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Pepe tiene la mosca detrás de la oreja con su ansiada renovación
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Pepe tiene la mosca detrás de la oreja con su ansiada renovación

El veterano zaguero del Real Madrid (33 años) está algo inquieto. Acaba contrato en 2017 y su deseo es continuar vestido de blanco, pero la llamada esperada no llega

Foto: Pepe ha manifestado en más de una oportunidad su deseo de acabar su carrera en el Real Madrid (Reuters)
Pepe ha manifestado en más de una oportunidad su deseo de acabar su carrera en el Real Madrid (Reuters)

Pepe, que con la camiseta de Portugal voló a las estrellas para atrapar el máximo título continental de selecciones, tiene la mosca detrás de la oreja. Cumple contrato en junio de 2017, y del Real Madrid, su club desde hace casi una década, no recibe noticias. Con el título de Champions todavía humeante en el bolsillo, Pepe (33 años) tiene sensaciones extrañas que le picotean la barriga. Piensa que el Real Madrid puede cerrar su página en junio próximo. Quizás se olvidó de él y no le gusta, le duele.

Pepe costó 30 millones de euros en 2007, una cifra desorbitada por un defensa que destacaba en el Oporto, pero Ramón Calderón, entonces presidente del Madrid, a instancias de Pedja Mijatovic, director deportivo del club, no lo dudó más veces. Fichó, como le aseguraron entonces, a un “auténtico pata negra”. Y los números no lo desmienten.+

Con la blanca madridista ha logrado 12 títulos, incluyendo dos Champions y dos Ligas. Salvo lesiones, el zaguero brasileño (con pasaporte portugués) siempre ha gozado de la titularidad, incluso en los años turbulentos de Mourinho, cuando la irrupción de Raphael Varane. Pero el zaguero francés, entre lesiones e irregularidad, nunca termina de romper el cascarón ni resquebrajar el binomio mítico que Pepe forma con Sergio Ramos.

Diego Llorente

En el Real Madrid todavía no hay una respuesta oficial al “tema Pepe”. Valoran sus méritos acumulados a lo largo de una trayectoria intachable en lo deportivo, pero preñada de lesiones y expulsiones virales. Con 33 años cumplidos, parece que en la planta noble miran el futuro inmediato lejos de Pepe. El futuro lo perfila la figura de Diego Llorente, central de grandes cualidades físicas y técnicas que milita en calidad de cedido en las filas del Málaga. Llorente juega en el club de La Rosaleda bajo condiciones de hierro impuestas de manera implícita por el Real Madrid: no podrá enfrentarse al club blanco y si algún defensa madridista cae lesionado de gravedad durante el primer tramo de la temporada, Llorente regresaría al Bernabéu en el mercado invernal.

Pepe llegó al Madrid de la mano de Calderón, pero fue acogido por los brazos de Florentino Pérez, que siempre ha sentido devoción por la entrega sin medias tintas del futbolista en el campo y por su celosa lealtad hacia su persona. A Pepe algunos compañeros y el entorno de Mourinho lo señalaron en su día como “el chivato del vestuario”, algo que nunca fue demostrado.

Un tipo sencillo

El luso-brasileño es un futbolista peculiar. Es amigo de Cristiano Ronaldo y ríe chistes con Sergio Ramos, pero Pepe no vive en la lujosa y hermética urbanización La Finca, tampoco en La Moraleja; habita en Las Rozas, odia los actos oficiales y las movidas discotequeras de otros colegas, y no da un paso por la ciudad sin la compañía de su familia. Este grandullón con aspecto fiero y fama de duro, adora las cosas sencillas y huye como los gatos del agua de la ostentación y el boato tan inherente en personajes mediáticos como son los futbolistas del Real Madrid.

Al respecto, cuando finaliza un partido en el Santiago Bernabéu y mientras otros futbolistas salen disparados a los restaurantes de moda de Madrid, a Pepe suelen verlo parar en la gasolinera que se ubica en la Cuesta de las Perdices (Nacional VI), para echar combustible y, de paso, comer un par de sándwiches de paquete con un refresco antes de llegar a casa.

Ahora entrena con la fogosidad de siempre y las antenas puestas. Pepe espera recibir la llamada de José Ángel Sánchez, el director general del club, para decirle que su amigo Florentino cuenta, un año más con él. Pero el balón rueda de manera pasional y su teléfono sigue en un silencio más que sospechoso.

Pepe, que con la camiseta de Portugal voló a las estrellas para atrapar el máximo título continental de selecciones, tiene la mosca detrás de la oreja. Cumple contrato en junio de 2017, y del Real Madrid, su club desde hace casi una década, no recibe noticias. Con el título de Champions todavía humeante en el bolsillo, Pepe (33 años) tiene sensaciones extrañas que le picotean la barriga. Piensa que el Real Madrid puede cerrar su página en junio próximo. Quizás se olvidó de él y no le gusta, le duele.

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