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Los hogares tiran de tarjeta y el dinero en efectivo cae a niveles de 2004
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EL DINERO FÍSICO SE HUNDE UN 30% EN OCHO AÑOS

Los hogares tiran de tarjeta y el dinero en efectivo cae a niveles de 2004

El dinero en efectivo se hunde. Ha vuelto a niveles de 2004. Y es que la estrategia de los gobiernos para acabar con el dinero físico en manos de los hogares está dando resultados

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¿Tiene cambio? La típica pregunta para poder realizar una operación de pequeña cuantía tiende a desaparecer. Y lo hace de forma cada vez más acelerada. Hasta el punto de que la cantidad de dinero en efectivo —el dinero que tienen en su poder los hogares— ha retrocedido hasta niveles de 2004. O lo que es lo mismo, el efectivo en circulación se situó en 64.737 millones al acabar el segundo trimestre de 2017, según datos de las cuentas financieras que elabora trimestralmente el Banco de España.

Para hacerse una idea de cómo ha retrocedido el efectivo hay que tener en cuenta que en diciembre de 2009 —en plena recesión económica— se alcanzaron los 91.809 millones de euros. Es decir, en menos de ocho años, el dinero físico en manos de los hogares ha caído un 30%.

El descenso es muy significativo y refleja no solo la sustitución del efectivo por el pago con tarjeta o a través de medios digitales, sino que es fruto de los mayores controles que hoy imponen las autoridades con el doble objetivo de reducir el dinero negro en circulación y evitar el blanqueo de capitales procedente de actividades ilegales.

Foto: Un tradicional bar de Sevilla. (iStock)

Así, por ejemplo, la ley obliga a identificar al beneficiario cuando se pretende cobrar en efectivo cheques por importe superior a 3.000 euros, o cuando se cobren cheques bancarios. Igualmente, cuando se cruce una frontera con dinero en efectivo o cheques bancarios al portador por importe superior a 10.000 euros. Y en todo caso, cuando se traslade dentro del territorio nacional un importe —en efectivo o con cheques bancarios al portador— superior a 100.000 euros.

Los bancos, igualmente, están obligados a exigir a sus clientes que se identifiquen cuando la operación en efectivo sea igual o superior a 1.000 euros o, en operaciones inferiores, cuando la entidad considere que haya indicios de blanqueo de capitales o se aprecie intención de fraccionar las operaciones para evitar la identificación.

Es decir, hay una verdadera estrategia de los gobiernos destinada a reducir el dinero físico en circulación. Entre otros motivos, por el elevado coste que tiene para los bancos centrales el proceso de fabricación, distribución y reposición de monedas y billetes que deben distribuirse entre los distintos agentes económicos. Esto hace que, por ejemplo, en algunos países del norte de Europa haya una auténtica cruzada para que el dinero de plástico o los pagos a través de medios digitales sustituyan al efectivo. El propio Banco Central Europeo (BCE) ya ha anunciado que a finales de 2018 dejará de imprimir billetes de 500 euros, tradicionalmente vinculados al dinero negro.

Fraude, efectivo y tarjetas

Esa estrategia ha dado sus frutos, y hoy el dinero en efectivo, en el caso de los hogares, apenas representa el 3% de sus activos financieros, cuando en 2009 suponía el 5,3%. Y la tendencia a la baja es imparable de la mano de los nuevos medios de pago, más eficientes y más seguros que los tradicionales.

Foto: Siete formas de pagar sin llevar dinero encima. (Pexels)

Según datos del Banco de España, el fraude con tarjetas bancarias en 2016 afectó a 888.000 operaciones con un importe situado en el entorno de los 56 millones de euros. Estas cifras suponen unas tasas de fraude de apenas el 0,021% en número de operaciones y del 0,022% en término de importes.

Los datos del banco central muestran, igualmente, que el importe de las extracciones de efectivo por tarjeta ascienden a 1.576 euros al año en España, una cantidad sensiblemente inferior a los 2.504 euros en el caso de Alemania o los 2.362 euros en Europa.

El retroceso del efectivo como medio de pago coincide, paradójicamente, con el crecimiento del número de cajeros y terminales de punto de venta (TPV). A finales de 2016, el número de cajeros en España ascendió a 49.958, lo que significa un ligero crecimiento del 0,2% respecto del año anterior. Por su parte, el número de TPV experimentó un crecimiento mayor (4,1%), aproximándose a 1,7 millones. Es decir, más puntos para sacar dinero pero menos efectivo en circulación.

¿Tiene cambio? La típica pregunta para poder realizar una operación de pequeña cuantía tiende a desaparecer. Y lo hace de forma cada vez más acelerada. Hasta el punto de que la cantidad de dinero en efectivo —el dinero que tienen en su poder los hogares— ha retrocedido hasta niveles de 2004. O lo que es lo mismo, el efectivo en circulación se situó en 64.737 millones al acabar el segundo trimestre de 2017, según datos de las cuentas financieras que elabora trimestralmente el Banco de España.

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