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Simeone y su bestia negra: el Atleti necesita sacudirse su complejo de inferioridad
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Un partido decisivo por LaLiga

Simeone y su bestia negra: el Atleti necesita sacudirse su complejo de inferioridad

El argentino tan solo ha salido victorioso en dos de los últimos 12 derbis. El Real Madrid fue muy superior en el encuentro de Valdebebas tras desnaturalizar al conjunto rojiblanco

Foto: Simeone y Zidane se saludan antes de un derbi. (Reuters)
Simeone y Zidane se saludan antes de un derbi. (Reuters)

El Atlético de Madrid de Diego Pablo Simeone construyó su destino enfrentándose a proyectos transatlánticos, rivales megalómanos y presupuestos colosales. Lo hizo desde la inferioridad técnica e individual que le sugería la comparación del hombre por hombre frente al adversario y desde la necesidad de adaptar un plan basado en la resistencia numantina durante los 90 minutos. El técnico argentino, consciente de las debilidades personales de sus jugadores, maquinó una fórmula destinada a incrementar las posibilidades de triunfo de los suyos y a exponer lo mínimo posible su retaguardia.

placeholder Zidane y Simeone durante el último derbi. (Reuters)
Zidane y Simeone durante el último derbi. (Reuters)

El sistema de ayudas defensivas constantes implicaba a todos los jugadores de campo y convertía cada duelo ante cada titán europeo y nacional en una guerra de guerrillas donde la distancia entre la capacidad armamentística del bando contrario disminuía varios peldaños su potencia de fuego a causa de las condiciones del terreno en el que se desarrollaba la contienda.

En la era de la técnica (primero) y la presión (después), el conjunto rojiblanco decidió parapetarse en las faldas de su área en defensa y apostar su victoria al balón parado y al contragolpe. Allí, cerca de su portero, los integrantes colchoneros exhibían una minuciosa concentración que legitimaba la idea y obligaba al rival a venir a por él. En teoría, defender en las inmediaciones de la zona de castigo y entregar el terreno debería haber incrementado los fallos individuales y, por tanto, los goles en contra. Sin embargo, el convencimiento ostentado por las piezas era tal que el plan cobraba sentido. El error era una opción. Pero en su caso, era una opción remota.

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Diego Costa era capaz de generar peligro a 50 metros de la portería sin ni siquiera tocar el cuero, Gabi y Tiago Mendes cortaban el bacalo en el centro del campo y se desfondaban, Diego Godín se erigía como el capataz del área y Filipe Luis y Koke actuaban como cerebro en tareas ofensivas en campo contrario. Así las cosas, el Atlético de Madrid derribó a Barça, Real Madrid Bayern de Múnich, Juventus, Liverpool o Chelsea entre otros a lo largo de los años y se embolsó una Liga. Fuese como fuese, este recuerdo nostálgico ya forma parte del pasado, puesto que las piezas encargadas de llevar a cabo el cometido han cambiado y su técnico se ha visto obligado a mudar el pelaje competitivo del cuadro capitalino.

El líder de LaLiga se mueve en otras superfícies

El despiadado paso del tiempo, la marcha de los pilares del primer método cholista y el desgaste que aúna implícitamente cualquier proyecto de élite ha impulsado la evolución del equipo rojiblanco. El líder de LaLiga ya no se encuentra invencible defendiendo cerca de la meta de Jan Oblak, no saca especial rédito del contraataque ni es uno de los mejores conjuntos de Europa a la hora de desatascar partidos a través del balón parado. La vuelta de tuerca de Simeone al sistema y la propuesta ha derivado en una presión alta, el acomodo del delantero centro, Luis Suárez al área, el gusto por la posesión del balón, con Thomas Lemar fluyendo, Koke en la sala de máquinas y dos carrileros cerebrales y ofensivos como Yannick Carrasco y Kieran Trippier.

placeholder Luis Suárez y Sergio Ramos pugnan por un balón en la ida. (Reuters)
Luis Suárez y Sergio Ramos pugnan por un balón en la ida. (Reuters)

O dicho de otro modo: la manera de sentir el día a día esta temporada ha variado, aunque el modo de afrontar los partidos marcados en rojo en el calendario (Real Madrid, Barça, Bayern, Chelsea..) no ha variado. El Atlético es un Atlético a la vieja usanza en encuentros de altos vuelos. Simeone se siente más cómodo cediendo la iniciativa y esperando el fallo que no llevando el peso del choque y provocando el error del rival porque así lo transmite y cree que tiene más oportunidades de salir airoso.

No obstante, los enfrentamientos ante Real Madrid en la primera vuelta y Chelsea en la ida de la Champions League y la inferioridad del equipo en ambos abrazando la propuesta añeja (un disparo a puerta en 180 minutos) sugieren que el cuadro rojiblanco podría tener más opciones si no fuese tan timorato y conservador y se comportase como ha venido haciendo el resto de la temporada. Es cierto que en el caso del Chelsea, la baja fundamental de Kieran Trippier limitó el contragolpe local al situar a Marcos Llorente como carrilero, pero el insuficiente bagaje ofensivo del equipo en los dos partidos es insostenible para un conjunto que pretendía sacar algo valioso de ellos.

placeholder El Atlético de Madrid sufrió mucho en Valdebebas. (EFE)
El Atlético de Madrid sufrió mucho en Valdebebas. (EFE)

El derbi se presenta como un posible golpe de efecto en una Liga abierta entre dos conjuntos con cuentas pendientes, uno por recortar puntos y otro por romper sus registros ante su bestia negra. Y es que el Real Madrid ya doblegó al Atlético en la ida mientras zarandeaba el sistema defensivo, aislaba a Luis Suárez y Joao Félix, alejados del área rival y desconectados, y arrebataba el cuero a los colchoneros.

No hay lugar para dudar de que hoy tendrá con la misma intención de dominar desde la posesión del balón. Además, si atendemos a los últimos derbis entre Simeone y Zidane, el técnico argentino tan solo ha resultado vencedor en dos de las 12 ocasiones anteriores frente a los cuatro triunfos madridistas y seis empates. ¿Saldrá Simeone con el chip antiguo? Los precedentes hacer presagiar que así será aunque sus delanteros sufran y sus centrocampistas vean cómo ya no pueden marcar la diferencia sin balón.

El Atlético de Madrid de Diego Pablo Simeone construyó su destino enfrentándose a proyectos transatlánticos, rivales megalómanos y presupuestos colosales. Lo hizo desde la inferioridad técnica e individual que le sugería la comparación del hombre por hombre frente al adversario y desde la necesidad de adaptar un plan basado en la resistencia numantina durante los 90 minutos. El técnico argentino, consciente de las debilidades personales de sus jugadores, maquinó una fórmula destinada a incrementar las posibilidades de triunfo de los suyos y a exponer lo mínimo posible su retaguardia.

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