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Isco, un talento conformista que desperdició la protección de Zidane
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Fue clave en la ida de Champions

Isco, un talento conformista que desperdició la protección de Zidane

El mediapunta andaluz, Golden Boy en 2012, acumula tres temporadas sin dar argumentos de peso a su técnico para ser titular. Está desperdiciando su madurez futbolística

Foto: Zinédine Zidane habla con Isco Alarcón durante el Real Madrid-Getafe de la pasada temporada. (Efe)
Zinédine Zidane habla con Isco Alarcón durante el Real Madrid-Getafe de la pasada temporada. (Efe)

En los últimos años, se pueden contar con los dedos de una mano los partidos en que Isco Alarcón ha demostrado una migaja de la calidad que atesora y aun así sobrarían unos cuantos dedos. Isco, de técnica depurada y talento rutilante, suele desesperar a propios y extraños por su falta de actitud e irregularidad. Como el chico que estudia el día antes a toda prisa y sabe que aprobará, el malagueño cree que un par de pases buenos, unos cuantos giros sobre sí mismo y alguna que otra actuación medio decente de muy vez en cuando, como la que firmó ante la Atalanta en Champions, le sirvirán para redimirse. Nada más lejos de la realidad, ya hace mucho tiempo que el mediapunta andaluz dejó de ser un recurso competitivo a considerar por su inconsistencia y falta de competitividad por decisión propia.

placeholder Isco trata de recuperar un balón ante la Atalanta. (Reuters)
Isco trata de recuperar un balón ante la Atalanta. (Reuters)

O dicho de otro modo: incluso Zinédine Zidane, el técnico que más ha invertido y ha creído en él, ha renunciado esta temporada a contar con Alarcón hasta que la enfermería ha dicho basta y no ha quedado otra opción que echar mano del malacitano. Tampoco hay más cera de la que arde en el centro del campo. De hecho, con 423 minutos disputados, el '22' madridista se sitúa como el 16º jugador con más horas de vuelo sobre el césped en LaLiga esta temporada. O el 12º con menos, según se mire. Isco es muy bueno y él lo sabe, por eso genera tanta animadversión su figura, puesto que el grado de exigencia de la afición varia según la calidad del futbolista. Frustra que alguien con tanto talento lo malgaste así.

A sus 28 años, Alarcón parece que lleve coqueteando con la retirada un par de años como mínimo. Con estados de forma muy preocupantes, pasando sin pena ni gloria por la temporada y viendo avanzar su carrera de manera inexorable. Contento con desperdiciar lo que debería ser su madurez futbolística y resignado a vivir el fútbol desde el banquillo. Mostrando detalles a cuentagotas, lejos de poder decantar partidos a través de su individualidad, sumando muy poco como revulsivo desde el banquillo y complicando el plan de las rotaciones al técnico francés. En resumen, Isco lleva tiempo sin estar a la altura del reto que supuso la traumática salida de Cristiano Ronaldo. Y sin embargo, con qué facilidad echan las campanas al vuelo algunos.

Zidane ha arropado a Isco desde la táctica

A menudo buscamos razones tácticas para justificar el rendimiento de los jugadores y analizar las causas de su ostracismo. Como si al escudriñar todo motivo y consecuencia en la pizarra se resolvieran el resto de problemas. En el caso del de Arroyo de la Miel esto pasa a un plano secundario en el mejor de los casos. Después de lesionarse con Julen Lopetegui y ser descartado por Santiago Solari, Zidane hizo todo lo posible para sacar el futbolista que había dentro de ese cuerpo inerte cuyo lenguaje corporal exudaba cansancio. El preparador blanco le diseñó un sistema táctico que le consintiese abanderar un rombo en el centro del campo, pero tampoco pudo resucitar al futbolista que había sido.

placeholder Zidane abraza a Isco, la temporada pasada. (Reuters)
Zidane abraza a Isco, la temporada pasada. (Reuters)

Y es que, por muy lejano que parezca, hasta 2017-2018 Isco fue uno de los recursos más valiosos del Real Madrid en su época más gloriosa. Actuando como jugador número 12, el andaluz inclinó la balanza en choques vitales como las propias finales de Lisboa y Milán, pero también en otros momentos complicados donde sostuvo a su equipo a base de conservar el balón y aportar poso con la pelota. Este nunca ha sido el problema de Alarcón y Zidane le ha dado facilidades. Cuando el '22' ha jugado bien, el Real Madrid mejora colectivamente porque une a sus piezas y les da estructura como elemento de control. El problema es que en los últimos tiempos su impacto en el desarrollo de la temporada así como en el juego, ha sido nulo. Las dudas con Isco no se vierten sobre su talento, sino sobre el resto de aspectos que rondan al Golden Boy de 2012.

Quizás por eso Zidane haya vuelto a confiar en él. Quizás por eso aún albergue una mínima esperanza de recuperar para la causa a un jugador cuya actuación en Bérgamo sabe a poco, pero ya es más que nada. Con influencia directa en la expulsión, Isco fue fundamental para arrastrar a los centrales de la Atalanta y liberar espacio para la entrada de Vinícius Júnior y Marco Asensio y estuvo por encima de lo que ha venido ofreciendo anteriormente. Quizás, los nueve goles y cuatro asistencias distribuidos en 3.964 minutos repartidos en las últimas tres temporadas (una acción de gol cada 304.9 minutos) no pesen tanto como lo que hizo en el pasado.

Foto: Isco, durante un entrenamiento con el Real Madrid. (EFE)

A poco más de un año para que se acabe su vinculación con el Real Madrid (finaliza contrato en junio de 2022), la pregunta con Isco es la misma de siempre. ¿Podrá dar algún tipo de argumento perdurable para justificar su presencia en el equipo u obligará a todos a seguir mirando hacia el pasado para tener una brizna de esperanza sobre su presente? La respuesta únicamente la tiene él.

En los últimos años, se pueden contar con los dedos de una mano los partidos en que Isco Alarcón ha demostrado una migaja de la calidad que atesora y aun así sobrarían unos cuantos dedos. Isco, de técnica depurada y talento rutilante, suele desesperar a propios y extraños por su falta de actitud e irregularidad. Como el chico que estudia el día antes a toda prisa y sabe que aprobará, el malagueño cree que un par de pases buenos, unos cuantos giros sobre sí mismo y alguna que otra actuación medio decente de muy vez en cuando, como la que firmó ante la Atalanta en Champions, le sirvirán para redimirse. Nada más lejos de la realidad, ya hace mucho tiempo que el mediapunta andaluz dejó de ser un recurso competitivo a considerar por su inconsistencia y falta de competitividad por decisión propia.

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