso de la capital de España, como sostiene el informe, porque su elevado nivel de renta (37.242 euros por habitante frente a los 36.050 euros de Barcelona) está acompañado de un “persistente problema de desigualdad social” agravado durante la crisis.

Presión fiscal

Madrid, además, mantiene la presión fiscal por habitante más elevada de las grandes ciudades españolas, con un nivel de gasto e inversiones por persona que, sin embargo, se encuentra por debajo de otras ciudades comparables. A ello contribuye el hecho de que está obligada a destinar una sexta parte de su presupuesto para hacer frente a la carga financiera de una deuda que, con diferencia, lidera el 'ranking' local nacional, situación que se mantendrá en próximos años dada la alta concentración de vencimientos programados. Madrid, en concreto, debe 2.726 millones de euros, casi la mitad de lo que adeudan los ayuntamientos con más de 300.000 habitantes, pero muy lejos de los 7.733 millones que llegó a tener pendientes de pagar en 2012.

El resultado del alto endeudamiento, en todo caso, es significativo. Mientras que en Barcelona las inversiones por habitante, en buena medida gestionadas a través de sociedades instrumentales, se mantuvieron estables en 2018 —en torno a los 213 euros—, Madrid apenas alcanzó los 106 euros. Es decir, la mitad.

La buena posición financiera de Barcelona ha permitido, incluso, que un año más continúe siendo, junto a Bilbao, una de las ciudades españolas en las que se registró la mayor cifra de gastos corrientes por habitante (1.343 euros), de los que un 58% fue destinado a bienestar comunitario, seguridad, servicios sociales, cultura y empleo, en línea con el ejercicio anterior.

Y eso que en 2018 la presión fiscal, medida en términos de ingresos fiscales por habitante, se mantuvo en el entorno de los 816 euros, lo que significa que se mantuvo prácticamente estable con respecto a la presentada en ejercicios anteriores, y desde luego por debajo de la mantenida por Madrid en esa misma fecha, que ascendió a 974 euros por habitante

Tensiones geopolíticas

No todo son parabienes. En el caso de Barcelona, las tensiones geopolíticas, como lo califican los expertos de Axesor, han tenido un efecto negativo sobre su tejido empresarial, siendo la provincia española que ha registrado el mayor número de traslados de sedes sociales. Barcelona, igualmente, no es ajena al desafío del envejecimiento poblacional y a la creciente desigualdad social, con un problema de inseguridad que podría afectar negativamente al potencial de crecimiento, sostiene el informe.

Y es que, como prevé Axesor, el escaso superávit presupuestario agudizará su necesidad de nuevo endeudamiento para cubrir los mayores vencimientos previstos en los próximos tres años. Y, de hecho, en el último año habría incumplido con la regla del gasto, lo que podría implicar la necesidad de elaborar un plan económico encaminado a su cumplimiento. Es más, la elevada fragmentación del Gobierno municipal de Ada Colau “podría prorrogar la inestabilidad gubernamental de la última legislatura”.

Madrid y Barcelona, sin embargo, tienen algo en común. Son los principales polos de atracción turística, lo que alimenta su ventaja comparativa respecto del resto de ciudades españoles en un contexto en el que el turismo es, precisamente, uno de los sectores más dinámicos de la economía. Barcelona, con algo más de ocho millones de visitantes en 2018, encabeza el 'ranking' por número de visitantes, seguida de Madrid, entre otros factores, por ser puerto habitual en las rutas de las grandes compañías de cruceros, de ahí el predominio del turista no nacional (81% frente al 55% de Madrid).

Tampoco hay mucha diferencia en cuanto a exclusión social, aunque con cierta ventaja en favor Barcelona. El informe asegura que la calificación de crédito se encuentra “penalizada” por la existencia de elevados niveles de desigualdad social, agudizada como consecuencia de la crisis económica. Hasta el punto de que la tasa de riesgo de pobreza y exclusión, en el caso de Madrid, se sitúa en el 26%, y aunque mejoró con respecto a 2017 y es inferior a la presentada por España (27%), continúa superando el 24% registrado por Barcelona. Pero también es superior a la que existe en las ciudades francesas u holandesas (20% de media), o casi el 15% de las noruegas (que cierran el 'ranking'), aunque por debajo de las griegas e italianas (30%). En esto, las dos ciudades también se parecen.

Desde que Dickens publicó en sucesivas entregas su 'Historia de dos ciudades' (París y Londres), la rivalidad entre grandes urbes no ha dejado de crecer. Probablemente, por una percepción binaria de la realidad que ya el propio Dickens describió en uno de los mejores arranques de la literatura universal: “Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación...”.

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