Simeone, con todo de cara, especuló hasta rescatar a un Real Madrid apático e indolente
El técnico argentino pecó de conservador y conformista en la dirección de campo y envió al Atlético de Madrid hacia atrás. Zidane acertó con la entrada de Vinícius y Valverde
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Viene siendo habitual que el Atlético de Madrid de Simeone se quede a medio camino entre lo que pretende ser y lo que ha sido en los partidos marcados en rojo en el calendario. Como si el trauma mental desarrollado ante el Real Madrid de Zinédine Zidane a lo largo de estos años le impidiese mostrarse tal y como es y desatar el nuevo modelo de equipo que ha desarrollado esta temporada. Llegado el día D a la hora H, vimos a un Atlético de Madrid de todos los días en el derbi. El que perdona y lo paga. El que especula y se arrepiente. El que quiere vivir en el alambre, pero termina cayendo al foso. En definitiva, el que dejó escapar con vida a un Madrid sin suficientes argumentos como para dar un golpe en la mesa. Para muestra, un botón: el técnico argentino se ha enfrentado en 12 ocasiones a Zidane, tan solo ha ganado dos frente a cuatro empates y seis derrotas. Nunca le ha vencido en el Wanda Metropolitano.
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Agresivo, vertical y meticuloso, el Atlético de Madrid fue capaz de arrebatar el balón al cuadro blanco en los primeros compases del partido. Esta propuesta novedosa tuvo un doble efecto positivo para su equipo: acomodaba la versión más peligrosa de Luis Suárez al enfocarlo al punto de penalti y negaba el papel dominador de un Madrid que necesita la pelota para controlar al adversario. Al contrario que en el partido de la primera vuelta en Valdebebas, el plan de partido se ajustaba mejor a los futbolistas que puso sobre la mesa el técnico argentino.
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Los rojiblancos inmovilizaron al Madrid
Sin balón, la presión alta local ahogó a los de Zinédine Zidane, quienes se veían maniatados y sin posibilidad de hacer daño al contragolpe a pesar de alinear a dos extremos a pie natural. Al fin y al cabo, Karim Benzema, tan desesperado como Luka Modric y Toni Kroos por la falta de movimientos agresivos por delante de balón, no se pudo multiplicar en todas las funciones por mucho que lo intentase en un primer tiempo blanco esperpéntico e indolente en tareas ofensivas.
Rodrygo Goes, recién recuperado tras la lesión, no compareció durante todo el partido (0/3 regates completados), pero mucho más grave fue lo de Marco Asensio (0/0 regates). El balear, indolente e insípido, no fue capaz de superar a su marcador ni una sola vez, puesto que tampoco lo intentó. Sin desborde, descaro ni pegada, Zidane hizo que poblara zonas de '9', pero ni simplificando su fútbol pudo sacar tajada de su titularidad. Ni está ni se le espera.
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A consecuencia de lo apuntado, Luka Modric y Toni Kroos tuvieron que realizar sobreesfuerzos con balón para los que unos centrocampistas con 35 y 31 años respectivamente no deberían estar acostumbrados. Cansados de ver cómo sus pases diagonales hacia los extremos los dejaban en situaciones de 1 contra 1 que nadie aprovechaba, decidieron dar un paso al frente. Ellos iniciaban las jugadas, ellos se fabricaban los espacios para sacar el disparo y ellos finalizaban las acciones que creaban mientras Benzema unía puntos inconexos. El Madrid en ataque se reducía a centros laterales y balones al pie. No por habitual deja de ser desesperante.
En esas, el Atlético de Madrid intentaba subir las revoluciones del partido y el Real Madrid, bajarlas. En la izquierda, Mario Hermoso, figura clave en la salida de balón, atraía la presión blanca y organizaba a los rojiblancos hasta conectar con Koke Resurrección. Lucas Vázquez aguantaba bien a Yannick Carrasco, pero el belga nunca dejaría de retarlo ni de buscar su espalda. En la derecha, Kieran Trippier destaba la conexión con Marcos Llorente y ponía a correr al pulmón del fútbol español a campo abierto. El interior colchonero transportaba el balón hacia Ángel Correa y Luis Suárez y habilitaba al uruguayo, quien despistó a Raphaël Varane hasta que le duró la gasolina.
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Los cambios de Simeone perjudicaron a su equipo
El segundo tiempo empezó como el primero, con el Real Madrid acudiendo a Thibaut Courtois para seguir vivo en el partido tras estirarse y buscar el empate frente a la superioridad colchonera. El encuentro se abrió y el Atlético de Madrid pudo matarlo en varias ocasiones, pero la falta de acierto en área rival le condenó. Ambos técnicos acudieron al banquillo y a la pizarra para tratar de ayudar a sus equipos, pero tan solo uno lo consiguió: Zinédine Zidane. Mientras el argentino mandó a su equipo atrás al retirar a Yannick Carrasco y Thomas Lemar por Joao Félix y Saúl Ñíguez, el francés revitalizó el centro del campo y el ataque con Vinícius Júnior y Federico Valverde tras sustituir a los apáticos Rodrygo Goes y Marco Asensio.
De este modo, entre un Madrid que empujaba y un Atlético dispuesto a recular, el balón y la iniciativa fueron blancos (de un 53% de posesión a favor en los primeros 45 minutos se pasó a un 71%). Los cambios cobraron sentido. Más cuando Vinícius Júnior encaró y generó más desconcierto en 30 minutos que ambos extremos titulares en 60 y Federico Valverde aportó un pulmón extra a un centro del campo que empezaba a calarse. Llegada y recorrido asegurado. El Atlético, confiado en que su nivel de resistencia sigue siendo tan inexpugnable como años atrás, se refugió cerca de Jan Oblak y perdió toda agresividad en ataque al apostar todas sus fichas al contragolpe.
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Joao Félix, aislado y alejado del área rival, pasó sin pena ni gloria por el partido a la vez que Correa no podía dejar de tomar malas decisiones a causa del cansancio. Su sustitución por Kondogbia llegó demasiado tarde y aunque Jan Oblak trató de evitar el empate con varias paradas estratosféricas, una jugada magnífica de Karim Benzema acabó desactivando el sistema defensivo colchonero e igualando la contienda. El Atlético de Madrid dejó pasar una oportunidad de oro para alejar al Real Madrid de la lucha por LaLiga en una competición que se ha abierto tras los últimos tropiezos colchoneros.
Viene siendo habitual que el Atlético de Madrid de Simeone se quede a medio camino entre lo que pretende ser y lo que ha sido en los partidos marcados en rojo en el calendario. Como si el trauma mental desarrollado ante el Real Madrid de Zinédine Zidane a lo largo de estos años le impidiese mostrarse tal y como es y desatar el nuevo modelo de equipo que ha desarrollado esta temporada. Llegado el día D a la hora H, vimos a un Atlético de Madrid de todos los días en el derbi. El que perdona y lo paga. El que especula y se arrepiente. El que quiere vivir en el alambre, pero termina cayendo al foso. En definitiva, el que dejó escapar con vida a un Madrid sin suficientes argumentos como para dar un golpe en la mesa. Para muestra, un botón: el técnico argentino se ha enfrentado en 12 ocasiones a Zidane, tan solo ha ganado dos frente a cuatro empates y seis derrotas. Nunca le ha vencido en el Wanda Metropolitano.