Del gatillazo goleador a la artillería pesada: el Atlético de Luis Suárez dispara a quemarropa
El adiós de Diego Costa y Álvaro Morata junto a la llegada del uruguayo y el paso adelante en ataque del equipo rojiblanco ha multiplicado las posibilidades ofensivas en LaLiga
En menos de un año, el Atlético de Madrid ha pasado de disparar con balas de fogueo a utilizar artillería pesada en su frente de ataque. El conjunto rojiblanco ataca más y mejor, vive más tiempo en campo contrario, especula menos y va a por la yugular de su presa desde el principio. El cambio de pelaje competitivo es tan palpable como su posición en la tabla de la clasificación a estas alturas del campeonato, líder de LaLiga con 44 puntos y 17 partidos, a siete puntos de un Real Madrid con dos partidos más y a 10 de un Barça con un encuentro más en su historial. A un solo choque de alcanzar el ecuador del torneo nacional, el club colchonero camina derecho hacia la segunda liga de Diego Pablo Simeone.
El Atlético de Madrid 2020/2021 puede tener días brillantes en los que todo fluye y días grises en lo que todo parece estar a punto de colapsar (Eibar, Alavés, Getafe..), pero la faena acaba realizándose con tres puntos más en el bolsillo. Subido a lomos de una defensa que le permite alardear de la misma solidez de la que hizo gala en la campaña 2013/2014 y de un ecosistema ofensivo renovado, el equipo respira determinación en ambas áreas. Algo que la temporada pasada se cumplió al 50%, puesto que la robustez en campo propio se contrastaba con una punta de ataque endeble, inconsistente y con demasiados ‘peros’.
Quien debería haber estirado al máximo las posibilidades al contragolpe, Diego Costa, las recortaba. El ariete hispano-brasileño no gozaba del motor, las piernas ni la regularidad suficiente como para establecer cualquier plan en torno a su figura. Poco o nada quedaba de aquel delantero capaz de generar peligro a muchos metros del área rival y de convertir cualquier balón dividido en un ejercicio de desgaste continuo que acababa por erosionar sistemas defensivos. Su vuelta fue un fracaso a todas luces.
La alternativa estaba sana y en su teórica madurez deportiva, pero la realidad narraba un cuento ciertamente opuesto: Álvaro Morata estaba lejos de auparse a la cima de los delanteros más diferenciales de Europa. Según el portal de datos Sofascore, el punta madrileño tuvo el dudoso honor de ser el jugador con más ocasiones de gol falladas en el tintero en LaLiga (18). A su vez, también fue el máximo goleador del Atlético de Madrid en el torneo de la regularidad con 12 dianas. Después de la decepción que supuso la eliminación a manos del RB Leipzig en Champions y los 17 puntos de distancia respecto al campeón de liga, el club se vio obligado a mover ficha. Había que apuntalar una zona demasiado importante como para seguir tirando de nostalgia o de mucho ruido y pocas nueces.
Luis Suárez ha dotado de colmillo al equipo
Ahora, a la profundidad y puntería de Marcos Llorente, el dinamismo de Thomas Lemar, el pie de Kieran Trippier y Koke Resurreción, la picardía y fantasía de Ángel Correa se ha sumado un nuevo efectivo básico en los triunfos ligueros: Luis Suárez. El depredaror uruguayo ha encontrado en la figura de Simeone un facilitador; alguien que entiende que ya no puede decantar choques alejado del arco contrario, pero sí representar una certeza competitiva en el día a día. En el aniversario de sus 34 años, el pistolero aún tiene pólvora para dinamitar encuentros desde la regularidad que espolvorean sus tantos.
Con 11 goles y dos asistencias en 13 partidos de Liga repartidos entre 1.015 minutos, el sudamericano participa en una diana de su equipo de manera directa cada 78 minutos. Si comparamos sus números con los de Álvaro Morata en la campaña actual, vemos cómo el delantero de la Juventus (cuatro goles y cinco asistencias en 901 minutos) contribuye a un gol de su equipo cada 100 minutos, mientras que la temporada pasada (11 goles y dos asistencias en 2105 minutos) se saldó con una acción de gol cada 150 minutos como rojiblanco. En otras palabras, Suárez ha igualado las estadísticas goleadoras de Morata en la mitad de minutos. El salto de nivel es evidente.
Lo explicaba el propio Simeone tras su doblete salvador frente al Eibar: "Luis es un jugador con jerarquía que nunca se va del partido y siempre juega con esa inteligencia que tiene. Encontró el gol en una situación de pérdida de pelota con buena recuperación nuestra. Y el penalti lo buscó, lo generó y lo resolvió". El uruguayo puede estar errado en el resto de facetas ofensivas, pero cuando encuentra un balón vivo dentro del área, el rival se puede dar por muerto. Letal y constante, Suárez perdona muy poco cuando descarga su fusil tan cerca. El que primero dispara y luego ya si eso pregunta ya ha impuesto su ley ganapuntos.
El cambio de paradigma ofensivo (presión alta, gusto por las combinaciones, alineación de futbolistas más ofensivos y mayor tolerancia al riesgo) ha ayudado a encumbrar al Atlético de Madrid a ser el segundo equipo más goleador del campeonato (33 tantos) tras el Barça de Leo Messi (37 goles) tanto como la aparición de Luis Suárez. Y es que, a estas alturas de la campaña pasada, los pupilos de Simeone eran quintos y tan solo llevaban 18 goles a favor en el casillero, los mismos que el antepenúltimo, el Mallorca. El cuadro rojiblanco tirotea con balas de mayor calibre desde el convencimiento de disponer de uno de los mayores ganaligas de las últimas temporadas en España.
En menos de un año, el Atlético de Madrid ha pasado de disparar con balas de fogueo a utilizar artillería pesada en su frente de ataque. El conjunto rojiblanco ataca más y mejor, vive más tiempo en campo contrario, especula menos y va a por la yugular de su presa desde el principio. El cambio de pelaje competitivo es tan palpable como su posición en la tabla de la clasificación a estas alturas del campeonato, líder de LaLiga con 44 puntos y 17 partidos, a siete puntos de un Real Madrid con dos partidos más y a 10 de un Barça con un encuentro más en su historial. A un solo choque de alcanzar el ecuador del torneo nacional, el club colchonero camina derecho hacia la segunda liga de Diego Pablo Simeone.